DECIMOPRIMERA CONVERSACIÓN
Dijo Rama:
«De todas las prácticas de las que has hablado, oh compasivo Señor, dime cuál es la
más esencial para conducirnos al supremo Brahman.»
Contestó Våsishtha:
«Gracias a tu valor viril puedes renunciar a tu deseo de objetos temporales y consagrar tus esfuerzos a la búsqueda del primero y mejor de los objetivos, y si permaneces en una meditación profunda y exclusiva sobre el Ser supremo, ciertamente verás a la Luz divina brillar en ti y ante ti.
No es posible reconocer instantáneamente al Espíritu conocible a menos de que lo guardes continuamente en tu consciencia. Si te empeñas en renunciar a tus aspiraciones terrenales, te verás liberado de la enfermedad y del peligro. Mientras no domines a tu mente, no podrás deshacerte de tus deseos, y sin reprimir tus deseos no podrás amansar a tu mente turbulenta.
Por tanto, el conocimiento de la Verdad, la sumisión de la mente y la renuncia a los deseos conducen en conjunto a la beatitud espiritual, que no es posible alcanzar practicando una de estas virtudes sin las otras.
A menos de que se llegue a ser un adepto en la práctica de las tres, es imposible conseguir el estado de perfección divina únicamente por la devoción, aunque sea durante todo un siglo.
Persiste en practicarlas durante toda tu vida, te halles tranquilo o en movimiento, hables o escuches.
Los ignorantes que intentan someter a su mente con la práctica del Hatha Yoga o mediante tensiones corporales se parecen a insensatos que quisieran disipar la oscuridad con tinta negra en vez de utilizar una lámpara encendida.
Quédate tranquilo y sereno, poniendo tu fe en tu Consciencia interior. Sabe que el conocimiento es poder y que el conocedor es el ser más poderoso de la tierra; sé, pues, sabio en todos los aspectos.El hombre que ha adquirido un conocimiento perfecto de Dios está colmado de un entusiasmo inagotable; se ha liberado desde esta vida y reina soberano en el imperio de su mente. No presta atención a nada agradable o amargo, sino que encuentra su deleite en sus propios pensamientos.
Sabiendo que el mundo está hecho de Consciencia, la mente del sabio está arrebatada por el pensamiento de su universalidad, y se desplaza libremente viendo el cosmos como si fuera un espacio de su propia Consciencia.
Sabe que tu Sí mismo —tu Consciencia— es todo en todos, oh Príncipe sagaz, y rechaza como falsa toda apariencia que pudiera hacerte pensar de forma distinta: como todo se encuentra contenido en ti mismo, nada existe que puedas reivindicar ni repudiar.
Es el abandono espiritual de las ataduras lo que se llama liberación; es el rechazo de los apegos terrenales lo que nos dispensa de nacer de nuevo; es la libertad respecto a los pensamientos mundanos lo que nos emancipa en esta vida.
Quien cumple con los deberes hereditarios que la vida le ha impuesto y los satisface con una mente libre de todo interés y de toda expectación, ése verdaderamente tiene la felicidad consigo.
Vive para la corriente cristalina y cantarina de tu búsqueda de la Verdad y a la luz de tu comprensión y podrás fundirte en el estado puro e incorruptible de Atman.
Oh Rama, todo lo que existe sobre la faz de la tierra, en las nubes o en los cielos puedes obtenerlo renunciando tanto a tus fervientes deseos como a tus aversiones.
Cualquier cosa por la que un hombre se esfuerce, manteniendo su mente firme al margen de sus simpatías o antipatías, gracias a ese esfuerzo lo conseguirá.»
Cuando el santo instructor Våsishtha hubo terminado su discurso ante la asamblea real, todos se levantaron en señal de respeto, y el emperador, la reina y los ministros tocaron los pies del santo guru, ofreciéndole presentes y exclamando a continuación: «¡Jai! ¡Jai! ¡Jai!»
artista: Kailash Raj
DECIMOSEGUNDA CONVERSACIÓN
Dijo el bienaventurado Våsishtha:
«Escucha ahora lo que voy a decirte sobre el mejor remedio contra la enfermedad del corazón: todos tienen en sí mismos el poder de conseguirlo, no hace daño y se toma como un jarabe de agradable sabor.
Recurriendo a tu propia consciencia y rechazando resueltamente todos los objetos de deseo es como lograrás sojuzgar a tu mente refractaria. Quien permanece sosegado y renuncia a los objetos de su deseo es en verdad el conquistador de su mente.
A la mente se la debe tratar con vigilancia mediante una lógica fría, los preceptos de los Shastras y la compañía de hombres desapasionados.
Como no resulta difícil, cuando un niño juega, hacer que se vuelva hacia uno y otro lado, tampoco lo es apartar a la mente a voluntad de un objeto a otro.
Utiliza tu mente para actos de bondad realizados a la luz de tu comprensión y a tu mente ocúpala en meditar en Dios a la luz de tu espíritu.
La renuncia a un objeto sumamente deseable está en el poder de quien se resigna a la voluntad divina. Quien puede aceptar tanto lo agradable como lo desagradable puede dominar a su mente con la misma facilidad con que un gigante vence a un niño.
Brahman, en perfecto reposo y penetrando todo, no puede ser conocido más que cuando los deseos de la mente son suprimidos mediante el arma de la indiferencia ante las cosas del mundo.
En primer lugar, únete a tus pensamientos intelectuales o abstractos y, a continuación, a tus aspiraciones espirituales. Siendo entonces el dueño de tu mente, contempla la naturaleza de Brahman.
Por tu aplicación y tu intención imperturbables, oh Rama, podrás corregir los errores de tu mente. La tranquilidad de espíritu favorece la ausencia de ansiedad, y el hombre que ha sido capaz de dominar a su mente se ríe del dominio del mundo.
Nadie nace ni muere en ningún momento; es la mente quien imagina su nacimiento y su muerte, así como su migración por otros cuerpos y otros mundos la siempre fluctuante facultad de movimiento implantada en la mente es de la misma naturaleza que la fuerza generadora de energía de la mente divina, causa del movimiento e impulsión de los mundos.
Sólo la mente puede sojuzgar a la mente: ¿quién podría someter a un rey si no es también rey?
Reprime tus deseos de goces terrenales y abandona tu sentido de la dualidad, y después desembarázate de las impresiones de entidad y de no-entidad, feliz con el conocimiento de la unidad.
Sé sabio, oh Rama, y no pienses de la misma manera que el ignorante. Reflexiona bien sobre lo que te digo. No hay una segunda luna en el cielo, y si a pesar de todo lo parece, es debido a una ilusión óptica. No existe en ningún lugar nada real ni irreal fuera de la esencia una y verdadera de Dios.
No hay ninguna realidad existente o inexistente en ninguna cosa; todo es creación de tu sí mismo quimérico. No atribuyas, por tanto, ninguna forma ni te hagas representación alguna del Espíritu eterno, ilimitado y puro de Dios.
Puesto que el mundo es una apariencia mágica e irreal, ¿qué confianza se le puede otorgar y qué significan placer y sufrimiento? Sabe que este mundo es una ideafantasma que aparece para embaucar a nuestras almas.
A veces parece recto y a veces curvo; tan pronto es largo como corto; tan pronto se mueve como se queda de nuevo inmóvil, y nada en él cesa de cambiar, aunque dé la impresión de estable.
Los hombres piensan mucho en su propio éxito y en muchos otros asuntos mundanos; pero no hay progreso en este mundo declinante que se parece a un plato apetecible aderezado de forma seductora, pero cuyo interior estuviera lleno de hiel.
Es como una lámpara apagada cuya llama se ha perdido, huida no se sabe dónde.
Inasible como una bruma, intenta cogerlo: ¡eso probará que no es nada!
Conoce a Dios, oh Rama, y sirve a quienes te hablan de Él. Sólo Él es real. Sábelo ahora ¡o tras un millón de reencarnaciones!
Capta cuán provechosa es la práctica del Satsang, así como la proximidad de un Maestro, y conoce a Dios.
Este mundo no es nada más que una red surgida de nuestra imaginación, como los gnomos imaginados por los niños en la oscuridad.
Todas las apariencias son expresiones del error o de la ignorancia y desaparecen en el alba del verdadero Conocimiento.
El sabio llama perfección de conocimiento a la certeza interior de que el mundo es ilusorio; y del mismo modo, un conocimiento de todas las cosas vistas es una ilusión dela mente. Por eso es necesario empeñarse en borrar esas impresiones de tu consciencia, sabiendo que la persistencia en esos errores es la causa de tu esclavitud en el mundo.
Cuando la mente desapegada no piensa en nada y permanece en sí misma en una quietud serena dominada por su consciencia interior, adquiere entonces la sabiduría, sin estar ya sujeta ni al tumulto del mundo ni a la fatalidad de futuros nacimientos.
Realiza los más perseverantes esfuerzos para expulsar de tu mente las imágenes del mundo y atraviesa el peligroso océano de la aflicción, que es el mundo, en la segura embarcación de tus virtudes.
Cuando por el poder de la imaginación la mente consciente concibe la idea de una forma cualquiera, ésta se convierte en la semilla de su reproducción o de su nacimiento en la forma que se ha visualizado.
Así, la mente se auto reproduce y, extraviada por su elección, se convierte en su propia víctima; entonces pierde la consciencia de su libertad sometiéndose a la esclavitud de la vida. Cualquiera que sea la forma a la que su inclinación le ate, la revestirá, y mientras dure su afecto no podrá deshacerse de ella, como tampoco podrá retomar a su pureza original a menos de que se libre de las pasiones impuras.
Y te digo, oh Rama, que si no puedes prescindir de amar una forma, entonces ama la forma de un Avatar de Dios, porque uno se convierte en aquello que ama y a lo que sirve con sinceridad.
Hasta que no conozcas la Verdad no podrás encontrar la paz de la mente, y mientras no poseas la quietud mental, estás excluido del conocimiento de la Verdad.
Mientras no elimines los deseos terrenales no alcanzarás la luz de la Verdad. El control de la mente y el abandono de los deseos constituyen conjuntamente el acceso a la beatitud espiritual, que no se puede lograr si se realizan por separado.
Conságrate a tus meditaciones y al bien de todos los seres vivos.
Un verdadero yogui Adhyatma no está triste ni melancólico durante sus peregrinaciones por el mundo, ni se encuentra más satisfecho y alegre cuando se halla en reposo.
Es feliz de cumplir con su deber con un corazón ligero, como un porteador que continúa ágil a pesar de su carga.
Aunque su cuerpo se rompa bajo las ruedas, empalado entre cadáveres o exiliado en un desierto, le atraviese una lanza o sea molido a garrotazos, quien cree en el verdadero Dios permanece inquebrantable.Vive en función de la corriente cristalina de tu búsqueda y encontrarás el descanso en el estado sin mancha de la pura Consciencia; entonces, consiguiendo gracias a la luz de la comprensión el conocimiento y la visión de Brahman, dejarás de estar atado a las cadenas de futuros nacimientos en esta tierra.»
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