Fragmento de texto del libro "Bhagavad Guita El Mensaje del Maestro" escrito por "Yogui Ramacharaka". El libro es una compilación de diversas traducciones sobre este episodio de la grandiosa epopeya Hindú conocida con el nombre de Mahabarata.
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PARTE XV.
LA CONCIENCIA SUPREMA
KRISHNA. – Indestructible es el Ashwattha, el árbol sagrado, símbolo del universo, que tiene las raíces hacia arriba y las ramas hacia abajo. Sus hojas son los Vedas. Quien los conoce, conoce los Vedas.
Sus ramas se alimentan con la savia de las tres cualidades. Sus brinquillos son los órganos de los sentidos, algunos de los cuales crecen hacia arriba y otros hacia abajo.
Las raíces, que se extienden por el plano de los hombres, son los lazos de acción.
No es posible en este mundo conocer su forma, ni su origen, ni su fin, ni sus conexiones.
Cuando el hombre abata este corpulento árbol con la tajante hacha del discernimiento y la abstención, a pesar de su firmísima raigambre, podrá buscar aquel ulterior sendero del que no se vuelve, y encaminarse hacia el supremo Espíritu del que surgieron las almas de los seres y de las cosas.
Quienes se han librado del orgullo, la ignorancia y la ilusión – procedentes del apego a las acciones –, y piensan constantemente en el verdadero Ser, reprimiendo sus desordenados deseos; quienes, libres de la atracción de los pares de opuestos y de los efectos del placer y del dolor, no son presa del error ni de la ilusión, y ascienden a la eterna mansión en donde ni sol, ni luna, ni fuego alumbran, y sin embargo irradian con inimaginable esplendor, se hallan en mi morada suprema, de la cual ya no se vuelve.
Una porción de mi propio ser es el alma, en apariencia separada, que atrae a los cinco sentidos y a la muerte para alojarse en un cuerpo mortal y desecharlo más tarde.
Cuando el ego desecha un cuerpo y se infunde en otro nuevo, se lleva la mente y los sentidos.
Por medio de la vista, oído, gusto, olfato, tacto y mente, experimenta el ego los objetos de sensación.
Los ilusos e ignorantes no ven al ego en el cuerpo, ni fuera del cuerpo, ni cuando lo afecta la influencia de las cualidades; pero el sabio ve y comprende.
También ven al ego en su interior los que en meditación lograron desarrollar la intuición.
Pero los ignorantes ni aún con esfuerzo pueden ver al ego, porque sus mentes no están disciplinadas.
Reconoce, Arjuna, que el esplendor que irradia del sol y al mundo entero alumbra, emana de Mí.
Reconoce que de Mí brotan el fulgor del fuego y la suave luz de la luna.
Embebido en el terruño, mantengo a los tres seres con mi energía vital.
Soy la savia de la planta y el fuego de vida que activa en los cuerpos las funciones de la existencia.
Yo soy el aliento de cuanto respira y el proceso digestivo de la asimilación y desasimilación de las cuatro clases de alimentos.
Resido en el corazón y en la mente de los hombres. De Mí proceden el entendimiento y la memoria, y la privación de ambos.
Soy todo lo que en los Vedas ha de conocerse, pues soy el conocimiento de los Vedas y la sabiduría de la Vedanta.
Dos aspectos del Espíritu hay en este mundo: lo Uno y lo Múltiple; la Superalma y las Subalmas; el Indiviso y el Diviso.
Muchas palabras hay para expresar esta verdad, pero ninguna alcanza a expresarla exactamente.
Lo Múltiple se manifiesta en las formas y en los cuerpos naturales.
Lo Uno es independiente de la Naturaleza, y superior a todas las cosas y seres que la pueblan.
Sin embargo, los dos aspectos pertenecen a un solo y único Espíritu: el Alma de las almas, el Supremo, el Altísimo, el Sostén y Señor del universo.
Y porque prevalezco sobre lo Uno y lo Múltiple, Me proclaman el supremo y ABSOLUTO ESPÍRITU.
En verdad te digo, ¡oh Arjuna!, a ti y a cuantos vendrán después, que quien libre de ilusión Me reconoce por ABSOLUTO ESPÍRITU, y Me ama de todo corazón, con todo su entendimiento y alma, verdaderamente Me conoce.
Y al conocerme, lo conoce todo, y adora y ama al UNO en TODO.
Te he revelado, Arjuna, el secreto de los secretos, el misterio de los misterios, la sabiduría que, una vez comprendida plenamente, confiere la iluminación suprema.
Quien conoce esto ha hecho cuanto cabe hacer. Ha llevado a feliz término la divina Aventura. Ha logrado todo cuanto es posible conocer.
Así concluye la parte decimoquinta del Bhagavad Guita, titulada:
LA CONCIENCIA SUPREMA
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