Capítulo 15 (SEGUNDO ESCRITO)
Ver el Pasado como un Sueño
Siente un objeto y conviértete en él.
Undécima técnica para centrarse: Siente un objeto ante ti. Siente la ausencia de todos los demás objetos excepto éste. Luego, dejando de lado la sensación-objeto y la sensación ausencia, cae en la cuenta. Siente un objeto ante ti: cualquier objeto. Por ejemplo, una rosa. Cualquier cosa servirá.
Siente un objeto ante ti. Primero, siéntelo. Verlo no servirá: siéntelo.
Ves una rosa, pero tu corazón no está aquietado, no la estás sintiendo; de lo contrario puede que te pongas a llorar y a sollozar, de lo contrario puede que te eches a reír y te pongas a bailar. No la estás sintiendo; sólo la estás viendo.
E incluso puede que ese ver no sea completo, porque nunca ves completamente.
El pasado, la memoria dice que esto es una rosa, y tú pasas de largo. Nunca la has visto realmente.
La mente dice que eso es una rosa.
Lo sabes todo sobre ella, porque ya has visto rosas antes, así que ¿qué hay de particular en ésta? De modo que pasas de largo. Sólo una ojeada es suficiente para revivir la memoria de tus experiencias pasadas con rosas, y pasas de largo.
Incluso el ver no es completo. Permanece con la rosa.
Mírala, y luego siéntela. ¿Qué hay que hacer para sentirla? Huélela, tócala, deja que se vuelva una profunda experiencia corporal.
Primero cierra los ojos y haz que la rosa te toque toda la cara. Siéntela. Póntela sobre los ojos, deja que la toquen los ojos; huélela.
Póntela sobre el corazón, estate en silencio con ella; dale una sensación a la rosa.
Olvídate de todo, olvídate del mundo entero.
Siente un objeto ante ti. Siente La ausencia de todos Los demás objetos…, porque si tu mente todavía está pensando en otras rosas, esta sensación no entrará profundamente.
Olvídate de todas las demás rosas, olvídate de todas las demás personas, olvídate de todo. Simplemente deja que permanezca ahí esta rosa. ¡Sólo la rosa, la rosa, la rosa! Olvida todo lo demás, deja que esta rosa te envuelva completamente…
Estás inmerso en la rosa. Esto será difícil, porque no somos tan sensibles. Pero para las mujeres no será tan difícil; ellas lo pueden sentir más fácilmente.
Para los hombres puede que sea un poco más difícil, a menos que tengan un sentido estético muy desarrollado, como un poeta o un pintor o un músico: ellos pueden sentir las cosas. Pero prueba. Los niños pueden hacerla con mucha facilidad. Estuve enseñando este método al hijo de uno de mis amigos. Podía sentir con mucha facilidad. Cuando le di una rosa y le dije todo lo que os acabo de decir, lo hizo, y lo disfrutó hondamente. Y luego le pregunté: «¿Cómo te sientes?» Él dijo: «Me he vuelto una rosa: ésa es la sensación.
Me he vuelto una rosa.» Los niños pueden hacerla con mucha facilidad, pero nunca los adiestramos; de otro modo podrían ser los mejores meditadores. Olvida completamente todos los demás objetos. Siente La ausencia de todos los demás objetos excepto éste. Esto es lo que sucede en el amor.
Si estás enamorado de alguien, te olvidas del mundo entero.
Si todavía te acuerdas del mundo, entonces ten muy claro que esto no es amor. Te has olvidado del mundo entero; sólo queda la amada o el amante. Por eso digo que el amor es una meditación.
También puedes usar esta técnica como una técnica de amor: olvida todo lo demás.
Hace unos pocos días vino a mí un amigo con su esposa.
Su esposa se quejaba de algo; por eso había venido.
El amigo dijo: «He estado meditando durante un año y ahora estoy profundamente en ello. Y mientras medito he descubierto que, cuando llega un punto culminante de mi meditación, me ayuda gritar de repente: “¡Osho, Osho, Osho!” Me ayuda, pero ahora ha sucedido algo extraño. Cuando estoy haciendo el amor con mi mujer, cuando llego a un clímax sexual, empiezo a gritar: “¡Osho, Osho, Osho!”
Mi mujer está muy molesta por esto, y dice: “¿Estás haciendo el amor conmigo, estás meditando, o qué estás haciendo? ¿Y por qué surge este ‘Osho’?”» El hombre me dijo: «Ahora es muy difícil, porque si no grito “¡Osho, Osho, Osho!” no puedo llegar a un clímax.
Y si grito, a mi mujer le molesta mucho. Se pone a llorar y a sollozar, y hace una escena. ¿Qué hago? Por eso he traído a mi mujer.» Por supuesto, la queja de su esposa es justa, porque no le gusta que haya otra persona presente entre ellos.
Por eso el amor necesita intimidad, una intimidad absoluta.
La intimidad es importante, para olvidar todo lo demás.
En Europa y América, ahora están experimentando con el sexo en grupo. Eso es una tontería: muchas parejas haciendo el amor en una habitación.
Es una absoluta tontería, porque entonces el amor no puede ir muy profundo. Se volverá simplemente una orgía sexual.
La presencia de otros se vuelve una barrera; entonces no puede ser meditativo. Con cualquier objeto, si puedes olvidarte del mundo entero, amas profundamente: a una rosa o a una piedra o a cualquier cosa. Pero la condición es sentir la presencia de este objeto y sentir la ausencia de todo lo demás.
Deja que este objeto sea lo único existencial en tu consciencia. Será fácil si lo intentas con algún objeto que ames de manera natural. Te resultará difícil poner ante ti una piedra, una roca, y olvidarte del mundo entero.
Resultará difícil, pero los maestros Zen lo han hecho.
Tienen jardines de rocas para la meditación. Ninguna flor, ningún árbol, nada: sólo rocas y arena.
Y meditan con una roca, porque, según dicen, si puedes tener una profunda relación amorosa con una roca, nadie puede ponerte barreras. Y los hombres son como rocas. Si puedes amar una roca, entonces puedes amar a un hombre; entonces no hay problema. Los hombres son como rocas; incluso más pétreos. Es difícil romperlos y entrar en ellos.
Pero elige algún objeto que ames naturalmente, y luego olvídate del mundo entero. Aprecia la presencia, saborea la presencia, siéntela, entra profundamente en ella y deja que entre profundamente en ti.
Luego, dejando de lado el objeto… Y entonces llega la parte más difícil de esta técnica.
Has dejado todos los demás objetos, y sólo ha quedado un objeto. Los has olvidado todos; sólo ha quedado uno.
Ahora, dejando de lado la sensación-objeto… Ahora deja de lado la sensación que tienes por este objeto.
Dejando de lado La sensación-objeto y la sensación-ausencia de los demás objetos. Ahora sólo hay dos cosas; todo lo demás está ausente. Ahora deja también esa ausencia.
Sólo esta rosa, este rostro, esta mujer, este hombre, esta roca, está presente. Deja también esto, y deja también la sensación. De pronto caes en un vacío absoluto y no queda nada.
Y Shiva dice: Cae en la cuenta. Cae en la cuenta de este vacío, de esta nada. Ésta es tu naturaleza, éste es tu ser puro.
Será difícil abordar la nada directamente; muy difícil y arduo. De modo que es fácil usar un objeto como vehículo.
Primero pon un objeto en tu mente, y siéntelo tan totalmente que no necesites recordar nada más. Toda tu consciencia está llena de este único objeto. Luego deja esto también, olvida también esto. Caes en un abismo. Ya no queda nada, ningún objeto. Sólo hay tu subjetividad: pura, incontaminada, vacía. Este puro ser, esta pura consciencia, es tu naturaleza.
Pero hazlo en etapas; no intentes toda la técnica de una vez. Primero crea una sensación-objeto. Durante algunos días haz sólo esta parte, no hagas toda la técnica.
Primero, durante algunos días o algunas semanas, haz sólo una parte: la primera. Crea una sensación-objeto; llénate del objeto.
Y usa un objeto, no vayas cambiando de objeto, porque tendrás que volver a hacer el mismo esfuerzo con cada objeto.
Si has elegido una rosa, sigue usando esa rosa todos los días. Llénate de ella para que un día puedas decir: «Ahora soy la flor.» Entonces la primera parte está consumada.
Cuando sólo hay la flor y todo lo demás está olvidado, aprecia esta idea durante unos días. Es bella en sí misma: bellísima, vital poderosa en sí misma. Simplemente siéntela durante unos días. Y, entonces, cuando estás armonizado con ella y se ha vuelto fácil, no necesitas esforzarte.
Entonces la flor llega de repente, el mundo entero queda olvidado y sólo queda la flor.
Entonces prueba la segunda parte: cierra los ojos y olvídate también de la flor. Si has hecho la primera parte, la segunda no será difícil, recuerda.
Pero si intentas toda la técnica de una vez, la segunda parte será imposible; porque si puedes hacer la primera, si puedes olvidar el mundo entero por una flor, también puedes olvidar la flor por nada.
De modo que la segunda parte llegará, pero primero tienes que esforzarte por ella. Pero la mente es muy tramposa.
La mente dirá siempre que intentes toda la técnica, y entonces no tendrás éxito. Entonces la mente dirá: «No sirve», o «No es para mí». lnténtala por partes si quieres tener éxito.
Haz que la primera parte esté completa, y luego haz la segunda. Entonces el objeto no está ahí y sólo queda tu consciencia, como una luz, una llama sin nada a su alrededor.
Tienes una lámpara, y la luz de la lámpara recae sobre muchos objetos. Visualízala. En tu habitación hay muchísimos objetos. Si introduces una lámpara en la oscuridad de la habitación, todos los objetos son iluminados. La lámpara irradia luz sobre todos los objetos para que puedas verlos.
Ahora permanece con un objeto; haz que sólo haya un objeto. La lámpara es la misma, pero ahora sólo hay un objeto en su luz. Ahora retira también ese objeto; ahora la luz permanece sin ningún objeto. Lo mismo sucede con tu consciencia.
Eres una llama, una luz; el mundo entero es tu objeto.
Dejas el mundo entero y eliges un objeto para tu concentración. Tu llama sigue siendo la misma, pero ahora no está ocupada con muchos objetos; sólo está ocupada con uno.
Luego deja también ese objeto. De pronto hay simplemente luz: consciencia. No está cayendo sobre nada.
A esto Buda lo ha llamado nirvana; a esto Mahavira lo ha llamado kaivalya: la soledad total. Los Upanishads lo han llamado la experiencia de Brhma, o el atma. Shiva dice que si puedes hacer esta simple técnica, tomarás conciencia de lo supremo.
Observa tus estados de ánimo.
Duodécima técnica para centrarse: Cuando surja un estado de ánimo contra alguien o a favor de alguien, no lo pongas en la persona en cuestión, sino permanece centrado. Si surge el odio por alguien o contra alguien, o surge el amor por alguien, ¿qué hacemos? Lo proyectamos sobre esa persona. Si sientes odio por mí, en tu odio te olvidas completamente de ti mismo.
Si sientes amor por mí, te olvidas completamente de ti mismo; sólo yo me vuelvo tu objeto. Proyectas tu amor u odio o lo que sea sobre mí. Olvidas completamente el centro interno de tu ser; el otro se vuelve el centro. Este sutra dice que cuando surja el odio o surja el amor, o cualquier estado de ánimo por o contra alguien, no lo proyectes sobre la persona en cuestión. Recuerda: tú eres la fuente de ese estado. Te amo: la sensación ordinaria es que tú eres la fuente de mi amor. En realidad no es así. Yo soy la fuente; tú eres tan sólo una pantalla sobre la que yo proyecto mi amor. Tú eres sólo una pantalla; yo proyecto mi amor sobre ti y digo que eres la fuente de mi amor.
Esto no es un hecho, es una ficción.
Yo exteriorizo mi energía de amor y la proyecto sobre ti.
En esa energía de amor proyectada sobre ti, te vuelves adorable. Puede que no seas adorable para otra persona, puede que seas absolutamente aborrecible para otra persona. ¿Por qué? Si eres la fuente del amor, entonces todo el mundo sentirá amor por ti, pero tú no eres la fuente. Yo proyecto amor, y entonces te vuelves adorable; alguien proyecta odio, y entonces te vuelves aborrecible. Y otra persona no proyecta nada, le eres indiferente; puede que ni siquiera te haya mirado. ¿Qué está pasando? Estamos proyectando nuestros propios estados de ánimo sobre los demás. Por eso, si estás en tu luna de miel, la Luna parece preciosa, prodigiosa, maravillosa. Parece que el mundo entero es diferente. Y esa misma noche… puede que para tu vecino esta noche prodigiosa no exista en absoluto.
Ha muerto su hijo: entonces la misma Luna es triste, intolerable. Pero para ti es encantadora, fascinante; es enloquecedora. ¿Por qué? ¿Es la Luna la fuente o es la luna tan sólo una pantalla y tú te estás proyectando a ti mismo?
Este sutra dice: Cuando surja un estado de ánimo contra alguien o a favor de alguien, no lo pongas en la persona en cuestión; o en el objeto en cuestión. Permanece centrado. Recuerda que tú eres la fuente, así que no te vayas al otro, vete a la fuente. Cuando sientas odio, no te vayas al objeto.
Vete al punto desde el que viene el odio. No te vayas a la persona a la que va dirigido, sino al centro desde el que procede. Vete al centro, entra en ti. Usa tu odio o amor o ira o cualquier cosa como un viaje hacia tu centro interno, a la fuente. Entra en la fuente y permanece centrado allí. ¡Pruébalo! Ésta es una técnica muy, muy científica, muy psicológica. Alguien te ha insultado: de pronto hace erupción la ira, te acaloras. La ira fluye hacia la persona que te ha insultado. Ahora proyectarás toda esta ira sobre esa persona. Ella no ha hecho nada. Si te ha insultado, ¿qué ha hecho? Simplemente te ha pinchado, ha ayudado a que surja tu ira: pero la ira es tuya. Si esa persona va a Buda y lo insulta, no podrá crear ira en él. O si va a Jesús, Jesús le ofrecerá la otra mejilla; o si va a Bodhidharma, éste se reirá a carcajadas. Así que depende.
El otro no es la fuente; la fuente siempre está dentro de ti.
El otro está golpeando la fuente, pero si no hay ira dentro de ti, no puede salir. Si golpeas a un buda, sólo saldrá compasión, porque en él sólo hay compasión. No saldrá ira, porque no hay ira en él. Si echas un balde en un pozo seco, no sale nada.
En un pozo lleno de agua, echas un balde y sale agua, pero el agua es del pozo. El balde sólo ayuda a sacarla. De modo que alguien que te insulta está simplemente echando un balde en ti, y el balde saldrá lleno de la ira, el odio o el fuego que había en ti. Tú eres la fuente, recuerda. Para esta técnica, recuerda que tú eres la fuente de todo lo que vas proyectando en los demás.
Y siempre que surja una disposición a favor o en contra, entra inmediatamente en ti y vete a la fuente de la que sale este odio. Permanece centrado ahí; no te vayas al objeto. Alguien te ha dado una oportunidad de ser consciente de tu propia ira: agradéceselo inmediatamente y olvídate de él.
Cierra los ojos, entra en ti, y mira la fuente de la que está viniendo este amor o ira. ¿De dónde? Vete dentro, entra en ti. Allí encontrarás la fuente, porque la ira está viniendo de tu fuente. El odio o el amor o lo que sea está viniendo de tu fuente. Y es fácil ir a la fuente en el momento en que estás enfadado o amando u odiando, porque entonces estás caliente.
Entonces es fácil entrar en ti mismo. El cable está caliente y lo puedes usar para entrar en ti; puedes ir hacia dentro siguiendo ese calor. Y cuando llegues a un punto fresco dentro de ti, de pronto tomarás conciencia de una dimensión diferente, un mundo diferente que se abre ante ti.
Usa la ira, usa el odio, usa el amor para entrar en ti. Siempre lo usamos para ir al otro, y nos sentimos muy frustrados si no hay nadie sobre quien proyectar.
Entonces proyectamos incluso en objetos inanimados.
He visto a personas enfadarse con sus zapatos, tirándolos con furia. ¿Qué están haciendo? He visto a personas enfadadas empujando una puerta con furia, lanzando su ira a la puerta, maltratando la puerta, despotricando contra la puerta. ¿Qué están haciendo? Voy a concluir con una percepción Zen acerca de esto. Uno de los maestros Zen más sobresalientes, Lin Chi, solía decir: «Cuando era joven me fascinaba ir en barca. Tenía una pequeña barca, y solía ir al lago solo.
Me quedaba allí durante horas y horas.
Una vez sucedió que estaba meditando en mi barca con los ojos cerrados durante una noche muy hermosa. Una barca vacía llegó flotando corriente abajo y golpeó mi barca. Tenía los ojos cerrados, así que pensé: “Hay alguien con su barca y ha golpeado la mía.” Surgió la ira. Abrí los ojos y, enfadado, iba a decirle algo a ese hombre; entonces me di cuenta de que la barca estaba vacía. No había manera de continuar. ¿A quién podía expresarle mi ira? La barca estaba vacía.
Simplemente estaba flotando corriente abajo, y había llegado y golpeado mi barca. Así que no había nada que hacer. No había ninguna posibilidad de proyectar la ira en una barca vacía.» De modo que Lin Chi dijo: «Cerré los ojos. La ira estaba allí, pero al no encontrar una salida, cerré los ojos y floté hacia dentro siguiendo la ira.
Y esa barca vacía se convirtió en mi realización. Llegué a un punto dentro de mí mismo en esa noche silenciosa. Esa barca vacía fue mi maestro. Y ahora, si viene alguien y me insulta, me río y digo: “Esta barca también está vacía.” Cierro los ojos y entro en mí.» Usa esta técnica. Puede hacer milagros para ti.
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