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martes, 28 de febrero de 2017
BHAGAVAD GITA - Parte IX. Sublime Conocimiento (X)
BHAGAVAD GITA - Parte IX. Sublime Conocimiento (X)
Fragmento de texto del libro "Bhagavad Guita El Mensaje del Maestro" escrito por "Yogui Ramacharaka". El libro es una compilación de diversas traducciones sobre este episodio de la grandiosa epopeya Hindú conocida con el nombre de Mahabarata.
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PARTE IX.
SUBLIME CONOCIMIENTO
KRISHNA. – Porque eres fiel y sincero, Arjuna, voy a comunicarte el final y supremo conocimiento, la regia sabiduría, cuyo secreto, una vez conocido, te librará de todo mal.
Ésta es la soberana ciencia, el regio secreto, el imperial purificador, comprensible para los intuitivos como tú, no difícil de practicar, imperecedero e infalible.
Quienes carecen de este conocimiento no vienen a Mí, sino que repetidamente vuelven a este mundo de nacimientos y muerte.
El universo emanó de Mí y lo compenetro con mi inmanifestado aspecto.
Todas las cosas me pertenecen; pero yo no les pertenezco.
Sin embargo, nadie caiga en el error de creer que Yo soy todas las cosas.
Yo soy el sostén de todas las cosas, pero Yo no soy todas las cosas.
Sabe que así como la atmósfera está sostenida y contenida en el éter universal, así todas las cosas creadas están sostenidas por Mí, el Inmanifestado.
Éste es el secreto, ¡oh Arjuna! Medita profundamente sobre él.
Al fin de un kalpa, de un día de Brahma, de un período de creadora actividad, los seres y las cosas vuelven a Mí.
Y al comenzar un nuevo kalpa emano todos los seres y las cosas y reanudo mi creadora actividad.
Por medio de la Naturaleza, en la que infundo mi poder, emano reiteradamente todo cuanto constituye el universo.
Pero estas obras no me ligan, ¡oh príncipe!, porque, entronizado en las alturas, las acciones no me afectan.
Infiltro mi poder en la Naturaleza, la cual crea, destruye y produce lo animado y lo inanimado. Así opera la acción universal.
Ignorantes de que soy el Supremo Señor del Universo, Me desdeñan los faltos de iluminación cuando tomo humana forma.
Con sus vanas esperanzas y mezquinas acciones, faltos de sabiduría, viven estos insensatos en los planos inferiores de su ser y no trascienden su maligna y brutal naturaleza.
Pero los sabios que han educido su naturaleza superior saben que soy el origen eterno e infinito de todas las cosas y Me adoran sinceramente.
Conscientes de mi poder, Me adoran de continuo sin inclinarse a extrañas y ajenas divinidades.
Otros Me ven en diversas formas y aspectos, y Me adoran de diferentes maneras.
Pero unos y otros Me adoran como Uno y Múltiple a la vez. En toda oración Me hallo presente.
En verdad. Yo soy la oblación, el sacrificio, la libación ofrecida a las almas de los antepasados, las especies sacrificadas, las plegarias e invocaciones, el sagrado himno, la ofrenda, la manteca, el fuego y la víctima consumida por el fuego.
Soy el Padre, la Madre y el Conservador del universo; el Santísimo a quien todos anhelan conocer. Soy la mística palabra AUM y los tres Vedas: Rig, Sama y Yajur.
Soy Sendero, Consolador, Creador, Testimonio, Mansión de reposo, Refugio, Amigo universal, Principio y Fin, Creación y Destrucción, Arca y Semilla eterna.
Soy el fulgor del sol y el agua de lluvia. Soy impulso e inercia, muerte e inmortalidad. Ser y No-Ser, porque a todos los trasciendo.
Los versados en los tres Vedas, que Me ofrecen sacrificios y beben el sagrado zumo del Soma para purificarse según los antiguos ritos, en realidad impetran de Mí que les señale el camino del cielo.
Así ascienden al anhelado reino celeste y participan del divino banquete de los devas.
Pero, gozadas las delicias celestes y agotada la recompensa merecida por sus buenas obras, los obliga la Ley a renacer en este mundo de aflicción al cual llamamos Tierra.
Recorrieron el finito y transitorio sendero y recibieron la finita y transitoria recompensa.
Porque al cumplir los preceptos de los Vedas y observar los formulismos culturales, desearon recompensa y la obtuvieron, cada cual según su índole.
Los finitos y transitorios deseos producen finita y transitoria recompensa. Plena seguridad daré a quienes piensen constantemente en Mí y no reverencien a otro ser alguno.
Para ellos cumplo los sacrificios y ceremonias. Son míos.
Pero advierte, ¡oh Arjuna!, que aún quienes sinceramente adoran a otros dioses, me adoran a Mí, si bien lo ignoran.
Si están henchidos de amor y fe, acepto la adoración como si me la tributaran a Mí y los recompenso según sus merecimientos y deseos.
Pero, aunque indirectamente me adoran a Mí y reciben su merecida recompensa, han de salir del cielo a su debido tiempo y renacer en la tierra.
Cada cual tiende hacia lo que más adora, según el grado de su comprensión espiritual.
Quienes adoran a los dioses van a los dioses. Quienes adoran a los antepasados, a ellos van. Quienes adoran a los elementales van al reino de los elementales. Pero quienes Me adoran en espíritu y en verdad, en espíritu y en verdad vienen a Mí.
Has de saber, Arjuna, que no desprecio a los humildes que en su adoración me ofrecen agua, hojas, flores, y frutos.
Acepto estas ofrendas de mis hijos conforme a como Me las ofrecen.
Porque acepto los sacrificios según la intención que los dicta y no por el valor material de la ofrenda.
Así pues, todo cuanto hagas, toda ceremonia y rito que observes, lo que comas y ofrezcas, hazlo siempre en adoración a Mí, a fin de que puedas librarte de los lazos de la acción y sus consecuencias.
De esta suerte, armonizada tu mente, vendrás a Mí oportunamente.
Soy el mismo para todos los seres. A nadie prefiero ni aborrezco.
Quienes Me adoran devotamente encuentran el camino que conduce a mi corazón; estoy en ellos y ellos están en Mí.
Si el más inicuo pecador se vuelve a Mí y Me adora sinceramente, se dirigirá hacia Mí por caminos de justicia.
Y si persevera en su justo propósito, ¡oh Arjuna!, y practica la virtud, alcanzará la paz como el hombre más piadoso.
Ten por cierto, Arjuna, que mis fieles siervos no perecerán. Quienes se refugien en Mí, aunque concebidos en pecado, y aun los excomulgados de su iglesia por los sacerdotes, entrarán en el Sendero de Perfección si depositan en Mí su fe y su esperanza.
Y si esto es así, ¡oh príncipe!, será también cierta la salvación de las almas doctas y piadosas.
Considera este mundo como una morada transitoria y adórame.
Fija la mente en Mí y con seguridad llegarás a Mí, pues seré tu aspiración suprema.
Así concluye la parte novena del Bhagavad Guita, titulada:
SUBLIME CONOCIMIENTO
http://lacienciadelossabios.blogspot.com.es/
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