miércoles, 22 de febrero de 2017

El Libro de los Secretos (Osho) CAPITULO I (Segundo Escrito)



Capítulo 1 (Segundo Escrito)
El Mundo del Tantra 

Somos inconscientes, de modo que todas las enseñanzas religiosas se ocupan de cómo ir más allá de la inconsciencia, cómo ser consciente. 
Por ejemplo, Krishnamurti, el Zen, se ocupan de cómo crear más consciencia, porque somos inconscientes. Así que ¿cómo ser más conscientes, cómo estar más alerta? ¿Cómo ir de la inconsciencia hacia la consciencia? 
Pero el tantra dice que esto es una dualidad: inconsciente y consciente. Si pasas de la inconsciencia a la consciencia, vas de una parte de la dualidad a la otra. ¡Ve más allá de ambas! 
A menos que vayas más allá de ambas, nunca podrás alcanzar lo supremo. Así que no seas ni el inconsciente ni el consciente; simplemente ve más allá, simplemente sé. No seas ni consciente, ni inconsciente: ¡simplemente sé! Esto es ir más allá del yoga, más allá del Zen, más allá de todas las enseñanzas. 


Vigyana significa «consciencia», y bhairava es un término específico, un término del tantra para referirse a alguien que ha ido más allá. Por eso Shiva es conocido como Bhairava, y Devi es conocida como Bhairavi: los que han ido más allá de las dualidades. En nuestra experiencia sólo el amor puede ofrecer un vislumbre. Por eso el amor se convierte en el medio básico para impartir la sabiduría tántrica. 
En nuestra experiencia podemos decir que sólo el amor es algo que va más allá de la dualidad. Cuando dos personas están enamoradas, cuanto más profundizan en ello, menos y menos son dos, más y más se vuelven uno. 
Y llega un momento en que se llega a un punto máximo en que sólo son dos en apariencia. Internamente son uno; la dualidad es transcendida. Sólo en este sentido adquiere significado el dicho de Jesús «Dios es amor»; de otro modo, no. En nuestra experiencia, el amor es lo más próximo a Dios. 
No es que Dios esté amando, como siguen interpretando los cristianos; que Dios sienta un amor paternal por ti. ¡Tonterías! «Dios es amor» es una afirmación tántrica. 
Significa que el amor es la única realidad en nuestra experiencia que se acerca más a Dios, a lo divino. ¿Por qué? Porque en el amor se siente la unidad. Los cuerpos siguen siendo dos, pero algo más allá de los cuerpos se funde y se vuelve uno. Es por eso por lo que se anhela tanto el sexo. 
Lo que de verdad se anhela es la unidad, pero esa unidad no es sexual. En el sexo, dos cuerpos tienen sólo una engañosa sensación de volverse uno, pero no son uno; simplemente están unidos. Pero, por un solo momento, dos cuerpos se olvidan de sí mismos en el otro, y se siente una cierta unidad física. 
Este anhelo no es malo, pero quedarse en él es peligroso. 
Este anhelo muestra un ansia más profunda de sentir la unidad. En el amor, en un plano más elevado, el ser interno avanza, se funde con el otro, y se siente la unidad. 
La dualidad se disuelve. 
Sólo en este amor no dual podemos vislumbrar cómo es el estado de un bhairava. El estado de un bhairava es amor absoluto sin retorno; de la cima del amor no se vuelve a caer. 
Es continuar en la cima. Hemos hecho la morada de Shiva en Kailash. Eso es simplemente simbólico: es la cima más alta, la cima más sagrada. La hemos hecho la morada de Shiva. Podemos ir allí, pero tendremos que bajar; no puede ser nuestra morada. Podemos ir en peregrinación. 
Es un tirthyatra: una peregrinación, un viaje. 
Podemos tocar por un solo momento la cima más alta; luego tendremos que regresar. En el amor sucede esta peregrinación sagrada, pero no para todos, porque casi nadie va más allá del sexo. De modo que seguimos viviendo en el valle, el valle oscuro. A veces, alguien va a la cima del amor, pero luego se echa para atrás, porque produce un enorme vértigo. 
Está tan alto y tú estás tan bajo, y es tan difícil vivir allí. 
Los que han amado saben lo difícil que es estar constantemente enamorado. Uno tiene que volver una y otra vez. Es la morada de Shiva. Él vive allí, es su hogar. Un bhairava vive en el amor; ésa es su morada. Ya ni siquiera es consciente del amor: porque si vives en Kailash no te darás cuenta de que esto es Kailash, de que es una cima. La cima se vuelve una llanura. 
Shiva no es consciente del amor. 
Nosotros somos conscientes del amor porque vivimos en el no-amor. Y a causa de este contraste sentimos el amor. 
Shiva es amor. El estado de bhairava significa que uno se ha convertido en amor. No es que esté amando: uno se ha convertido en amor, uno vive en la cima. 
La cima se ha vuelto su morada. ¿Cómo hacer posible esta cima más alta? Más allá de la dualidad, más allá de la inconsciencia, más allá de la consciencia, más allá del cuerpo y más allá del alma, más allá del mundo y más allá de la llamada moksha, liberación..., ¿cómo alcanzar esta cima? 
La técnica es el tantra. Pero el tantra es pura técnica, de modo que va a ser difícil comprender. 
Primero, comprendamos las preguntas, lo que está preguntando Devi. 
Oh Shiva, ¿cuál es tu realidad? ¿Por qué esta pregunta?
Tú también puedes hacer esta pregunta, pero no conllevará el mismo significado. Así que trata de comprender por qué Devi pregunta: ¿Cuál es tu realidad? Devi está profundamente enamorada. Cuando estás profundamente enamorado, te encuentras por vez primera con la realidad interna. 
Entonces Shiva no es la forma, entonces Shiva no es el cuerpo. Cuando estás enamorado, el cuerpo de la persona que amas se desvanece, desaparece. La forma ya no está, y se revela lo sin forma. Estás ante un abismo. 
Es por eso por lo que tenemos tanto miedo al amor. 
Podemos hacer frente a un rostro, podemos hacer frente a una forma, pero nos asusta hacer frente a un abismo. 
Si amas a alguien, si amas de verdad, su cuerpo está abocado a desaparecer. En algunos momentos de clímax, de punto álgido, la forma desaparecerá, y a través de la persona que amas entrarás en lo sin forma. 
Por eso tenemos miedo: es caer en un abismo sin fondo. 
De manera que esta pregunta no es simplemente curiosidad: Oh, Shiva, ¿cuál es tu realidad? Devi debe de haberse enamorado de la forma. Las cosas empiezan así. 
Debe de haberse enamorado de este hombre como hombre, y ahora, cuando el amor ha madurado, cuando el amor ha florecido, este hombre ha desaparecido. 
Se ha vuelto sin forma. Ahora no se le encuentra por ninguna parte. Oh, Shiva, ¿cuál es tu realidad? Es una pregunta hecha en un momento de amor muy intenso. 
Y cuando surgen las preguntas, se vuelven distintas según el estado en que se hacen. Así que crea la situación, el entorno de la pregunta en tu mente. Devi debe de sentirse confusa: Shiva ha desaparecido. Cuando el amor alcanza su cima, el amante desaparece. ¿Por qué sucede esto? Esto sucede porque, en realidad, toda persona es sin forma. No eres un cuerpo. 
Te mueves como un cuerpo, vives como un cuerpo, pero no eres un cuerpo. Cuando vemos a alguien desde el exterior, es un cuerpo. El amor penetra en el interior, y entonces ya no vemos a la persona desde el exterior. 
El amor puede ver a una persona tal como la persona se ve a sí misma desde el interior. Entonces la forma desaparece. 
Un monje Zen, Rinzai, alcanzó la iluminación, y lo primero que preguntó fue: «¿Dónde está mi cuerpo? ¿Adónde se ha ido mi cuerpo?» Comenzó a buscar. Llamó a sus discípulos y dijo: 
«Id y averiguad dónde está mi cuerpo. He perdido mi cuerpo.» Había entrado en lo sin forma. 
Tú también eres una existencia sin forma, pero no te conoces a ti mismo directamente, sino a través de los ojos de los demás. 
Te conoces a través del espejo. Alguna vez, mientras te estés mirando al espejo, cierra los ojos y piensa, medita: 
si no hubiese espejo, ¿cómo podrías haber conocido tu rostro? Si no hubiese espejo, no habría habido rostro. No tienes rostro; los espejos te dan rostros. Piensa en un mundo en el que no hay espejos. Estás solo: no hay ningún espejo; ni siquiera los ojos de los demás funcionan como espejos. 
Estás solo en una isla solitaria; nada te puede reflejar. 
¿Tendrás entonces un rostro? ¿Tendrás un cuerpo? No puedes tenerlo. No tienes ninguno. Nos conocemos a nosotros mismos sólo a través de los demás, y los demás sólo pueden conocer la forma externa. Es por eso por lo que nos identificamos con ella. Otro místico Zen, Hyakujo, solía decir a sus discípulos: «Cuando hayas perdido tu cabeza meditando, ven a mí inmediatamente. 
Cuando pierdas la cabeza, ven a mí inmediatamente. 
Cuando empieces a sentir que no hay cabeza, no tengas miedo; ven a mí inmediatamente. 
Ése es el momento adecuado. 
Entonces se te puede enseñar algo.» Con cabeza, ninguna enseñanza es posible. 
La cabeza siempre se interpone. 
Devi pregunta a Shiva: Oh, Shiva, ¿cuál es tu realidad? ¿Quién eres? La forma ha desaparecido; de ahí la pregunta. 
En el amor entras en el otro como sí mismo. 
No se trata de ti respondiendo. 
Te haces uno, y por vez primera conoces un abismo: una presencia sin forma. Es por eso por lo que durante siglos y siglos no hicimos estatuas ni pinturas de Shiva. 
Sólo hacíamos el shivalinga: el símbolo. 
El shivalinga es simplemente una forma sin forma. 
Cuando amas a alguien, cuando entras en alguien, se vuelve una presencia luminosa. El shivalinga es simplemente una presencia luminosa, un aura de luz. 
Por eso pregunta Devi: ¿Cuál es tu realidad? ¿Qué es este portentoso universo? Conocemos el universo, pero no sabemos que es portentoso. 
Los niños lo saben, los que aman lo saben. 
A veces, los poetas y los locos lo saben. 
Nosotros no sabemos que el mundo es portentoso. 
Todo es simplemente repetitivo: sin prodigios, sin poesía, tan sólo prosa insípida. No crea una canción en ti; no crea una danza; no trae a la vida la poesía interna. 
El universo entero parece mecánico. 
Los niños lo miran con ojos maravillados. 
Cuando los ojos están maravillados, el universo es portentoso. Cuando estás enamorado, te vuelves de nuevo como los niños. Jesús dice: «Sólo los que son como niños entrarán en el reino de Dios.» ¿Por qué? Porque si el universo no es un portento, no puedes ser religioso. El universo puede ser explicado: entonces tu enfoque es científico. El universo es conocido o desconocido, pero lo que es desconocido puede ser conocido cualquier día; no es incognoscible. 
El universo se vuelve incognoscible, un misterio, sólo cuando tus ojos están maravillados. Devi dice: ¿Qué es este portentoso universo? De pronto, hay un salto de una pregunta personal a una pregunta muy impersonal. Ella estaba preguntando: ¿Cuál es tu realidad?, y luego, de repente: ¿Qué es este portentoso universo? Cuando la forma desaparece, la persona que amas se vuelve el universo, lo sin forma, el infinito. 
De pronto, Devi se da cuenta de que no está haciendo una pregunta sobre Shiva; está haciendo una pregunta sobre el universo entero. Ahora Shiva se ha vuelto el universo entero. Ahora todas las estrellas se mueven en él, y todo el firmamento y todo el espacio está rodeado por él. 
Ahora él es el gran factor de inclusión: «el gran abarcador». Karl Jaspers ha definido a Dios como «el gran abarcador». 
Cuando entras en el amor, en el mundo profundo e íntimo del amor, la persona desaparece, la forma desaparece, y la persona amada se vuelve simplemente una puerta al universo. 
Puede que tu curiosidad sea científica: entonces tienes que abordarlo mediante la lógica. Entonces no debes pensar en lo sin forma. Entonces guárdate de lo sin forma; entonces conténtate con la forma. 
La ciencia se ocupa siempre de la forma. 
Si se propone cualquier cosa sin forma a una mente científica, lo reducirá a forma: a menos que tome una forma, no tiene sentido. Primero dale una forma, una forma definida; sólo entonces comienza la investigación. 
En el amor, si hay forma, no tiene fin. ¡Disuelve la forma! Cuando las cosas se vuelven sin forma, vertiginosas, sin límites, cada cosa entrando en las demás, volviéndose el universo entero una unidad, sólo entonces es un universo portentoso. 
¿Qué constituye la semilla? Entonces Devi continúa. 
Del universo pasa a preguntar: ¿Qué constituye la semilla? 
Este universo sin forma, portentoso, ¿de dónde viene? ¿De dónde se origina? ¿O no se origina? ¿Cuál es la semilla? ¿Quién centra la rueda universal? pregunta Devi. 
Esta rueda sigue girando y girando: este gran cambio, este flujo constante. Pero ¿quién centra esta rueda? ¿Dónde está el eje, el centro, el centro inmóvil? 
No se detiene a esperar ninguna respuesta. 
Sigue preguntando como si no estuviese preguntando a nadie, como si estuviera hablando consigo misma; ¿Qué es esta vida más allá de la forma que impregna las formas? 
¿Cómo podemos entrar en ella plenamente, por encima del espacio y el tiempo, los nombres y las descripciones? ¡Disipa mis dudas! El énfasis no está en las preguntas, sino en las dudas: ¡Disipa mis dudas! Esto es muy significativo. 
Si haces una pregunta intelectual, estás pidiendo una respuesta definitiva para que se resuelva tu problema. 
Pero Devi dice: ¡Disipa mis dudas! En realidad no está pidiendo respuestas. Está pidiendo una transformación de su mente, porque una mente dubitativa seguirá siendo una mente dubitativa, independientemente de las respuestas que se den. Adviértelo: una mente dubitativa seguirá siendo una mente dubitativa. Las respuestas son irrelevantes. Si te doy una respuesta y tú tienes una mente dubitativa, dudarás de ella. 
Si te doy otra respuesta, también dudarás de ella. 
Tienes una mente dubitativa. Una mente dubitativa significa que le pondrás un signo de interrogación a todo. 
De modo que las respuestas son inútiles. 
Me preguntas: «¿Quién creó el mundo?», y yo te digo que «A» creó el mundo. Entonces estás abocado a pregunta!: 
«¿Quién creó a "A"?» Así es que el verdadero problema no es cómo contestar las preguntas. El verdadero problema es cómo cambiar la mente dubitativa, cómo crear una mente que no sea dubitativa, que sea confiada. 
De modo que Devi dice: ¡Disipa mis dudas! Dos o tres cosas más... Cuando haces una pregunta, puedes estar haciéndola por muchas razones. Una puede ser simplemente ésta: quieres una confirmación. Ya sabes la respuesta, tienes la respuesta, sólo quieres que se confirme que tu respuesta es correcta. 
Entonces tu pregunta es falsa, fingida; no es una pregunta. Puede que estés haciendo una pregunta no porque estés dispuesto a cambiarte a ti mismo, sino sólo por curiosidad. 
La mente sigue haciendo preguntas. En la mente, las preguntas llegan como llegan las hojas en un árbol. Ésa es la naturaleza misma de la mente: cuestionar; de modo que sigue haciendo preguntas. No importa lo que estés cuestionando; con cualquier cosa que le des a la mente creará una pregunta. 
Es una máquina para triturar, para crear preguntas. 
Así que dale cualquier cosa y lo descuartizará y creará muchas preguntas. Si se responde a una pregunta, la mente creará muchas preguntas con la respuesta. Ésta ha sido la historia entera de la filosofía. 
Bertrand Russell recuerda que cuando era niño pensó que un día, cuando fuera lo suficientemente maduro para comprender toda la filosofía, todas las preguntas quedarían respondidas. Después, cuando tenía ochenta años, dijo: «Ahora puedo decir que mis propias preguntas siguen en pie, como seguían en pie cuando era niño. Ahora otras preguntas han surgido a causa de estas teorías de la filosofía.» Así que dijo: «Cuando era joven, solía decir que la filosofía es una búsqueda de las respuestas últimas. Ahora no puedo decir eso. 
Es una búsqueda de preguntas interminables.» 
De modo que una pregunta crea una respuesta y muchas preguntas. La mente dubitativa es el problema. 
Devi dice: «No te preocupes de mis preguntas. He preguntado tantas cosas: ¿Cuál es tu realidad? ¿Qué es este portentoso universo? ¿Qué constituye la semilla? ¿Quién centra la rueda universal? ¿Qué es esta vida más allá de la forma? ¿Cómo podemos entrar en ella plenamente, por encima del tiempo y el espacio? No te preocupes de mis preguntas. Disipa mis dudas. Te hago estas preguntas porque las tengo en la mente. 
Te las hago sólo para mostrarte mi mente, pero no les prestes mucha atención. La verdad es que las respuestas no satisfarán mi necesidad. Mi necesidad es... ¡Disipa mis dudas!» 
Pero ¿cómo se pueden disipar las dudas? ¿Servirá alguna respuesta? ¿Hay alguna respuesta que disipará tus dudas? 
La mente es la duda. No es que la mente dude; ¡la mente es la duda! A no ser que la mente se disuelva,  las dudas no se pueden disipar. Shiva responderá. Sus respuestas son técnicas: las técnicas más viejas, las técnicas más antiguas. 
Pero también se las puede llamar las «últimas», porque no se les puede añadir nada. 
Están completas: ciento doce técnicas. 
Han incluido todas las posibilidades, todas las maneras de limpiar la mente, de trascender la mente. 
No se puede añadir ni un sólo método a los ciento doce métodos de Shiva. Y este libro, Vigyan Bhairav Tantra, tiene cinco mil años de antigüedad. No se puede añadir nada; no hay ninguna posibilidad de añadir nada. Es exhaustivo, completo. 
Es el más antiguo y, sin embargo, el último, el más nuevo. Viejos como las viejas montañas -los métodos parecen eternos- y nuevos como una gota de rocío al sol, porque son esencialmente frescos. 
Estos ciento doce métodos de meditación constituyen toda la ciencia de transformar la mente. 
Entraremos en ellos uno a uno. 
Primero trataremos de comprender intelectualmente. 
Pero usa tu intelecto sólo como un instrumento, no como un maestro. Úsalo como un instrumento para comprender algo, pero no vayas creando barreras con él. 
Cuando estemos hablando de estas técnicas, deja de lado tus conocimientos pasados, tu saber, toda la información que has acumulado. Déjalos de lado: son solamente polvo acumulado en el camino. Entra en contacto con estos métodos con la mente fresca: alerta, por supuesto, pero sin argumentación. 
Y no creas la falacia de que una mente argumentativa es una mente alerta. 
No lo es, porque en cuanto entras en argumentos, has perdido la conciencia, has perdido la alerta. Ya no estás aquí. 
Estos métodos no pertenecen a ninguna religión. 
Recuerda, no son hindúes, de igual manera que la teoría de la relatividad no es judía porque Einstein la concibiera. 
Y la radio y la televisión no son cristianas. 
Nadie dice: « ¿Por qué usas la electricidad? Es cristiana, porque la concibió una mente cristiana.» 
La ciencia no pertenece a las razas o las religiones: y el tantra es una ciencia. Así que recuerda: esto no es hindú en absoluto. Estas técnicas fueron concebidas por hindúes, pero estas técnicas no son hindúes. Es por eso por lo que no mencionarán ningún ritual religioso. No se necesita ningún templo. 
Tú mismo eres ya un templo más que suficiente. 
Tú eres el laboratorio; todo el experimento va a suceder dentro de ti. No es necesaria ninguna creencia. Esto no es religión, esto es ciencia. No es necesaria ninguna creencia. No se requiere creer en el Corán o los Vedas o en Buda o en Mahavira. 
No, no es necesaria ninguna creencia. 
La audacia para experimentar es suficiente, la valentía para experimentar es suficiente; ésa es su belleza. Un mahometano puede practicar y alcanzará el significado profundo del Corán. Un hindú puede practicar y sabrá por vez primera qué son los Vedas. Y un jaina puede practicar y un budista puede practicar; no necesitan abandonar su religión. 
El tantra los dejará satisfechos, estén donde estén. 
El tantra será provechoso, sea cual sea el camino que han elegido. Así que recuerda esto: el tantra es pura ciencia. 
Puedes ser hindú o mahometano o parsi o lo que sea: el tantra no afecta tu religión en absoluto. 
El tantra dice que la religión es un asunto social, de modo que pertenece a cualquier religión; es irrelevante. Pero te puedes transformar a ti mismo, y esa transformación necesita una metodología científica. Cuando estás enfermo, cuando has enfermado o has cogido la tuberculosis o cualquier otra cosa, el hecho de ser hindú o mahometano da lo mismo. 
La tuberculosis es indiferente a tu hinduismo, a tu mahometanismo, a tus creencias: políticas, sociales o religiosas. La tuberculosis tiene que ser tratada científicamente. 
No hay una tuberculosis hindú, no hay una tuberculosis mahometana. Eres ignorante, estás en conflicto, estás dormido. Esto es una enfermedad, una enfermedad espiritual. 
Hay que tratar esta enfermedad con el tantra. 
Tú eres irrelevante, tus creencias son irrelevantes. 
Es meramente una casualidad que hayas nacido en una parte y otra persona haya nacido en alguna otra parte. 
Es sólo una casualidad. Tu religión es una casualidad, así que no te aferres a ella. 
Utiliza métodos científicos para transformarte a ti mismo. 
El tantra no es muy conocido. E incluso si es conocido, es muy malentendido. Hay razones para ello. Cuanto más elevada y pura es una ciencia, menor es la posibilidad de que las masas la conozcan. Sólo hemos oído el nombre de la teoría de la relatividad. 
Solía decirse que sólo doce personas la comprendían cuando Einstein estaba vivo. En todo el mundo, sólo una docena de mentes podían entenderla. 
Era difícil incluso para Albert Einstein explicársela a alguien, hacerla comprensible, porque se mueve a gran altura, queda por encima de tu cabeza. Pero se puede comprender. 
Son necesarios conocimientos técnicos, matemáticos; es necesaria una formación, y entonces se puede comprender. 
Pero el tantra es más difícil porque ninguna formación ayudará. Sólo la transformación puede ayudar. 
Por eso es que el tantra nunca pudo ser comprendido por las masas. Y siempre sucede que cuando no puedes entender algo, al menos lo malentiendes, porque entonces puedes pensar: «Muy bien, ya entiendo.» No puedes simplemente permanecer en el vacío. 
En segundo lugar, cuando no puedes comprender algo, empiezas a denigrarlo, porque te insulta. ¡Tú no puedes entenderlo! ¿Tú? ¿Tú no puedes entenderlo? Eso es imposible. Debe de haber un error en la cosa misma. 
Uno comienza a denigrar, uno empieza a decir tonterías, y entonces siente: «Ahora está bien.» De modo que el tantra no fue comprendido; el tantra fue malentendido. 
Esto es natural, porque era tan profundo y tan elevado. 
En segundo lugar, como el tantra se mueve más allá de la dualidad, la perspectiva misma es amoral. 
Por favor, entiende estas palabras: «moral», «inmoral», «amoral». Entendemos la moralidad, entendemos la inmoralidad, pero se vuelve difícil si algo es amoral: más allá de ambas.
El tantra es amoral. Considéralo de esta manera... 
Una medicina es amoral; no es ni moral ni inmoral. 
Si se las das a un ladrón, lo ayudará; si se la das a una santo, lo ayudará. No hará ninguna distinción entre un santo y un ladrón. La medicina no puede decir: «Éste es un ladrón, así que lo voy a matar, y éste es un santo así que lo voy a ayudar.» Una medicina es una cosa científica. Que seas un ladrón o un santo es irrelevante.
El tantra es amoral. El tantra dice que no es necesaria ninguna moralidad: no es necesaria ninguna moralidad específica. 
Antes al contrario, eres inmoral porque tienes una mente muy perturbada. De modo que el tantra no puede poner como condición previa que primero seas moral para luego poder practicar el tantra. El tantra dice que esto es absurdo. 
Alguien está enfermo, con fiebre, y llega el médico y dice: «Primero baja tu fiebre; primero ten buena salud. 
Sólo entonces te puedo dar la medicina.» 
Esto es lo que está sucediendo. Un ladrón va a ver a un santo y le dice: «Soy un ladrón. Dime cómo meditar.» El santo dice: «Primero deja tu profesión. ¿Cómo vas a poder meditar si sigues siendo un ladrón?» Llega un alcohólico y dice: «Soy alcohólico. ¿Cómo puedo meditar?» El santo dice: «La primera condición es: deja el alcohol; sólo entonces podrás meditar.» Las condiciones se vuelven suicidas. 
El hombre es un alcohólico o un ladrón o inmoral porque tiene una mente perturbada, una mente enferma. 
Éstos son los efectos, las consecuencias de una mente enferma, y le dicen: «Primero ponte bien y luego podrás meditar.» Pero, entonces, ¿quién necesita la meditación? La meditación es medicinal. Es una medicina. El tantra es amoral. 
No te pregunta quién eres. Que seas una persona es suficiente. Estés donde estés, seas lo que seas, eres aceptado. 
Elige una técnica que te vaya bien, pon toda tu energía en ella, y no volverás a ser el mismo. Las técnicas reales, auténticas, siempre serán así. Si pongo condiciones previas, eso muestra que tengo una pseudo-técnica: te digo: «Primero haz esto y no hagas eso, y entonces...» Y son condiciones imposibles, porque un ladrón puede cambiar su objeto, pero no puede volverse un no-ladrón. Un hombre avaricioso puede cambiar el objeto de su avaricia, pero no puede volverse no-avaricioso. 
Puedes forzarle la no-avaricia, o él se la puede forzar a sí mismo, pero esto es sólo a causa de una cierta avaricia. 
Si se le promete el cielo, puede que incluso trate de ser no-avaricioso. Pero ésta es la avaricia por excelencia. 
El cielo, moksha, la liberación, sat-chit-anand, la existencia, la consciencia, la dicha: éstos serán los objetos de su avaricia. 
El tantra dice que no puedes cambiar al hombre a menos que le des técnicas auténticas con las que cambiar. 
Con sólo predicar no se cambia nada. 
Y lo puedes ver en el mundo entero. 
Lo que dice el tantra está escrito en el mundo entero. 
Tanto predicar, tanto moralizar, tantos sacerdotes, predicadores: el mundo entero está lleno de ellos y, sin embargo, todo es feo  e inmoral. ¿Por qué está sucediendo esto? Pasará lo mismo si entregas los hospitales a los predicadores. Irán allí y empezarán a predicar. 
Y harán que todo enfermo sienta: « ¡Tú tienes la culpa! Tú has creado esta enfermedad; ahora cámbiala.» 
Si se entregan los hospitales a los predicadores, ¿en qué condición estarán los hospitales? En la misma en la que está el mundo entero. 
Los predicadores siguen predicando. 
Siguen diciéndole a la gente: «No te sientas furioso», sin darle ninguna técnica. Y hemos oído esta enseñanza durante tanto tiempo que ni siquiera planteamos nunca la pregunta: « ¿Qué estás diciendo? ¿Cómo es eso posible? Cuando me siento furioso, eso significa que "'yo" soy furia, y tú simplemente me dices: "No estés furioso." De modo que lo único que puedo hacer es suprimirme a mí mismo.» Pero eso creará más ira. 
Eso creará más culpabilidad: porque si trato de cambiar y no puedo cambiarme, eso crea inferioridad. 
Me produce una sensación de culpa, de que soy incapaz, no puedo superar mi ira. iNadie puede hacerlo! Necesitas ciertas armas, necesitas ciertas técnicas, porque tu ira es tan sólo una indicación de una mente perturbada. 
Cambia la mente perturbada y cambiará la indicación. 
La ira está mostrando simplemente lo que hay dentro. 
Cambia lo que hay dentro y cambiará lo externo. 
De modo que al tantra no le interesa lo que denomináis moralidad. 
En realidad, enfatizar la moralidad es vil, degradante; es inhumano. Si alguien viene a mí y le digo: «Primero deja la ira, deja el sexo, deja esto y aquello», entonces soy inhumano. 
Lo que estoy diciendo es imposible. Y esa imposibilidad hará que el hombre se sienta intrínsecamente malo. 
Empezará a sentirse inferior; será degradado por dentro ante sí mismo. Si intenta lo imposible, va a ser un fracaso. 
Y cuando sea un fracaso quedará convencido de que es un pecador. Los predicadores han convencido a todo el mundo de que «sois pecadores». Esto es bueno para ellos, porque a no ser que estéis convencidos, su profesión carece de sentido. 
Debéis ser pecadores; sólo entonces pueden seguir prosperando las iglesias, los templos y las mezquitas. 
Tu condición de pecador es su éxito. 
Tu culpabilidad es el fundamento de las iglesias más altas. Cuanto más culpable te sientas, más iglesias seguirán surgiendo, más y más altas. 
Están construidas sobre tu culpabilidad, sobre tu pecado, sobre tu complejo de inferioridad. 
De modo que han creado una humanidad inferior. 
Al tantra no le interesa lo que denomináis moralidad, vuestras formalidades sociales, etc. Eso no significa que el tantra diga que seas inmoral, ino! El tantra es tan indiferente a vuestra moralidad que no puede decir que seas inmoral. El tantra te da técnicas científicas para cambiar la mente, y una vez que la mente sea diferente, tu carácter será diferente. 
Una vez que el fundamento de tu estructura cambie, todo tu edificio será  diferente. A causa de esta actitud amoral, el tantra no podía ser tolerado por los que denomináis santos; todos se pusieron en contra de él: porque si el tantra triunfa, entonces todas estas tonterías que suceden en nombre de la religión tendrán que terminar. 
Observa: el cristianismo luchó muchísimo en contra del progreso científico. ¿Y por qué? Sólo porque si hay progreso científico en el mundo material, entonces no está muy lejano el momento en que la ciencia penetre también en el mundo psicológico y en el mundo espiritual. 
De modo que el cristianismo empezó a combatir el progreso científico, porque una vez que sabes que puedes cambiar la materia por medio de la técnica, no está muy lejano el momento en que llegarás a saber que puedes cambiar la mente por medio de técnicas: porque la mente no es más que materia sutil. 
Ésta es la proposición del tantra, que la mente no es otra cosa que materia sutil; se puede cambiar. Y una vez que tienes una mente diferente, puedes tener un mundo diferente, porque miras a través de la mente. El mundo que estás viendo lo estás viendo porque tienes una determinada mente. 
Cambia la mente, y cuando miras hay un mundo diferente. 
Y si no hay mente..., eso es lo supremo para el tantra: producir un estado en el que no hay mente. Entonces miras al mundo sin intermediario. Cuando no hay intermediario, te encuentras con lo real, porque ahora no hay nadie entre tú y lo real. 
Entonces nada puede estar distorsionado. De modo que el tantra dice que cuando no hay mente, ése es el estado de un bhairava: un estado sin mente. 
Por primera vez miras al mundo, a lo que es. 
Si tienes una mente, vas creando un mundo; vas imponiendo, proyectando. Así que primero cambia la mente, luego cambia de mente a nomente. 
Y estos ciento doce métodos pueden ayudar a todos y cada uno. Cualquier método específico puede no ser útil para ti. 
Por esto Shiva va describiendo muchos métodos. 
Elige cualquiera que sea el método que vaya bien contigo. 
No es difícil saber cuál es apropiado para ti. Trataremos de comprender cada uno de los métodos y cómo elegir para ti mismo un método que pueda cambiarte a ti y a tu mente. 
Esta comprensión, este entendimiento intelectual será una necesidad básica, pero no es el fin. Cualquier cosa de la que hable aquí, pruébala. En realidad, cuando pruebas el método apropiado, notas la afinidad inmediatamente. 
Así que iré hablando de métodos aquí todos los días.
Pruébalos. 
Juega con ellos: vete a casa y prueba. El método apropiado, cuando das con él, simplemente encaja. Algo explota en ti, y sabes que «éste es el método apropiado para mí». 
Pero se necesita esfuerzo, y puede que un día te quedes sorprendido de que un método te haya enganchado. 
Así es que, mientras esté hablando aquí, paralelamente ve jugando con estos métodos. Digo “jugando” porque no deberías ser demasiado serio. ¡Simplemente, juega! Puede que algo sea apropiado para ti. 
Si es apropiado para ti, entonces sé serio, y profundiza en ello: intensamente, honestamente, con toda tu energía, con toda tu mente. Pero antes de eso, simplemente, juega. 
He comprobado que mientras estás jugando, tu mente está más abierta. Cuando estás serio, tu mente no está tan abierta; está cerrada. Así que simplemente juega. No te pongas demasiado serio, simplemente juega. Y estos métodos son sencillos, puedes jugar con ellos. Toma un método y juega con él durante tres días por lo menos. 
Si te produce una cierta sensación de afinidad, si te produce una cierta sensación de bienestar, si te produce cierta sensación de que es apropiado para ti, entonces tómatelo en serio. Entonces olvídate de los demás, no juegues con otros métodos. Persevera en él; al menos durante tres meses. 
Los milagros son posibles. 
Lo único importante es que la técnica debe ser apropiada para ti. Si la técnica no es apropiada para ti, entonces no sucede nada. Entonces puedes seguir con ella durante vidas enteras, pero no sucederá nada. Si el método es apropiado para ti, entonces incluso tres minutos son suficientes. 
Así es que estos ciento doce métodos pueden ser una experiencia milagrosa para ti, o pueden ser simplemente algo que escuchas: depende de ti. Yo iré describiendo cada método desde tantos ángulos como sea posible. Si sientes afinidad con él, juega con él durante tres días. Si notas que va contigo, que algo encaja en ti, continúa con él durante tres meses. 
La vida es un milagro. 
Si no has conocido su misterio, eso sólo indica que no conoces la técnica para abordarla. Shiva propone ciento doce métodos. Son todos los métodos posibles. Si nada encaja y nada te produce la sensación de que son para ti, entonces no queda ningún método para ti: recuérdalo. Entonces olvídate de la espiritualidad y sé feliz. Entonces esto no es para ti. 
Pero estos ciento doce métodos son para toda la humanidad: para todas las eras que han pasado y para todas las eras que aún están por venir. En ningún momento ha habido un solo hombre, y nunca lo habrá, que pueda decir: «Estos ciento doce métodos son todos ellos inútiles para mí.» ¡Imposible! ¡Eso es imposible! Todos los tipos de mentes han sido tomados en consideración. A cada tipo posible de mente se le ha dado una técnica en el tantra. 
Hay muchas técnicas para las que no existe ningún hombre todavía; son para el futuro. Hay muchas técnicas para las que no existe ningún hombre ahora; son para el pasado. Pero no tengas miedo. Hay muchos métodos que son para ti. Así que empezaremos este viaje desde mañana. 
Osho.

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