jueves, 23 de febrero de 2017

El Libro de los Secretos (Osho) CAPITULO XV PRIMER ESCRITO


Capítulo 15 (PRIMER ESCRITO)

Ver el Pasado como un Sueño
Los Sutras 22 Deja que la atención recaiga en un punto en que estás viendo algún suceso pasado, e incluso tu forma, habiendo perdido sus características presentes, es transformada. 
Siente un objeto ante ti. Siente la ausencia de todos los demás objetos excepto éste. 
Luego, dejando de lado la sensación-objeto y la sensación-ausencia, cae en la cuenta. 

Cuando surja un estado de ánimo contra alguien o a favor de alguien, no lo pongas en la persona en cuestión, sino permanece centrado. Uno de los grandes tántricos de esta época, George Gurdjieff, dice que la identificación es el único pecado. 
El siguiente sutra, el décimo sutra sobre centrarse -en el que nos vamos a adentrar esta noche-, trata de la identificación. 
Así que primero hay que tener muy claro qué significa identificación. 
Fuiste un niño una vez; ahora no lo eres. 
Alguien se hace joven, alguien se hace viejo, y la infancia se vuelve algo pasado. La juventud se ha ido, pero todavía estás identificado con tu infancia. No puedes verla como algo que le sucede a otro; no puedes ser, un testigo de ella. 
Siempre que ves tu infancia, no te muestras distante. 
Siempre que alguien recuerda su juventud, está totalmente unido a ella. En realidad, ahora es sólo un sueño. 

Y si puedes ver tu infancia como un sueño, como una película que pasa ante ti y no estás identificado con ella, eres sólo un testigo, lograrás una sutil comprensión de ti mismo. 
Si ves tu pasado como una película, como un sueño -no formas parte de él, estás fuera de él… Y, en realidad, lo estás-, entonces sucederán muchas cosas. Si estás pensando en tu infancia, no estás en ella: no puedes estar. La infancia es sólo un recuerdo, sólo un recuerdo pasado. Tú permaneces distante y mirándola. Eres diferente: eres un testigo. 
Si puedes sentir este ser-testigo y ves tu infancia como una película en una pantalla, sucederán muchas cosas. 
Una: si la infancia se ha vuelto un sueño que puedes ver, todo lo que eres ahora mismo se volverá un sueño al día siguiente. 
Si eres joven, tu juventud se volverá un sueño. 
Si eres viejo, también tu vejez se volverá un sueño. 
Un día fuiste un niño; ahora la infancia se ha vuelto sólo un sueño y puedes observarla. Es bueno empezar con el pasado. Observa el pasado y desidentifícate de él; vuélvete un observador. Luego observa el futuro, y sé también un testigo de eso. Luego puedes observar tu presente muy fácilmente, porque entonces sabes que todo lo que es presente ahora mismo ayer era futuro, y mañana se convertirá en pasado. 
Pero tu testigo nunca es pasado, nunca es futuro. 
Tu conciencia observadora es eterna; no forma parte del tiempo. Por eso todo lo que sucede en el tiempo se vuelve un sueño. Recuerda esto también: siempre que estás soñando algo por la noche, te identificas con ello, y nunca puedes recordar en tu sueño que eso es un sueño. 
Sólo por la mañana, cuando te has despertado del sueño, puedes recordar que era un sueño Y no una realidad. ¿Por qué? Porque entonces estás distanciado, no en ello. 
Entonces hay una distancia. Hay un espacio, y puedes ver que era un sueño. Pero ¿qué es todo tu pasado? La distancia está ahí, el espacio está ahí. Trata de verlo como un sueño. 
Ahora es un sueño; ahora no es más que un sueño, porque de igual manera que un sueño se vuelve un recuerdo, tu pasado se ha vuelto sólo un recuerdo. 
No puedes probar realmente que todo lo que piensas que fue tu infancia fue real o sólo un sueño. Es difícil de probar. 
Puede que haya sido sólo un sueño, puede que haya sido real. 
El recuerdo no puede decir si era real o un sueño. 
Los psicólogos dicen que las personas mayores a veces se hacen un lío entre lo que han soñado y lo que era real. 
Los niños siempre se hacen un lío. 
Por la mañana, los niños pequeños no pueden diferenciar. 
Todo lo que han visto en el sueño no era real, pero puede que lloren por un juguete que se rompió en el sueño. 
Y tú también, durante algunos momentos después de haberse roto el sueño, todavía te sientes afectado por tu sueño. 
Si alguien te estaba asesinando en el sueño, a pesar de que el sueño se ha roto y estás completamente despierto, tu corazón todavía palpita rápidamente, tu circulación sanguínea es rápida. Puede que aún estés sudando, y todavía te anda rondando un miedo sutil. Ahora estás despierto y el sueño ha pasado, pero te tomará unos pocos minutos sentir que era simplemente un sueño; entonces estás fuera de ello y ya no hay miedo. Si puedes sentir que el pasado fue sólo un sueño no tienes que proyectar esto y forzar la idea de que el pasado fue sólo un sueño: es una consecuencia -, si puedes observar esto, si puedes ser consciente de ello sin involucrarte en ello, sin estar identificado con ello, si puedes estar distanciado y mirando, se volverá un sueño. 
Cualquier cosa que puedes mirar como un testigo es un sueño. Por eso Shankara y Nagarjuna pudieron decir que este mundo es sólo un sueño. No es que sea un sueño; no eran tontos, no eran simplones que sostenían que este mundo realmente es un sueño. Lo que querían decir con eso es que se han vuelto testigos. Incluso con respecto a este mundo que es tan real, se han vuelto testigos. 
Y una vez que te vuelves testigo de cualquier cosa, se vuelve un sueño. Ésa es la razón por la que el mundo es llamado maya, una ilusión. 
No es que sea irreal, sino que uno se ha vuelto un testigo de él. Y una vez que te vuelves un testigo -consciente, completamente consciente-, todo el asunto se cae como un sueño para ti, porque hay una distancia y no estás identificado con él. 
Pero seguimos estando identificados. 
Hace sólo unos días estuve leyendo las Confesiones, de Jean-Jacques Rousseau. Es un libro inusual. Es en verdad el primer libro de la literatura mundial en el que alguien se desnuda a sí mismo, se desnuda totalmente. 
Todos los pecados que ha cometido, todas las inmoralidades…; se abre, se desnuda totalmente. Pero si lees las Confesiones de Rousseau estás abocado a sentir que lo está disfrutando; se siente muy exaltado. 
Hablando de sus pecados, hablando de sus inmoralidades, se siente exaltado. Parece como si estuviera disfrutándolo con mucho deleite. Al principio, en la introducción, Rousseau dice: «Cuando llegue el día del juicio final, le diré a Dios, al Todopoderoso: “No necesitas molestarme. 
Lee este libro y lo sabrás todo”.» Nadie antes se ha confesado nunca tan verazmente. Y al final del libro dice: «Dios todopoderoso, Dios eterno, satisface mi único deseo. 
Lo he confesado todo; ahora haz que una gran multitud se congregue para escuchar mis confesiones.» De modo que se sospecha acertadamente que puede que haya confesado también algunos pecados que no ha cometido. 
Se siente tan exaltado y está disfrutando tanto del asunto. 
Se ha identificado. Y sólo hay un pecado que no ha reconocido: el pecado de estar identificado. 
Está identificado con cada uno de los pecados que ha cometido o no cometido; y ése es el único pecado para los que saben con profundidad cómo funciona la mente humana. 
Cuando leyó por vez primera sus Confesiones ante un pequeño grupo de intelectuales, pensaba que se produciría una conmoción, porque era el primer hombre que se confesaba tan verazmente, como él decía. 
Los intelectuales escucharon, y empezaron a aburrirse más y más. Rousseau se sintió muy incómodo, porqué él pensaba que iba a suceder algo prodigioso. Cuando acabó, todos se sintieron aliviados, pero nadie dijo nada. 
Hubo un completo silencio durante algunos momentos. 
El corazón de Rousseau quedó destrozado. 
Él pensaba que había creado algo muy revolucionario, estremecedor, histórico, y había un completo silencio. 
Todo el mundo estaba pensando cómo salir de allí. ¿A quién le interesan tus pecados excepto a ti mismo? Nadie está interesado en tus virtudes, nadie está interesado en tus pecados. 
El hombre es de tal manera que se enaltece, siente su ego fortalecido, por sus virtudes y también por sus pecados. Después de escribir sus Confesiones, Rousseau empezó a considerarse a sí mismo un sabio, un santo, porque se había confesado. Pero el pecado básico permaneció. El pecado básico es estar identificado con lo que pasa en el tiempo. 
Cualquier cosa que sucede en el tiempo es como un sueño, y a no ser que te desapegues de ella, nunca conocerás la dicha. 
La identificación es sufrimiento; la no-identificación es dicha. Esta décima técnica se ocupa de la identificación. 
Mira tu pasado, desidentificado. 
Décima técnica para centrarse: Deja que la atención recaiga en un punto en que estás viendo algún suceso pasado, e incluso tu forma, habiendo perdido sus características presentes, es transformada. Estás recordando tu pasado, cualquier incidente. Tu infancia, tus aventuras amorosas, la muerte de tu padre o de tu madre…, cualquier cosa. 
Míralo, pero no te involucres en ello. 
Recuérdalo como si estuvieras recordando la vida de otra persona. Y cuando ese incidente se esté filmando de nuevo, esté de nuevo en la pantalla, estate atento, consciente, un testigo, permaneciendo distanciado. 
Tu forma pasada estará en la película, en la historia. 
Si estás recordando tu relación amorosa, tu primera relación amorosa, estarás ahí con tu amado; tu forma pasada estará ahí con tu amado. No puedes recordar de otra manera. 
Mantente desapegado también de tu forma pasada. 
Observa todo el fenómeno como si fuera otro el que está amando a otro, como si todo el asunto no te perteneciera. 
Eres sólo un testigo, un observador. 
Ésta es una técnica muy, muy básica. 
Ha sido muy usada, particularmente por Buda. 
Esta técnica tiene muchas formas; puedes encontrar tu propia manera de abordar esto. 
Por ejemplo, cuando te estés durmiendo por la noche, a punto de dormirte, pasa revista a tus recuerdos de todo el día. 
No empieces por la mañana. 
Empieza justo donde estés, en la cama -el último dato- y luego ve hacia atrás. Luego ve hacia atrás poco a poco, paso a paso, hasta la primera experiencia de la mañana cuando te despertaste. Ve hacia atrás, y recuerda continuamente que no te estás involucrando. 
Por ejemplo, por la tarde alguien te insultó. 
Mírate a ti mismo a la forma de ti mismo siendo insultado por alguien, pero eres sólo un observador. 
No te involucres; no te enfades de nuevo. 
Si te enfadas otra vez, estás identificado. 
Entonces no has comprendido la meditación. No te enfades. 
No te está insultando a ti; está insultando a la forma que había por la tarde. Esa forma ya se ha ido. Eres como un río que fluye: las formas están fluyendo. 
En tu infancia tenías una forma, y ahora no tienes esa forma; esa forma se ha ido. Como un río, estás cambiando continuamente. Así que cuando estés meditando por la noche, revisando hacia atrás los sucesos del día, recuerda que eres un testigo: no te enfades. Alguien te estaba alabando: no te enorgullezcas. Obsérvalo todo como si estuvieras mirando una película con indiferencia. E ir hacia atrás es muy beneficioso, especialmente para los que tienen problemas con el sueño. 
Si tienes problemas con el sueño, insomnio, si te desvelas, si te resulta difícil dormirte, esto te ayudará profundamente. 
¿Por qué? Porque esto es un desmarañamiento de la mente. Cuando vas hacia atrás estás desenmarañando la mente. 
Por la mañana empiezas a devanarte la mente, y la mente se enmaraña en muchas cosas, en muchos sitios. 
Muchas cosas permanecen en la mente, sin acabar e incompletas, y no hay tiempo para dejar que se asienten en el momento mismo en que suceden. 
Así que ve hacia atrás por la noche. 
Éste es un proceso desenmarañador. 
Y cuando vayas llegando a la mañana, cuando aún estabas en la cama, a lo primero de la mañana, volverás a tener la misma mente fresca que tenías por la mañana. 
Y entonces te puedes dormir como un niño muy pequeño. También puedes usar esta técnica de ir hacia atrás con toda tu vida. Mahavira utilizó mucho esta técnica de ir hacia atrás. 
Y ahora en América hay un movimiento llamado dianética. Están usando este método y lo están encontrando muy, muy útil. Este movimiento, dianética, dice que todas tus enfermedades son tan sólo restos del pasado. Y tienen razón. 
Y puedes ir hacia atrás y desenmarañar toda tu vida; con ese desenmarañamiento muchas enfermedades desaparecerán completamente. Y esto ha quedado probado por muchísimos incidentes con éxito; ahora hay muchísimos casos con éxito. 
 Así es que muchas personas padecen de una determinada enfermedad, y no les ayuda nada fisiológico, nada médico; la enfermedad continúa, La enfermedad parece ser psicológica. ¿Qué hacer al respecto? Decirle a alguien que su enfermedad es psicológica no le ayuda. 
Por el contrario, puede resultar dañino, porque nadie se siente bien cuando le dices que su enfermedad es psicológica. ¿Qué puede hacer entonces? Se siente desvalido. 
Este ir hacia atrás es un método milagroso. 
Si vas hacia atrás lentamente -desenmarañando la mente lentamente hasta el primer momento en que sucedió esta enfermedad-, si poco a poco retrocedes hasta cuando esta enfermedad te atacó por vez primera, si puedes desenmarañar hasta ese momento, llegarás a saber que básicamente esta enfermedad es un complejo de ciertas otras cosas, ciertas cosas psicológicas. Al ir hacia atrás, esas cosas aflorarán. 
Si pasas por ese momento en que la enfermedad te atacó por vez primera, de pronto tomarás conciencia de qué factores psicológicos contribuyeron a ella. 
Y no tienes que hacer nada, sólo tienes que ser consciente de esos factores psicológicos y seguir yendo hacia atrás. 
Muchas enfermedades simplemente desaparecen de ti porque se ha roto el complejo. Cuando tomas conciencia del complejo, no hay necesidad de la enfermedad; te limpias, te purgas de ella. Esto es una catarsis profunda. 
Y si puedes hacerla todos los días, notarás que te llega una nueva salud, una nueva frescura. Y si podemos enseñar a los niños que lo hagan diariamente, nunca les agobiará su pasado. Ni siquiera necesitarán ir al pasado, siempre estarán aquí y ahora. No tendrán cuelgues, no habrá nada del pasado que les ande rondando. Puedes hacerla diariamente. Te dará un nuevo entendimiento ir hacia atrás pasando revista a todo el día. 
A la mente le gustaría empezar por la mañana, pero, recuerda, entonces no hay desenmarañamiento. 
Por el contrario, todo ello es re-enfatizado. Si empiezas por la mañana, estás haciendo algo muy erróneo. 
Hay muchos supuestos maestros en India que sugieren hacerlo – recapacitar sobretodo el día-, y siempre dicen que se haga empezando por la mañana. Esto es erróneo y perjudicial, porque entonces estás reenfatizando todo ello y la trampa se hará más profunda. Nunca vayas desde la mañana a la noche, ve siempre hacia atrás. Sólo entonces puedes limpiarlo todo, purgarlo todo. A la mente le gustaría empezar desde la mañana porque es fácil: la mente lo sabe y no hay problema. 
Si empiezas a ir hacia atrás, de pronto advertirás que has saltado a la mañana y que has empezado a ir otra vez hacia delante. No hagas eso; sé consciente, vuelve hacia atrás. 
Puedes adiestrar tu mente para ir hacia atrás también con otras cosas. Simplemente ve hacia atrás contando desde cien: 99,98,97…, ve hacia atrás. Ve desde cien a uno, hacia atrás. Notarás una dificultad, porque la mente tiene el hábito de ir de uno a cien, nunca de cien a uno. De la misma manera, tienes que ir hacia atrás con esta técnica. ¿Qué sucederá? Yendo hacia atrás, desenmarañando la mente, eres un testigo. 
Estás viendo cosas que te sucedieron, pero ahora no te están sucediendo a ti. Ahora eres sólo un observador y están sucediendo en la pantalla de tu mente. 
Haciendo esto diariamente, de pronto un día tomarás consciencia durante el día, mientras estés trabajando en el mercado, en tu oficina o en cualquier parte, de que puedes ser un testigo de lo que te está pasando ahora mismo. 
Si puedes ser un testigo después, y mirar hacia atrás a alguien que te ha insultado sin enfadarte por ello, ¿por qué no ahora mismo de lo que está sucediendo en el momento? 
Alguien te está insultando: ¿cuál es la dificultad? Te puedes poner de lado a ti mismo en este momento y puedes ver que alguien está insultándote, y, aun así, eres distinto de tu cuerpo, de tu mente, de lo que es insultado. Puedes presenciarlo. 
Si puedes ser un testigo de esto, no te enfadarás; entonces es imposible. La ira sólo es posible cuando estás identificado. 
Si no estás identificado, la ira es imposible: ira significa identificación. Esta técnica dice: observa cualquier suceso del pasado; tu forma estará allí. 
El sutra dice tu forma, no tú. Tú nunca estuviste allí. Siempre es tu forma la que está involucrada; tú nunca estás involucrado. Cuando me insultas, no me insultas a mí. No puedes insultarme, sólo puedes insultar a la forma. La forma que soy está sólo aquí y ahora para ti. 
Puedes insultar a esa forma y yo puedo distanciarme de la forma. Por eso los hindúes han estado siempre insistiendo en estar desapegado del nombre y la forma. 
No eres ni tu nombre ni tu forma. Eres la consciencia que conoce la forma y el nombre, y la consciencia es diferente, totalmente diferente. Pero es difícil. 
Así que empieza con el pasado; entonces es fácil, porque ahora, con el pasado no hay urgencia. Alguien te insultó hace veinte años, así que no hay ninguna urgencia en ello. 
Puede que el hombre se haya muerto y que todo haya acabado. Es sólo un asunto muerto, algo muerto del pasado; es fácil ser consciente de ello. Pero una vez que puedes tomar consciencia, no hay dificultad en hacer lo mismo con lo que está pasando aquí y ahora. Pero empezar con aquí y ahora es difícil. 
El problema es tan urgente y está tan próximo que no hay espacio en que moverse. Es difícil crear espacio y separarse del incidente. 
Por eso dice el sutra que se empiece con el pasado: mira tu propia forma, desapegado, permaneciendo distante y distinto, y sé transformado por medio de ello. 
Serás transformado por ello porque es una limpieza profunda, un desenmarañamiento. Entonces puedes saber que tu cuerpo, tu mente, tu existencia en el tiempo, no son tu realidad básica. La realidad sustancial es diferente. 
Las cosas vienen y van sobre ella sin tocarla en lo más mínimo. Tú permaneces inocente, sin ser afectado; tú permaneces virgen. Todo pasa, la vida entera pasa: lo bueno y lo malo, el éxito y el fracaso, los elogios y las culpas; todo pasa. 
La enfermedad y la salud, la juventud y la vejez, el nacimiento y la muerte: todo pasa, y tú no eres afectado por ello. 
Pero ¿cómo conocer esta realidad no afectada dentro de ti? 
Ése es el propósito de esta técnica. Empieza con el pasado. 
Hay una distancia cuando miras tu pasado; es posible la perspectiva. O mira el futuro. Pero mirar el futuro es, difícil. Sólo para unas pocas personas no es difícil observar el futuro: para los poetas, para la gente con imaginación que puede otear el futuro como si estuvieran mirando la realidad. 
Pero normalmente es bueno usar el pasado; puedes examinar el pasado. Para los jóvenes puede que sea bueno investigar el futuro. Para ellos es más fácil sondear el futuro porque la juventud está orientada al futuro. 
Para los ancianos no hay futuro excepto la muerte. 
Ellos no pueden sondear el futuro; tienen miedo. Por eso los ancianos siempre están pensando en el pasado. Están siempre yendo una y otra vez a sus recuerdos, pero cometen el mismo error. Empiezan desde el pasado hacia su estado presente: eso es erróneo, deberían ir hacia atrás. 
Si pueden ir hacia atrás muchas veces, con el tiempo notarán que todo su pasado ha quedado borrado. 
Y entonces una persona puede morir sin que el pasado se aferre a él. Si puedes morir sin que el pasado se aferre a ti, morirás conscientemente, morirás plenamente consciente. 
Entonces la muerte no será una muerte para ti. 
Más bien será un encuentro con lo inmortal. 
Limpia toda la consciencia de la profundidad del pasado, y tu mismo ser quedará transformado por ello. Pruébalo. 
Este método no es muy difícil, sólo es necesario el esfuerzo persistente; no hay ninguna dificultad inherente en el método. Es sencillo, y puedes empezar haciéndolo con el día. 
Esta misma noche en la cama, ve hacia atrás, y te sentirás muy bello, te sentirás muy dichoso. Y entonces habrá pasado todo el día. Pero no lo hagas con prisa; pásalo lentamente para que no falte nada. Es una sensación muy extraña, porque surgirán muchas cosas ante tus ojos: muchas cosas que en realidad te habías perdido mientras transcurría el día porque estabas demasiado involucrado. 
Pero la mente sigue acumulando incluso cuando no te das cuenta. Pasabas por una calle. Había alguien cantando, pero puede que no hayas prestado ninguna atención. 
Puede que ni siquiera hayas sido consciente de que has oído el sonido al pasar por la calle. Pero la mente lo ha oído y lo ha registrado. Ahora eso se quedará ahí, se convertirá en una carga para ti innecesariamente. 
Así que ve hacia atrás, pero hazlo muy lentamente, como si te estuvieran mostrando una película a cámara lenta. 
Ve hacia atrás y observa los detalles, y entonces un día tuyo te parecerá larguísimo. En realidad, lo es, porque ha habido mucha información para la mente, y la mente lo ha registrado todo. Ahora ve hacia atrás. Con el tiempo llegarás a ser capaz de conocer todo lo que se ha registrado. 
Y una vez que puedes ir hacia atrás, es como una cinta magnetofónica: se borra. 
Para cuando llegues a lo que ha pasado por la mañana, te dormirás, y la cualidad del sueño será diferente: será meditativo. Y de nuevo, por la mañana, cuando notes que te has despertado, no abras los ojos inmediatamente. 
Ve hacia atrás revisando la noche. 
Al principio será difícil. Puede que vayas muy poco. 
Puede que te llegue a la mente alguna parte, algún fragmento de un sueño que estabas soñando justo antes de que te despertaras. 
Pero, con el tiempo, con el esfuerzo gradual, serás capaz de penetrar más y más y más, y tras un periodo de tres meses serás capaz de ir hacia atrás hasta el punto en que te dormiste. 
Y si puedes ir hacia atrás y entrar profundamente en tu dormir, la cualidad de tu dormir y tu despertar cambiará completamente, porque entonces no puedes soñar; soñar se habrá vuelto fútil. 
Si puedes ir hacia atrás en el día y en la noche, soñar no es necesario. Los psicólogos dicen ahora que soñar es, en realidad, un desenmarañamiento. Si lo has hecho tú mismo, entonces no hay necesidad. Todo lo que ha estado pendiendo en la mente, todo lo que ha quedado incumplido, incompleto, trata de completarse a sí mismo en el sueño. Estabas pasando y has visto algo -una casa bonita-, y surgió en ti un sutil deseo de poseerlo. Pero ibas para la oficina y no había tiempo para soñar despierto, así que simplemente pasaste. Ni siquiera te diste cuenta de que la mente había creado un deseo de poseer esa casa. Pero ahora ese deseo está rondando, colgando, y si no puede ser eliminado, será difícil dormir. 
Básicamente, las dificultades para dormir significan sólo una cosa: que tu día todavía te anda rondando y que no te puedes liberar de él. Te estás aferrando a él. 
Entonces, por la noche verás un sueño en el que te has vuelto el dueño de esa casa: estás viviendo en esa casa. 
En el momento en que te llega ese sueño, tu mente queda liberada. Así que de ordinario la gente piensa que los sueños son una perturbación del dormir: eso es absolutamente erróneo. Los sueños no son perturbaciones del dormir. 
No están perturbando tu dormir, sino que en realidad están ayudando; sin ellos no podrías dormir en absoluto. 
Tal como estás, no puedes dormir sin sueños, porque tus sueños están ayudando a completar cosas que han permanecido incompletas. Y hay cosas que no pueden ser completadas. 
Tu mente sigue deseando deseos absurdos, que no se pueden completar en la realidad, así que ¿qué hacer? Esos deseos incompletos siguen en ti, y te mantienen esperando, te mantienen pensando. Así que ¿qué hacer? 
Has visto una mujer muy guapa y te has sentido atraído hacia ella. Ha surgido el deseo de poseerla. Puede que no sea posible, puede que esa mujer ni siquiera te mire. Así que ¿qué hacer? 
El sueño te ayudará. En un sueño puedes poseer a esa mujer, y entonces la mente se libera. En lo que respecta a la mente, no hay ninguna diferencia entre sueño y realidad.
¿Cuál es la diferencia? Amar a una mujer en la realidad y amar a una mujer en un sueño: ¿cuál es la diferencia para la mente? No hay ninguna diferencia. O puede que ésta sea la diferencia: que en el sueño el fenómeno puede ser más bello, porque entonces la mujer no te perturbará. 
Es tu sueño y puedes hacer cualquier cosa, y la mujer no te creará ningún problema. El otro está completamente ausente, estás sólo. No hay ninguna barrera, de modo que puedes hacer todo lo que se te antoje. 
Para la mente no hay ninguna diferencia; la mente no puede hacer distinción entre lo que es sueño y lo que es realidad. 
Por ejemplo, si te pudiesen poner en coma durante un año entero, y sueñas sin parar, durante un año no serás capaz de notar de ninguna manera que todo lo que estás viendo es un sueño. Será real, y el sueño continuará durante un año. 
Los psicólogos dicen que si puedes poner a un hombre en coma durante cien años, soñará durante cien años, sin sospechar ni un momento que todo lo que está haciendo es sólo un sueño. 
Si muere, nunca sabrá que su vida fue sólo un sueño, que nunca fue real. Para la mente no hay diferencia: realidad y sueño son lo mismo. Así es que la mente se puede desenmarañar en el sueño. Si haces esta técnica, no habrá necesidad de sueños. 
La cualidad de tu dormir cambiará totalmente, porque sin sueños caes al fondo mismo de tu ser, y sin sueños estarás consciente en tu dormir. 
Eso es lo que dice Krishna en el Guita, que mientras todos están profundamente dormidos, el yogui no lo está, el yogui está despierto. Eso no significa que el yogui no esté durmiendo: él también está dormido, pero la cualidad del dormir es diferente. Tu dormir es como una inconsciencia narcotizada. 
El dormir de un yogui es una relajación profunda sin inconsciencia. Todo su cuerpo está relajado; cada fibra y célula de todo su cuerpo está relajada, sin que quede ninguna tensión. Pero él está plenamente consciente de todo el fenómeno. 
Prueba esta técnica. Empieza esta noche, pruébala, y luego hazla también por la mañana. 
Y cuando sientas que estás en armonía con esta técnica, que puedes hacerla, después de una semana inténtala con todo tu pasado. Tómate un día libre. Vete a algún sitio apartado. 
Estará bien si ayunas: ayuna y guarda silencio. 
Túmbate en alguna playa solitaria o debajo de algún árbol, y entra en tu pasado partiendo de este momento: estás tumbado en la playa sintiendo la arena y el sol, y ahora ve hacia atrás. Sigue penetrando, penetrando, penetrando, y descubre lo último que puedes recordar. Te sorprenderás. Normalmente no puedes recordar mucho, y no puedes pasar la barrera de los cuatro o cinco años de edad. Los que tienen muy buena memoria puede que vayan hasta la barrera de los tres años, pero entonces de pronto llega un bloqueo y todo se vuelve oscuro…Pero si pruebas con esta técnica, con el tiempo romperás la barrera, y puedes llegar a recordar muy fácilmente el primer día en que naciste. Y eso es una revelación. 
Al volver de nuevo a tu sol y tu playa, serás un hombre diferente. Si haces más esfuerzo, puedes entrar en el útero. 
Y tienes memorias del útero: nueve meses de memorias con tu madre. La mente también recuerda ese periodo de nueve meses. Cuando tu madre estaba deprimida, tú lo registraste, porque te sentiste deprimido. Estabas tan conectado con tu madre, tan unido, tan uno, que todo lo que le sucedía a tu madre te sucedía a ti. Cuando ella estaba enfadada, tú estabas enfadado. Cuando ella era feliz, tú eras feliz. Cuando ella era elogiada, tú te sentiste elogiado. Cuando ella estaba enferma, tú sentiste el dolor, el sufrimiento, todo. Si puedes internarte hasta el útero, vas por buen camino. Y luego, con el tiempo, te adentrarás más Y, recordarás el primer momento en que entraste al útero. Debido sólo a esta rememoración, Mahavira y Buda pudieron decir que hay vidas pasadas, renacimiento. 
En realidad el renacimiento no es un principio, sino sólo una profunda experiencia psicológica. Y si puedes recordar el primer momento en que entraste en el útero de tu madre, podrás adentrarte más y recordar la muerte de tu vida pasada. Una vez que llegas a ese punto, tienes este método al alcance de la mano; entonces puedes ir muy fácilmente a todas tus vidas pasadas. Esta es una experiencia, y el resultado es fenomenal, porque entonces sabes que a lo largo de muchísimas vidas has vivido las mismas tonterías que estás viviendo ahora. 
Has estado haciendo estas tonterías muchísimas veces, repetidamente. 
La pauta es la misma, el formato es el mismo, sólo difieren los detalles. Amaste a alguna otra mujer, ahora amas a esta mujer. Acumulaste dinero… Las monedas eran de un tipo; ahora las monedas son diferentes. Pero la pauta es exactamente la misma; es repetitivo. Una vez que ves que has vivido las mismas tonterías durante muchísimas vidas, lo estúpido que ha sido todo este círculo vicioso, de pronto te despiertas y todo el asunto se vuelve un sueño. 
Te sales de ello, y ya no quieres repetir lo mismo en el futuro. 
El deseo cesa, porque el deseo no es otra cosa que el pasado que se proyecta al futuro. El deseo no es otra cosa que tus experiencias pasadas en busca de una nueva repetición. 
Deseo significa tan sólo una vieja experiencia que quieres volver a repetir; nada más. 
Y no puedes dejar el deseo a no ser que tomes conciencia de todo el fenómeno. ¿Cómo vas a dejarlo? El pasado constituye una gran barrera, una barrera sólida como el granito. 
Está sobre tu cabeza; te empuja hacia el futuro. 
Los deseos son creados por el pasado y son proyectados al futuro. Si puedes ver el pasado como un sueño, todos los deseos pierden su fuerza. Caen, se marchitan… y el futuro desaparece. En esa desaparición del pasado y el futuro, te transformas. 

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