jueves, 23 de febrero de 2017

El Libro de los Secretos (Osho) CAPITULO XII


Capítulo 12 
Más Allá de la Mente, Hasta la Fuente 
Preguntas Por favor, explica las funciones del centro del ombligo, el centro del tercer ojo y la médula espinal. 
El ascetismo de Buda parece lo opuesto de la vida mundana y no el camino medio. Por favor, explícalo.
¿Cuáles son algunos medios prácticos para desarrollar el centro del corazón? ¿Debería uno amar en el camino medio, o ser intenso tanto en el polo del amor como en el del odio? 

Hay muchas preguntas. 
Primera: Ayer por la noche dijiste que en el albor de la iluminación, el espacio entre los dos ojos, el tercer ojo, llega a incluirlo todo. 
El otro día dijiste que todos los iluminados están centrados en el ombligo, y otro día explicaste el cordón de plata del centro de la columna vertebral. 
Así pues, conocemos tres cosas básicas como raíces del hombre. Por favor, explica la significación relativa y las funciones relativas de estas tres cosas: el centro del ombligo, el tercer ojo y el cordón de plata. 

Lo básico que hay que comprender sobre estos centros es esto: siempre que estás centrado dentro, en cuanto estás centrado, al margen de cuál sea el centro, caes al ombligo. 
Si estás centrado en el corazón, el corazón es irrelevante: estar centrado es fundamental. 
O si estás centrado en el tercer ojo, el tercer ojo no es básico; el punto básico es que tu consciencia está centrada. 
De modo que sea cual sea el punto en que te centres, una vez que estés centrado -en cualquier parte-, bajarás al ombligo. 
El centro existencial básico es el ombligo, pero tu centro funcional puede estar en cualquier parte. 
Desde ese centro bajarás automáticamente. 
No hay necesidad de pensar en ello. ¡Y éste no es sólo el caso del centro del corazón o el centro del tercer ojo. 
Si estás realmente centrado en la razón, en la cabeza, también caerás al centro del ombligo. 
La cuestión es centrarse, pero es muy difícil estar centrado en la razón, en la cabeza. Se presentan problemas. 
El centro del corazón está basado en el amor, la fe, la entrega. La cabeza está basada en la duda y la negación. 
En realidad, ser totalmente negativo es imposible; estar totalmente en duda es imposible. 
Pero a veces ha sucedido, porque lo imposible también sucede. A veces, si tu duda alcanza una intensidad tal que no queda nada que creer, ni siquiera se cree a la mente que duda, si la duda se vuelve contra sí misma y todo se vuelve duda; entonces caerás al centro del ombligo inmediatamente. 
Pero, ése es un fenómeno muy excepcional. 
La confianza es más fácil. 
Puedes confiar totalmente con más facilidad de lo que puedes dudar totalmente. Puedes decir sí totalmente con más facilidad de lo que puedes decir no. 
De manera que, incluso si estás centrado en la cabeza, lo que es básico es estar centrado: caerás a tus raíces existenciales. 
Así que estate centrado en cualquier parte. 
La columna servirá, el corazón servirá, la cabeza servirá. 
O puedes encontrar también otros centros en el cuerpo. 
Los budistas hablan de nueve chakras: nueve centros dinámicos en el cuerpo. Los hindúes hablan de siete chakras: siete centros dinámicos en el cuerpo. Los tibetanos hablan de trece centros en el cuerpo. 
Tú también puedes encontrar el tuyo propio; no hay necesidad de estudiar ésos. Cualquier punto del cuerpo puede convertirse en un punto para centrarse. 
Por ejemplo, el tantra usa el centro del sexo para centrarse. 
El tantra funciona llevando tu consciencia a él totalmente. 
El centro sexual servirá. 
Los taoístas han usado el dedo gordo del pie como centro. 
Baja tu consciencia al dedo gordo del pie; permanece allí, olvídate de todo el cuerpo. 
Deja que toda tu consciencia vaya al dedo gordo del pie. 
Eso servirá, porque, en realidad, en lo que te centres es irrelevante. 
Te estás centrando: eso es lo básico. La cosa sucede debido a que te centras, no a causa del centro: recuerda esto. 
El centro no es importante; centrarse es importante. 
Así que no te extrañes, porque en tantos métodos, en ciento doce métodos, se utilizarán muchos centros. 
No te líes pensando qué centro es más importante o cuál es real; cualquier centro servirá. 
Puedes elegir según tus propias inclinaciones. 
Si tu mente es muy sexual, es bueno elegir el centro sexual. Úsalo, porque tu consciencia está fluyendo naturalmente hacia él: entonces es mejor elegirlo. 
Pero se ha vuelto difícil elegir el centro sexual. 
Es uno de los centros más naturales; tu consciencia está atraída hacia él biológicamente. ¿Por qué no usar esta fuerza biológica para la transformación interna? 
Conviértelo en el punto en el que te centras. 
Pero el condicionamiento social, las enseñanzas sexualmente represivas, los moralizadores… han causado un daño profundo. Estás separado de tu centro sexual. 
En realidad, nuestra imagen de nuestro yo real excluye el centro sexual. Imagina tu cuerpo: pasarás por alto los órganos sexuales; es por eso por lo que a mucha gente le parece que sus órganos sexuales son algo diferente a ellos, no forman parte de ellos. Por eso hay tanta ocultación, tanto volverse inconsciente. Si llegase alguien del espacio, de algún otro planeta, y te viera, no podría concebir que no tengas ningún centro sexual. 
Si te oyera hablar, no podría comprender que exista algo como el sexo. 
Si entrara en tu sociedad, en el mundo formal, no sabría que algo como el sexo está sucediendo. Hemos creado una división. Hay una barrera, y hemos cortado el centro sexual de nosotros mismos. En realidad, debido al sexo hemos dividido el cuerpo en dos. La parte de arriba significa «superior» en nuestras mentes, y la parte de abajo significa «inferior»: es condenada. De manera que «inferior» no es sólo información sobre la ubicación de la mitad de abajo, sino también una evaluación. Tú mismo no piensas que la parte de abajo del cuerpo es tú. 
Si alguien te pregunta: «¿Dónde estás en tu cuerpo?», señalarás la cabeza, porque es lo más alto. 
Por eso los brahmanes en India dicen: «Nosotros somos la cabeza, y los sudras, los intocables, son los pies». 
Los pies son más bajos que la cabeza. 
En realidad, eres la cabeza, y los pies y las demás partes sólo te pertenecen, no son tú. Para hacer esta división hemos hecho ropas en dos partes: una ropa para la parte alta del cuerpo, y otra para la parte baja. 
Esto es sólo para dividir el cuerpo en dos. 
Hay una división sutil. 
La parte baja del cuerpo no forma parte de ti. 
Cuelga de ti: eso es otra cosa. 
Es por eso por lo que es difícil usar el centro sexual para centrarse. 
Pero si puedes usarlo, es lo mejor, porque biológicamente tu energía está fluyendo hacia ese centro. Concéntrate en él. Siempre que sientas cualquier deseo sexual, cierra los ojos y siente tu energía fluyendo hacia el centro sexual. 
Hazlo una meditación: siéntete a ti mismo centrado en el centro sexual. Entonces, de pronto advertirás un cambio en la cualidad de la energía. La sexualidad desaparecerá, y el centro sexual se volverá iluminado, lleno de energía, dinámico. Sentirás la vida en su punto máximo en este centro. 
Y si estás centrado, la verdad es que el sexo será olvidado completamente en ese momento. 
Desde el centro sexual sentirás la energía fluyendo por todo el cuerpo, incluso transcendiendo el cuerpo y entrando en el cosmos. Si estás totalmente centrado en el centro sexual, de pronto serás arrojado a tu raíz básica, al ombligo. 
El tantra ha usado el centro sexual, y yo pienso que el tantra ha sido uno de los enfoques más científicos hacia la transformación humana, porque usar el sexo es muy científico. 
Cuando la mente está ya fluyendo hacia él, ¿por qué no usar este flujo natural como vehículo? Ésa es la diferencia básica entre el tantra y las supuestas enseñanzas moralistas. 
Los maestros moralistas nunca pueden usar el centro sexual para la transformación: tienen miedo. 
Y a alguien que tenga miedo a la energía sexual le resultará realmente dificilísimo transformarse a sí mismo o a sí misma, porque está luchando contra la corriente, fluyendo innecesariamente contra el río. 
Es fácil fluir con el río, simplemente flotar. 
Y si puedes flotar sin ningún conflicto, puedes usar este centro para centrarte. 
Cualquier centro servirá. 
Puedes crear tus propios centros… No hay necesidad de ser tradicional. Todos los centros son utensilios: utensilios para centrarse. 
Cuando estés centrado bajarás a tu ombligo automáticamente. Una consciencia centrada vuelve a la fuente original. 
Segunda pregunta: Buda estimuló a un gran número de personas para que se convirtieran en sannyasins: sannyasins que mendigaban para comer y vivían lejos de la sociedad, los negocios y la política. 
El propio Buda vivió una vida ascética. 
Esta vida monástica parece estar en el otro extremo de la vida mundana. Esto no parece ser el camino medio. ¿Puedes explicarlo? Será difícil de comprender, porque no eres consciente de cuál es el otro polo de la vida mundana. 
El otro polo de la vida es siempre la muerte. 
Ha habido maestros que dijeron que el suicidio es el único camino. Y no sólo en el pasado; incluso ahora, en el presente, hay pensadores que dicen que la vida es absurda. 
Si la vida como tal no tiene sentido, entonces la muerte se vuelve significativa. 
La vida y la muerte son polos opuestos, de modo que lo opuesto de la vida es la muerte. Trata de comprenderlo. 
Y te será útil para descubrir el camino para ti mismo. 
Si la muerte es el polo opuesto de la vida, entonces la mente puede ir a la muerte muy fácilmente; y así sucede. 
Cuando alguien se suicida, ¿has observado que la persona que lo hace estaba demasiado apegada a la vida? Sólo los que están demasiado apegados a la vida pueden suicidarse. 
Por ejemplo, estás demasiado apegado a tu marido o a tu esposa y piensas que no puedes vivir sin él o sin ella. 
Entonces el marido o la esposa se muere, y tú te suicidas. 
La mente se ha ido al otro extremo porque estaba demasiado apegada a la vida. Cuando la vida es frustrante, la mente puede ir al otro polo. 
Los suicidios son de dos tipos: el suicidio integral y el suicidio gradual. Puedes cometer un suicidio gradual retrayéndote de la vida, aislándote, soltando las amarras de la vida poco a poco, muriendo lentamente, gradualmente. 
En tiempos de Buda había escuelas que predicaban el suicidio. Éstos eran los verdaderos opuestos a la vida, a la vida mundana. 
Había escuelas que enseñaban que suicidarse era la única salida de este desatino que llamamos vida, la única salida de este sufrimiento. «Si estás vivo tendrás que sufrir», decían, «y no hay manera de trascender el sufrimiento mientras estás vivo. Así que suicídate, destrúyete a ti mismo.» 
Seguramente parece un punto de vista demasiado extremista, pero intenta comprenderlo con profundidad. 
Conlleva cierto significado. 
Sigmund Freud, después de cuarenta años de trabajo constante con la mente humana, una de las investigaciones más largas que puede llevar a cabo un individuo, llegó a la conclusión de que el hombre tal como es no puede ser feliz. 
La manera misma en que funciona la mente crea desdicha, de manera que, como mucho, la elección puede ser entre menos o más desdicha. Ninguna desdicha no puede ser la elección. 
Si ajustas tu mente serás menos desdichado, eso es todo. 
Parece una situación muy desesperada. 
Los existencialistas -Sartre, Camus y otros dicen que la vida nunca puede ser dichosa. 
La naturaleza misma de la vida es temor, angustia, su frimiento, de modo que lo más que uno puede hacer es afrontarla con valentía, sin ninguna esperanza. 
Sólo puedes afrontarla con valentía, y eso es todo: sin ninguna esperanza. La situación en sí es desesperada. 
Camus pregunta: «Pues si ésta es la situación, ¿por qué no suicidarse? Si no hay manera de trascender la vida, ¿por qué no dejar esta vida?» Uno de los personajes de Dostoievski en una de las mejores novelas de la historia, Los hermanos Karamazov, dice: «Estoy tratando de descubrir dónde está tu Dios para devolverle la entrada: el boleto de entrada a la vida. No quiero estar aquí. 
Y si hay un Dios, debe de ser muy violento y cruel», dice el personaje, «porque me ha arrojado a la vida sin preguntarme. Nunca ha sido mi elección. ¿Por qué estoy vivo sin haberlo elegido?» Había muchas escuelas en tiempos de Buda. 
La época de Buda fue uno de los periodos más dinámicos intelectualmente de la historia humana. 
Por ejemplo, estaba Ajit Keshkambal. 
Puede que no hayas oído su nombre, porque es difícil crear una escuela de adeptos en torno a los que predican el suicidio. 
De modo que no existe ninguna secta en torno a Ajit Keshkambal, pero durante cinco años dijo continuamente que el suicidio es el único camino. Se cuenta que alguien preguntó a Ajit: «Entonces, ¿por qué no te has suicidado todavía?» 
 Él dijo: «Sólo para predicar tengo que soportar la vida. 
Tengo un mensaje que dar al mundo. Si me suicido, ¿quién predicará? ¿Quién enseñará este mensaje? Tan sólo para dar este mensaje estoy aquí. 
De otra forma, la vida no merece la pena ser vivida.» 
Es el extremo opuesto de la vida, de esta supuesta vida que vivimos. El de Buda era el camino medio. 
Buda dijo: ni la muerte ni la vida. 
Eso es lo que sannyas significa: ni apego ni repulsa a la vida, sino sólo estar en el medio. De modo que Buda dice que sannyas es estar justo en el medio. Sannyas no es negación de la vida. Más bien, sannyas es la negación de la vida y la muerte. Cuando no te preocupan ni la vida ni la muerte, entonces te haces sannyasin. Si puedes ver los polos opuestos de la vida y la muerte, entonces la iniciación a sannyas de Buda es simplemente una iniciación al camino medio.
Así que un sannyasin no está realmente contra la vida. 
Si lo está, no es un sannyasin. 
Entonces, en realidad es un neurótico; se ha ido al otro extremo. Un sannyasin tiene una consciencia muy equilibrada: equilibrada justo en el medio. «Si la vida es desdicha», dice la mente, «entonces vete al otro extremo.» Pero para los budistas la vida es desdicha porque estás en el extremo. 
Ésa es la idea budista: la vida es una desdicha porque está en un extremo, y la muerte también será una desdicha porque es otro extremo. 
La dicha está justo en el medio, la dicha es equilibrio. 
Un sannyasin es un ser equilibrado -ni inclinado a la derecha ni a la izquierda, ni izquierdista ni derechista: justo en el medio-, silencioso, inalterado, sin elegir esto ni aquello, sin elegir, permaneciendo en el centro. Así que no elijas la muerte. 
La elección es desdicha. Si eliges la muerte, habrás elegido la desdicha; si eliges la vida, habrás elegido la desdicha, porque la vida y la muerte son dos extremos. 
Y recuerda: son dos extremos de una cosa. 
No son realmente dos, sino sólo una cosa que tiene dos polos: 
la vida y la muerte. 
Si eliges uno, tendrás que ir contra el otro polo. 
Eso crea desdicha, porque la muerte está implícita en la vida. No puedes elegir la vida sin elegir la muerte. ¿Cómo vas a poder? En el momento en que eliges la vida, has elegido la muerte. Eso crea desdicha, porque, como resultado de haber elegido la vida, la muerte estará ahí. 
Has elegido la felicidad; simultáneamente, sin saberlo, has elegido la infelicidad, porque forma parte de ella. 
Si has elegido el amor, has elegido el odio. 
Uno está intrínseco en el otro, está oculto allí. 
Y quien elija el amor sufrirá, porque odiará: y cuando llegue a odiar sufrirá. No elijas, permanece en el medio. 
En el medio está la verdad. 
En un cabo está la muerte, en el otro cabo está la vida. 
Pero esta energía que se mueve entre las dos, en el medio, es la verdad. No elijas, porque elección significa elección de una cosa contra otra. Estar en el medio significa no elegir. 
Entonces dejarás todo el asunto. 
Y cuando no has elegido, no se te puede hacer desdichado. 
El hombre se hace desdichado mediante la elección. 
No elijas. ¡Simplemente sé! Es arduo, parece imposible: pero inténtalo. Siempre que tengas dos opuestos, intenta estar en el medio. Con el tiempo conocerás la intuición, la sensación, y una vez que conoces la sensación de cómo estar en el medio -y es algo muy sutil, lo más sutil que hay en la vida-, una vez que tienes la sensación, nada te puede molestar, nada te puede hacer sufrir. Entonces existes sin sufrimiento. 
Eso es lo que sannyas significa: existir sin sufrimiento. 
Pero para ello tienes que existir sin elección, así que mantente en el medio. Y Buda ha intentado por primera vez, muy conscientemente, crear un camino para estar siempre en el medio. 
Tercera pregunta: Esclarécenos algunos puntos prácticos para abrir y desarrollar el centro del corazón. 
El primer punto: trata de estar sin cabeza. 
Visualízate a ti mismo sin cabeza; muévete sin cabeza. 
Suena absurdo, pero es uno de los ejercicios más importantes. Pruébalo, y entonces sabrás. 
Camina, y siente como si no tuvieras cabeza. 
Al principio será sólo «como si». Será muy extraño. 
Cuando te llegue la sensación de que no tienes cabeza, será muy extraño y raro. Pero con el tiempo te asentarás en el corazón. Hay una ley… Puede que hayas visto que alguien que está ciego tiene oídos más agudos, oídos más musicales. 
Los ciegos son más musicales; su sensibilidad para la música es más profunda. ¿Por qué? La energía que normalmente pasa por los ojos no puede pasar por ellos, así que elige un curso diferente. Pasa por los oídos. Los ciegos tienen una sensibilidad más profunda para el tacto. Si un ciego te toca, notarás la diferencia, porque normalmente ejercitamos mucho el tacto a través de los ojos; nos tocamos mutuamente a través de los ojos. Un ciego no puede tocar con los ojos, de manera que la energía pasa a través de sus manos. 
Un ciego es más sensible que alguien que tiene ojos. 
Puede que a veces no sea así, pero generalmente es así. 
La energía empieza a moverse desde otro centro si un centro no está disponible. Así que prueba este ejercicio del que estoy hablando -el ejercicio de no tener cabeza- y de pronto notarás algo extraño: será como si por vez primera estuvieras en el corazón: 
Camina sin cabeza. Siéntate a meditar, cierra los ojos; y simplemente siente que no hay cabeza. 
Siente: «Mi cabeza ha desaparecido.» Al principio será sólo «como si», pero a la larga sentirás que la cabeza ha desaparecido realmente. 
Y cuando sientas que tu cabeza ha desaparecido, tu centro bajará inmediatamente al corazón. 
Estárás mirando el mundo a través del corazón y no a través de la cabeza. 
Cuando los occidentales llegaron a Japón por primera vez, no podían creer que los japoneses llevaran siglos creyendo tradicionalmente que pensaban con el ombligo. 
Si le preguntas a un niño japonés -que no esté educado a la occidental- «¿Dónde está tu pensamiento?», se señalará el ombligo. Han pasado siglos y siglos, y Japón ha estado viviendo sin la cabeza. 
Es sólo un concepto. Si te pregunto: «¿Dónde está sucediendo tu pensamiento?», te señalarás la cabeza, pero un japonés se señalará el ombligo, no la cabeza. 
Y ésta es una de las razones por las que la mente japonesa es más calmada, tranquila y serena. Ahora este concepto ha sido alterado porque Occidente se ha extendido por todo. 
Ahora ya no existe Oriente. 
Sólo en algunos individuos aquí y allí, que son como islas, existe Oriente. Aparte de eso, Oriente ha desaparecido; ahora el mundo entero es occidental. Prueba a estar sin cabeza. Medita de pie ante el espejo del cuarto de baño. Mírate profundamente a los ojos y siente que estás mirando desde el corazón. 
Con el tiempo, el centro del corazón empezará a funcionar. 
Y cuando el corazón funciona, cambia toda tu personalidad, toda la estructura, toda la pauta, porque el corazón tiene su propio modo. Así que, en primer lugar, prueba a estar sin cabeza. En segundo lugar, sé más amoroso, porque el amor no puede ocurrir a través de la cabeza. iSé más amoroso! Por eso, cuando alguien está enamorado, pierde la cabeza. 
La gente dice que se ha vuelto loco. 
Si no estás loco y enamorado, entonces no estás realmente enamorado. Hay que perder la cabeza. Si la cabeza sigue ahí, sin ser afectada, funcionando normalmente, entonces el amor no es posible, porque para el amor necesitas que funcione el corazón, no la cabeza. Es una función del corazón. 
Sucede que cuando una persona muy racional se enamora, se vuelve tonta. Ella misma nota la estupidez, la tontería que está haciendo. ¿Qué está haciendo? Entonces divide su vida en dos partes. Crea una división. El corazón se vuelve un asunto callado, privado. Cuando sale de casa, sale del corazón. 
Vive en el mundo con la cabeza, y sólo baja al corazón cuando está amando. Pero es muy difícil, y normalmente nunca sucede. Estuve en Calcuta en casa de un amigo que era juez en el Tribunal Supremo. Su mujer me dijo: «Sólo tengo un problema que plantearte. ¿Me puedes ayudar?» Así que le dije: ¿Cuál es el problema?». Ella dijo: «Mi marido es tu amigo. Te ama y te respeta, así que si tú le dices algo, puede que sea de ayuda». 
De modo que le pregunté: «¿Qué hay que decir? 
Dime.» Ella dijo: «Él sigue siendo juez del Tribunal Supremo incluso en la cama. 
Con él no tengo amante, ni amigo, ni marido. 
Es juez del Tribunal Supremo las veinticuatro horas del día.» Es difícil, es difícil bajar de tu pedestal. Se convierte en una actitud fija. Si eres un hombre de negocios, seguirás siéndolo también en la cama. Es difícil acomodar dos personas dentro, y no es fácil cambiar tu pauta completamente, inmediatamente, en el momento que lo deseas. 
Es difícil, pero si estás enamorado tendrás que bajar de la cabeza. De manera que para esta meditación trata de ser más y más amoroso. Y cuando digo que seas más amoroso, quiero decir que cambies la cualidad de tu relación: deja que esté basada en el amor. 
No sólo con tu esposa o con tu hijo o con tu amigo; vuélvete más amoroso hacia la vida en sí. 
Por eso Mahavira y Suda han hablado de la no violencia. 
Era sólo para crear una actitud amorosa hacia la vida. 
Cuando Mahavira se mueve, anda, permanece consciente para no matar siquiera una hormiga. ¿Por qué? En realidad, la hormiga no le atañe. Está bajando de la cabeza al corazón. 
Está creando una actitud amorosa hacia la vida en si. 
Cuanto más se basen tus relaciones en el amor – todas las relaciones -, más funcionará tu centro del corazón. 
Empezará a funcionar; mirarás el mundo a través de ojos diferentes, porque el corazón tiene su propio modo de mirar el mundo. 
La mente no puede mirar de esa manera: eso es imposible para la mente. ¡La mente sólo puede analizar! El corazón sintetiza; la mente sólo puede diseccionar, dividir: separa. 
Sólo el corazón da unidad. 
Cuando puedes mirar con el corazón, el universo entero parece una unidad. Cuando lo enfocas con la mente, el mundo entero se vuelve atómico. 
No hay unidad, sólo átomos y átomos y átomos. 
El corazón ofrece una experiencia unitaria, une, y la síntesis suprema es Dios. Si puedes mirar con el corazón, el universo entero se vuelve uno. Esa unidad es Dios. Por eso la ciencia nunca puede encontrar a Dios. 
Eso es imposible, porque el método empleado nunca puede llegar a la unidad suprema. El método mismo de la ciencia es la razón, el análisis, la división. De manera que la ciencia llega a las moléculas, los átomos, los electrones… Seguirán dividiendo, pero nunca pueden llegar a la unidad orgánica de la totalidad. La totalidad es imposible de mirar a través de la cabeza. 
Así que sé más amoroso. 
Recuerda: independientemente lo que estés haciendo, la cualidad del amor debe estar en ello. 
Esto tiene que ser recordado constantemente. 
Estás andando por la hierba: siente que la hierba está viva. Cada hoja está tan viva como tú. 
Mahatma Gandhi se alojaba con Rabindranath Tagore en Shanti Niketan. ¡Observa sus talantes tan diferentes! 
La noviolencia de Gandhi era un asunto mental. 
Siempre se mostraba razonador en torno a ello, racional. Pensaba en ello, se afanaba en ello, lo sopesaba, lo consideraba, y luego sacaba conclusiones; experimentaba, y luego sacaba conclusiones. Si has leído su autobiografía, recordarás que ha titulado el libro Experimentos con la verdad. 
La palabra misma «experimentos» es científica, de la razón: una palabra de laboratorio. 
Se estaba alojando con Rabindranath Tagore, el poeta, y fueron a dar un paseo juntos por los jardines. 
El terreno estaba verde, vivo, y Gandhi le dijo a Rabindranath: «Sal al césped.» Rabindranath dijo: «Eso es imposible. 
No puedo caminar por el césped. 
Cada hoja está tan viva como yo. No puedo pisar un fenómeno tan vivo.» Y Rabindranath no era en absoluto un predicador de la no-violencia. Nunca habló de la no-violencia, pero su enfoque era a través del corazón. 
Sentía la hierba. Gandhi reflexionó sobre lo que había dicho y luego respondió: «Tienes razón.» Éste es un enfoque mental. 
Sé amoroso. Incluso con las cosas, sé amoroso. 
Si estás sentado en una silla, sé amoroso. Siente la silla; ten un sentimiento de gratitud. La silla te está dando comodidad. Siente el contacto, ámala, ten un sentimiento amoroso. 
La silla misma no es importante. 
Si estás comiendo, come amorosamente. 
Los hindúes dicen que la comida es divina. 
Eso significa que cuando estás comiendo, la comida te está dando vida, energía, vitalidad. 
Muéstrate agradecido, sé amoroso con ella. 
Normalmente comemos la comida muy violentamente, como si estuviéramos matando algo, no como si estuviéramos absorbiendo: como si estuviéramos matando. 
O sigues arrojando cosas en tu barriga con mucha indiferencia, sin ningún sentimiento. 
Toca tu comida amorosamente, con gratitud: es tú vida. Tómala, saboréala, disfrútala. No te muestres indiferente y no seas violento. Nuestros dientes son muy violentos debido a nuestra herencia animal. 
Los animales no tienen otras armas; las uñas y los dientes son sus únicas armas de violencia. Tus dientes son básicamente un arma, de manera que la gente sigue matando con los dientes: matan su comida. 
Por eso, cuanto más violento seas, más necesitarás comida. 
Pero hay un límite para la comida, así que uno sigue fumando o mascando chicle. Eso es violencia. Lo disfrutas porque estás matando algo con tus dientes, triturando algo con tus dientes, así que uno sigue mascando chicle o pan*. 
Esto es una parte de violencia. 
Haz cualquier cosa que estés haciendo, pero hazla amorosamente. No seas indiferente. Entonces tu centro del corazón empezará a funcionar, e irás a lo profundo del corazón. Primero: prueba a estar sin cabeza. 
Segundo: prueba el amor. 
Tercero: sé más más estético, sensible a la belleza, a la música, a todo lo que toca el corazón. 
Si este mundo puede ser más diestro para la música y menos para las matemáticas, tendremos una humanidad mejor; si podemos adiestrar la mente más para la poesía y menos para la filosofía, tendremos una humanidad mejor. 
Porque, mientras estás escuchando música o tocando música, la mente no es necesaria, te sales de la mente. 
Sé más estético, más poético, más sensible. 
Puede que no seas un gran músico o un gran poeta o un gran pintor, pero puedes disfrutar, y puedes crear algo por derecho propio. No hay necesidad de ser un Picasso. Puedes pintar tu casa tú mismo, puedes pintar algunos cuadros. No es necesario ser un virtuoso, un Alauddin Khan. Puedes tocar algo en tu casa; puedes tocar la flauta, no importa lo amateur que seas. Pero haz algo que tenga que ver con el corazón. Canta, baila, haz algo que tenga que ver con el corazón. Sé más sensible al mundo del corazón: y no se necesita mucho para ser sensible. Incluso un pobre puede ser sensible; no es necesaria la riqueza. Puede que no tengas un palacio en el que ser sensible. 
Si estás simplemente tumbado en la playa, es suficiente para ser sensible. Puedes ser sensible a la arena, puedes ser sensible al sol, puedes ser sensible a las olas, al viento, a los árboles, al cielo. El mundo entero existe para que seas sensible a él. 
Intenta ser más sensible, estar más vivo: y activamente sensible, porque el mundo entero se ha vuelto pasivo. 
Vas a un cine; otra persona está haciendo algo y tú tan sólo te sientas allí y miras. Otra persona está amando en la pantalla y tú estás mirando. Eres simplemente un voyeur: pasivo, muerto, sin hacer nada. No estás participando. 
A menos que participes, tu centro del corazón no funcionará. Así que a veces es mejor bailar. No vas a ser un gran bailarín: no es necesario. No importa lo torpe que seas; baila. Eso te hará sentir el corazón. Mientras estés bailando, tu centro será el corazón; nunca puede estar en la mente. 
Salta, juega como un niño. 
De vez en cuando, olvídate completamente de tu nombre, de tu prestigio, de tu rango. Olvídalos completamente, sé como un niño. No seas serio. Tómate la vida como una diversión, y el corazón se desarrollará. El corazón se llena de energía. 
Y cuando tengas un corazón que está vivo, la cualidad de tu mente también cambiará. Entonces puedes ir a la mente, puedes funcionar con la mente, pero la mente se convertirá simplemente en un instrumento: puedes usarla. 
Entonces no estás obsesionado con ella, y puedes salirte de ella siempre que quieras. Entonces eres el amo, el maestro. 
El corazón te hará sentir que eres el maestro. 
Y otra cosa: llegarás a saber que no eres ni la cabeza ni el corazón, porque puedes ir del corazón a la cabeza, de la cabeza al corazón. Entonces sabes que eres otra cosa: X. Si permaneces en la cabeza y nunca vas a ninguna parte, te identificas con la cabeza. No sabes que eres diferente. Este movimiento desde el corazón a la cabeza y desde la cabeza al corazón te hará advertir que eres totalmente diferente. 
A veces estás en el corazón y a veces estás en la cabeza, pero no eres ni el corazón ni la cabeza. Este tercer punto de conciencia te llevará al tercer centro: al ombligo. 
Y el ombligo no es realmente un centro. Ahí ¡eres! Es por eso por lo que no puede ser desarrollado; sólo puede ser descubierto. 
Cuarta pregunta: Dijiste que los psicólogos occidentales ahora dicen que es mejor no evitar las peleas en una relación amorosa, y que afrontarlas cuando llegan hace que el amor sea más intenso. Luego hablaste del camino medio que Buda, que excluye ambos extremos. Para los que aún no han transcendido al amor que está más allá de los dos polos, ¿qué camino es preferible para los amantes en tu opinión? 
Algunos puntos básicos: en primer lugar, el amor de la mente está abocado a ser un movimiento entre los dos polos opuestos del odio y el amor. 
Con la mente, la dualidad está abocada a existir. 
De manera que si estás amando a alguien con la mente, no puedes escaparte del otro polo. 
Puedes ocultarlo, puedes reprimirlo, puedes olvidarte de él: los que denominamos civilizados siempre están haciendo eso. 
Pero entonces se vuelven aletargados, muertos. 
Si no puedes luchar con tu amante, si no puedes enfadarte, la autenticidad del amor se pierde. 
Si reprimes la ira, esa ira reprimida se hará parte de ti, y esa ira reprimida no permitirá que te sueltes totalmente mientras estés amando. Siempre está ahí. Estás conteniéndola; la has reprimido. Si estoy enfadado y lo he reprimido, entonces cuando estoy amando, la ira reprimida está ahí, y eso hará que mi amor esté muerto. 
Si no he sido auténtico en mi ira, no puedo ser auténtico en mi amor. Si eres auténtico, entonces eres auténtico en ambos. 
Si no eres auténtico en uno, no puedes ser auténtico en el otro. En todo el mundo, lo que denominamos enseñanzas, civilización, cultura, ha amortiguado el amor completamente. 
Y esto ha sucedido en nombre del amor. 
Dicen: «Si amas a alguien, no te enfades; tu amor es falso si te enfadas. Así que no te pelees, así que no odies.» Por supuesto, parece lógico. Si estás enamorado, ¿cómo vas a odiar? De modo que cortamos totalmente la parte de odio. Pero con la parte de odio cortada, el amor se vuelve impotente. 
Es como si le hubieras cortado una pierna a un hombre y luego le dijeras: «¡Ahora muévete! Ahora puedes correr, eres libre para correr.» 
Pero le has cortado una pierna, así que no se puede mover. 
El odio y el amor son dos polos de un solo fenómeno. 
Si cortas el odio, el amor estará muerto e impotente. 
Es por eso por lo que toda familia se ha vuelto impotente. 
Y entonces te da miedo soltarte. 
Cuando estás enamorado no puedes soltarte completamente porque tienes miedo. Si te sueltas completamente, puede que la ira, la violencia, el odio que está oculto y reprimido, salga. 
Así que tienes que empujarlo hacia abajo continuamente. 
En lo más íntimo de ti tienes que luchar contra ello continuamente. 
Y al luchar contra ello no puedes ser natural y espontáneo. Entonces posas como que estás amando. Finges, y todo el mundo lo sabe: tu esposa sabe que estás fingiendo, y tú sabes que tu esposa está fingiendo. Todo el mundo está fingiendo. Entonces toda la vida se vuelve falsa. Hay que hacer dos cosas para ir más allá de la mente. 
Primero, entra en meditación, y luego conecta con el nivel de no-mente dentro de ti. Entonces conseguirás un amor que no tendrá ningún polo opuesto. 
Pero entonces en ese amor no habrá excitación, pasión. 
Ese amor será silencioso: una profunda paz sin ni siquiera una oscilación. 
Un Buda, un Jesús, también aman. Pero en ese amor no hay excitación, no hay fiebre. La fiebre viene del polo opuesto, la excitación viene del polo opuesto. Dos polos opuestos crean tensión. Pero el amor de Buda, el amor de Jesús es un fenómeno silencioso, de manera que sólo los que han alcanzado el estado de no-mente pueden comprender su amor. 
Jesús pasaba, y hacía calor, al mediodía. Estaba cansado, así que descansó bajo un árbol. No sabía a quién pertenecía el árbol. Pertenecía a María Magdalena. María era prostituta. Miró por la ventana y vio a este hombre tan bello, uno de los más bellos que han nacido. Se sintió atraída, y no sólo atraída: sintió pasión. Salió y le dijo a Jesús: «Entra en mi casa. ¿Por qué estás descansando aquí? Eres bienvenido.» Jesús vio pasión, amor -lo que denomináis amor- en sus ojos. 
Jesús dijo: «La próxima vez, cuando esté otra vez cansado al pasar por aquí, iré a tu casa. Pero ahora mismo la necesidad ya está satisfecha. Estoy listo para andar de nuevo, así que gracias.» María se sintió insultada. Esto era raro… En realidad, ella nunca había invitado a nadie antes. La gente venía de muy lejos tan sólo para mirarla. Incluso reyes venían a ella, y aquí estaba este mendigo rechazándola. Jesús era sólo un mendigo, un vagabundo: un hippie, y la rechazaba. Así que María le dijo a Jesús: «¿Es que no sientes mi amor? Esto es una invitación de amor. ¡Entra! No me rechaces. ¿Es que no hay nada de amor en tu corazón?» Jesús le dijo como respuesta: «Yo también te amo; y en realidad, todos los que vienen fingiendo que te aman, no te aman.» Le dijo: «Sólo yo te amo.» Y tenía razón. Pero ese amor tiene una cualidad diferente. Ese amor no tiene el polo opuesto, el contraste. Por tanto, falta la tensión, falta la excitación. 
Jesús no está excitado por el amor, no está febril. Y para él, el amor no es una relación, es un estado de ser. Ve más allá de la mente; alcanza un nivel de no-mente. Entonces el amor florece, pero ese amor no tiene un opuesto. Más allá de la mente nada tiene un opuesto. Más allá de la mente todo es uno. En la mente, todo está dividido en dos. Pero si estás en la mente, es mejor ser auténtico que ser falso. Así que sé auténtico cuando te sientas enfadado con tu amante o tu amada. 
Sé auténtico mientras estés enfadado, y luego, sin ninguna represión, cuando llegue el momento del amor, cuando la mente se vaya al otro extremo, tendrás un flujo espontáneo. 
De modo que, con la mente, considera que la pelea forma parte de ello. Es el mecanismo mismo de la mente funcionar en polos opuestos. Así que sé auténtico en tu ira, sé auténtico en tu lucha; entonces serás auténtico también en tu amor. 
De manera que, para los amantes, me gustaría decir: sé auténtico. Y si eres realmente auténtico, sucederá un fenómeno único. Te hartarás de todo el desatino de irte a los polos opuestos. 
Pero sé auténtico; de otro modo nunca te hartarás. 
Alguien con una mente reprimida nunca se da cuenta realmente de que está apresado en los polos opuestos. 
Nunca está realmente enfadado, nunca está realmente enamorado, de manera que no tiene ninguna experiencia real de la mente. Por lo tanto, recomiendo ser auténtico. 
No seas falso. ¡Sé real! y la autenticidad tiene su propia belleza. Tu amante, tu amada, entenderá cuando estés realmente enfadado, auténticamente enfadado. 
Sólo una ira fingida o una no-ira falsa no pueden ser perdonadas. Sólo una cara falsa no puede ser perdonada. 
Sé auténtico, y entonces serás auténtico también en el amor. 
Ese amor auténtico compensará, y mediante esta vida auténtica te hartarás. Llegarás a preguntarte qué estas haciendo: por qué eres sólo un péndulo que va de un polo a otro. 
Estarás aburrido, y sólo entonces puedes decidir ir más allá de la mente y más allá de la polaridad. Sé un hombre auténtico o una mujer auténtica. No permitas ninguna falsedad, no finjas. Sé real y sufre la realidad. El sufrimiento es bueno. 
El sufrimiento es en realidad un adiestramiento, una disciplina. ¡Súfrelo! Sufre la ira y sufre el amor y sufre el odio. 
Recuerda sólo una cosa: nunca seas falso. Si no sientes amor, entonces di que no sientes amor. No finjas; no intentes mostrar que amas. Si estás enfadado, entonces, di que estás enfadado, y estate enfadado. Habrá mucho sufrimiento, pero vívelo. 
Por medio de ese sufrimiento nace una nueva consciencia. 
Te das cuenta de todo el desatino del odio y el amor. 
Odias a esa persona y también amas a la misma persona, y sigues moviéndote en círculo. Ese círculo se volverá claro como el agua para ti, y sólo se vuelve claro como el agua mediante el sufrimiento. No te escapes del sufrimiento. 
Necesitas un sufrimiento real. Es como el fuego: te quemará. Todo lo que es falso se quemará y quedará todo lo que es real. Esto es lo que los existencialistas llaman «autenticidad». 
Sé auténtico, y entonces ya no puedes estar en la mente. 
Sé no-auténtico, y estarás durante vidas y vidas en la mente. 
Te aburrirás de la dualidad. 
Pero ¿cómo se puede aburrir uno de la dualidad a menos que esté realmente en la dualidad, no fingiendo? Entonces sabrás que el supuesto amor de la mente no es más que una enfermedad. ¿Has observado que un amante no puede dormir? No está a gusto: está febril. 
Si lo examinas, mostrará muchos síntomas de muchas enfermedades. Este amor, el supuesto amor de la mente y el cuerpo, en realidad es una enfermedad, pero uno permanece ocupado: ésa es su función. 
De otro modo te sentirás desocupado, como si no estuvieras haciendo nada en este mundo. Tu vida entera parecerá vacía, así que el amor es bueno para llenarla. 
La mente misma es la enfermedad, de manera que todo lo que pertenezca a la mente va a ser una enfermedad. 
Sólo más allá de la mente, donde no estás dividido en dualidad, donde eres uno, sólo ahí florece un amor diferente. 
Jesús lo llama amor. Buda lo llama compasión. 
Esto es sólo para hacer una distinción. 
Da igual lo que lo llames. Hay una posibilidad de un amor que no tiene un opuesto, pero ese amor sólo puede llegar cuando vas más allá de este amor. 
Y para ir más allá, sugiero que seas auténtico. 
Que seas auténtico; en el odio, en el amor, en la ira, en todo, sé auténtico: real, sin fingir, porque sólo una realidad puede ser transcendida. No puedes trascender cosas irreales.

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