miércoles, 22 de febrero de 2017

El Libro de los Secretos (Osho) CAPITULO-6 SEGUNDO ESCRITO


Capítulo 6 (SEGUNDO ESCRITO)
Estratagemas para Trascender los Sueños 

¿Cómo funciona? Si puedes recordar todo el día «yo soy», esto penetrará también en tu dormir. 
Y cuando estés soñando, recordarás continuamente «yo soy». 
Si puedes recordar «yo soy» en el sueño, de pronto el sueño se vuelve sólo un sueño. Entonces el sueño no puede engañarte, entonces el sueño no puede ser sentido como realidad. 


Éste es el mecanismo: el sueño se siente como realidad porque te falta el auto recuerdo; te falta «yo soy». Si no hay recuerdo de uno mismo, entonces el sueño se vuelve realidad. Si hay recuerdo de uno mismo, se vuelve sólo un sueño. Ésta es la diferencia entre el sueño y la realidad. Para una mente meditativa, o para la ciencia de la meditación, ésta es la única diferencia. 
Si eres, entonces toda la realidad es sólo un sueño. 
Si no eres, entonces los sueños se vuelven realidad.
Nagarjuna dice: «Ahora soy, porque el mundo no es. 
Cuando yo no era, el mundo era. Sólo uno puede existir.» 
Eso no significa que el mundo haya desaparecido. 
Nagarjuna no está hablando de este mundo; está hablando del mundo de los sueños. O tú puedes ser, o los sueños pueden ser: ambos no podéis ser. De modo que el primer paso será continuar recordando «yo soy» constantemente; simplemente «yo soy». 
No digas «Rama», no digas «Shyam». No utilices ningún nombre, porque tú no eres eso. 
Usa simplemente yo soy». Pruébalo en cualquier actividad y siéntelo. Cuanto más real te vuelves dentro de ti, más irreal se vuelve el mundo circundante. 


La realidad se vuelve «yo», y el mundo se vuelve irreal. 
El mundo es real o el «yo» es real: ambos no pueden ser reales. Ahora estás sintiendo que sólo eres un sueño; entonces el mundo es real. Cambia el énfasis. Vuélvete real, y el mundo se volverá irreal. Gurdjieff trabajó con este método continuamente. 
Su principal discípulo, P. D. Ouspensky, cuenta que cuando Gurdjieff estaba trabajando con él con este método, y llevaba tres meses practicando continuamente este recuerdo de «yo soy, yo soy, yo soy», después de tres meses, todo se detuvo. 
Sólo una nota permaneció dentro como una música eterna: «Yo soy, yo soy, yo soy.» Pero entonces esto no era un esfuerzo. 
Era una actividad espontánea que continuaba: «Yo soy.» Entonces Gurdjieff le dijo a Ouspensky que saliera de la casa. Durante tres meses, lo había mantenido en la casa y no se le permitía salir. Entonces Gurdjieff dijo: «Ven conmigo.» Estaban viviendo en una ciudad rusa, Tiflis. Gurdjieff le dijo que saliera, y se fueron a la calle. 
Ouspensky escribe en su diario: «Por primera vez pude comprender lo que Jesús quería decir cuando dijo que el hombre está dormido. La ciudad entera me pareció como que estaba dormida. La gente se movía dormida; los tenderos estaban vendiendo dormidos; los clientes estaban comprando dormidos. Toda la ciudad estaba dormida. Miré a Gurdjieff: sólo él estaba despierto. La ciudad entera estaba dormida. 
Estaban enfadados, estaban peleando, estaban amando, comprando, vendiendo, haciendo de todo.» Ouspensky dice: «Ahora podía ver sus rostros, sus ojos: estaban dormidos. 
No estaban ahí. Faltaba el centro interno, no estaba allí». Ouspensky le dijo a Gurdjieff: «No quiero volver allí nunca más. ¿Qué le ha sucedido a la ciudad? Todos parecen dormidos, drogados.» Gurdjieff dijo: «No le ha pasado nada a la ciudad, algo te ha sucedido a ti. 
Has sido desdrogado; la ciudad es la misma. 
Es el mismo lugar por el que tú andabas hace tres meses, pero no podías ver que los demás están dormidos porque tú también estabas dormido. Ahora puedes ver porque ha llegado a ti una cierta cualidad de conciencia. Con tres meses practicando «yo soy» continuamente, has tomado conciencia en muy pequeña medida. ¡Has tomado conciencia! 
Una parte de tu consciencia ha ido más allá del sueño. Por eso puedes ver que todo el mundo está dormido, muerto, moviéndose, drogado, como hipnotizado.» 
Ouspensky dice: «No podía soportar ese fenómeno: ¡todo el mundo dormido! No importa lo que estén haciendo, no son responsables de ello. ¡No lo son! ¿Cómo van a ser responsables?» Volvió y le preguntó a Gurdjieff: «¿Qué es esto? ¿Estoy siendo engañado de alguna manera? ¿Me has hecho algo por lo que la ciudad entera parece dormida? No puedo creer lo que veo.» 
Pero esto le pasará a cualquiera. Si puedes recordarte a ti mismo, sabrás que nadie se está recordando a sí mismo, y cada uno sigue moviéndose de esta forma. El mundo entero está dormido. Pero debes empezar mientras estás despierto. En cualquier momento que te acuerdes, empieza «yo soy». 
No quiero decir que tengas que repetir las palabras «yo soy»; más bien, siéntelo. Dándote un baño, siente «yo soy». Nota el contacto de la ducha fría, y permítete estar detrás, sintiendo y recordando «yo soy». Recuerda: no estoy diciendo que tengas que repetir verbalmente «yo soy». Puedes repetirlo, pero esa repetición no te dará conciencia. Puede que la repetición cree más sueño. 
Hay muchas personas que siguen repitiendo muchas cosas. Siguen repitiendo «Rama, Rama, Rama…», y si simplemente están repitiendo sin conciencia, entonces este «Rama, Rama, Rama…» se convierte en una droga. Pueden dormir bien gracias a ella. Por eso Mahesh Yogi tiene tanto atractivo en Occidente, porque está dando mantras para que la gente los repita. 
Y en Occidente dormir se ha convertido en uno de los problemas más serios. El dormir está totalmente alterado. 
El dormir natural ha desaparecido. Sólo puedes dormir con tranquilizantes y drogas; de otra forma, dormir se ha vuelto imposible. Ésta es la razón del atractivo de Mahesh Yogi. 
Es porque si repites algo constantemente, esa repetición te hace dormir profundamente; eso es todo. De modo que la denominada meditación trascendental no es más que un tranquilizante psicológico. 
No es nada: tan sólo un tranquilizante. Ayuda, pero es buena para dormir, no para la meditación. Duermes bien, dormirás con más calma. Es buena, pero no es para la meditación en absoluto. Si repites una palabra constantemente, crea un cierto aburrimiento, y el aburrimiento es bueno para dormir. 
De modo que cualquier cosa monótona, repetitiva, puede ayudar a dormir. El niño en el útero de la madre duerme continuamente durante nueve meses, y puede que no sepas el porqué de esto. 
El porqué es solo el «tic-tac, tic-tac» del corazón de la madre. Continuamente suena el latido, el latido del corazón. Es una de las cosas más monótonas del mundo. 
Con el mismo latido repitiéndose continuamente, el niño queda narcotizado: continúa durmiendo. Por eso, cuando un niño llora, grita, causa algún problema, la madre le pone la cabeza cerca de su corazón. Entonces se siente bien de pronto y se duerme. 
Se debe de nuevo al latido del corazón. Se vuelve otra vez parte del útero. Por eso, incluso si no eres un niño y tu esposa, tu amada, pone tu  cabeza sobre su corazón, te entrará sueño a causa del monótono latido. 
Los psicólogos sugieren que si no puedes dormir, te concentres en el reloj. Simplemente concéntrate en el tic-tac, tic-tac del reloj: reproduce el latido del corazón, y te puedes dormir. 
Cualquier cosa repetitiva servirá. Así que este «yo soy», este recordar «yo soy», no es un mantra verbal. 
No es para ser repetido verbalmente: ¡siéntelo! Sé sensible a tu ser. Cuando toques la mano de alguien, no toques sólo su mano; siente también tu contacto, siéntete también a ti mismo: que estás aquí en este contacto, totalmente presente. 
Mientras estés comiendo, no te limites a comer; siéntete también a ti mismo comiendo. Esta impresión, esta sensibilidad debe penetrar cada vez más profundamente en tu mente. 
Un día, de pronto, estás despierto en tu centro, funcionando por primera vez. Y cuando el mundo entero se vuelve un sueño, entonces puedes saber que lo que sueñas es un sueño. 
Y cuando sabes que lo que sueñas es un sueño, los sueños cesan. Sólo pueden continuar si consideras que son reales. Cesan si se advierte que son irreales. Y una vez que los sueños cesan en ti, eres un hombre diferente. El hombre viejo está muerto; el hombre adormecido está muerto. Ya no eres el ser humano que eras. 
Por primera vez, tomas conciencia; por primera vez, en el mundo entero que está dormido, tú estás despierto. Te conviertes en un buda, un ser despierto. Con este despertar no hay desdicha, después de este despertar no hay muerte, mediante este despertar ya no hay miedo. Por primera vez te liberas de todo. Estar libre de dormir, estar libre de soñar, es estar libre de todo. 
Logras la libertad. El odio, la ira, la avaricia, desaparecen. 
Te conviertes en puro amor. No es que ames; ¡te conviertes en puro amor! 
Pregunta 2 
Una pregunta más; y es relativamente la misma: Si somos todos actores en una obra teatral que está ya escrita, ¿cómo puede transformarnos la meditación sin que la obra misma contenga un capítulo para nuestra transformación en un momento específico? Y si ese capítulo está ya esperando a desarrollarse a su debido tiempo, ¿por qué meditar? ¿Por qué hacer ningún esfuerzo en absoluto? Esto es lo mismo; contiene la misma falacia. 
No estoy diciendo que todo esté determinado. 
No estoy planteando esto como una teoría que explique el universo. 
Es una estratagema. India siempre ha estado utilizando esta estratagema del destino. Esto no quiere decir que todo esté predeterminado. ¡Eso no es en absoluto lo que se quiere decir! 
La única razón para plantear esto es que, si consideras que todo está predeterminado, todo se vuelve un sueño. 
Si consideras las cosas de esta manera, si lo crees así –que todo está predeterminado; que, por ejemplo, te vas a morir en un día específico-, todo se vuelve un sueño. ¡No está predeterminado, no es inamovible! Nadie está tan interesado en ti. 
El universo es completamente inconsciente de ti y de cuándo te vas a morir. Es algo absolutamente inútil. 
Tu muerte es irrelevante para el universo. 
No pienses que eres tan importante que el universo entero está determinando el día de tu muerte -la hora, el minuto, el momento-, ¡no! Tú no eres el centro. 
Al universo le da igual que existas o que no existas. 
Pero esta falacia continúa funcionando en tu mente. 
Es creada en la infancia y se convierte en parte del inconsciente. Nace un niño. No puede dar nada al mundo, pero tiene que tomar muchas cosas. No puede restituir, no puede devolver nada. 
Es tan impotente: simplemente desvalido. 
Necesitará comida, necesitará amor, necesitará cobijo, necesitará calor. Todo debe ser provisto. Una criatura nace absolutamente desvalida, especialmente la criatura del hombre. 
Ningún animal es tan desvalido. 
Por eso ningún animal crea una familia: no es necesario. 
Pero la criatura del hombre es tan desvalida, tan absolutamente desvalida, que no puede existir sin que haya una madre que la proteja, un padre, una familia, una sociedad. 
No puede existir sola. Moriría inmediatamente. 
Es tan dependiente… Necesitará amor, necesitará comida, lo necesitará todo, y lo pedirá todo. 
Y la madre dará, el padre dará, la familia dará. 
El niño comienza a pensar que es el centro del mundo entero. Hay que dárselo todo; sólo tiene que pedirlo. 
Pedirlo es suficiente; no es necesario ningún otro esfuerzo. 
De modo que el niño comienza a considerarse a sí mismo el centro, y todo gira en torno a él, para él. 
La existencia entera parece estar creada para él. La existencia entera estaba esperando a que él llegara y pidiera, y se le satisfará en todo. Es una necesidad que sus exigencias sean satisfechas; sino, morirá. Pero esta necesidad se vuelve muy peligrosa. 
Crece con esta actitud de «soy el centro». Luego exigirá más. 
Las exigencias de un niño son muy simples, se pueden proveer. Pero cuando crezca, sus exigencias se volverán más y más complejas. A veces no será posible proveerlas, satisfacerlas. 
A veces serás absolutamente imposible. 
Puede que pida la Luna, o lo que se le ocurra… Cuanto más crezca, más complejas, más imposibles se volverán sus exigencias. Entonces se afianza la frustración, y el niño comienza a pensar que ahora lo están engañando. 
Daba por sentado que era el centro del mundo. Ahora habrá problemas, y con el tiempo será destronado. 
Cuando se convierta en un adulto, estará completamente destronado. Entonces sabrá que no es el centro. Pero en lo más hondo, la mente inconsciente sigue pensando en función de que él es el centro. Viene gente y me pregunta si su destino está determinado. Están preguntando si son tan importantes, tan significativos para este universo que su destino deba estar determinado de antemano. 
«¿Cuál es mi propósito?», preguntan. «¿Por qué fui creado?» Esta tontería infantil de que eres el centro crea este tipo de preguntas, como: «¿Con qué propósito fui creado?» 
No eres creado para ningún propósito. 
Y es bueno que no seas creado para ningún propósito; de otra forma serías una máquina. Una máquina se crea para algún propósito. El hombre no es creado para ningún propósito, para algo; ¡no! El hombre es la creación afluente, desbordante. 
Todo simplemente es. Las flores son y las estrellas son y tú eres. Todo es simplemente un rebasamiento, una alegría, una celebración de la existencia sin ningún propósito. 
Pero esta teoría del destino, de la predeterminación, es lo que crea problemas, porque la consideramos una teoría. 
Pensamos que todo está determinado, pero nada está determinado. 
Sin embargo, esta técnica usa esto como estratagema. 
Cuando decimos que todo está determinado, esto no se te dice como una teoría. El propósito es éste: que si te tomas la vida como una representación teatral, predeterminada, entonces se vuelve un sueño. 
Por ejemplo, si supiera que tal día, tal noche, iba a hablar contigo, y está predeterminado qué palabras debería emplear tal día, y si es tan inamovible que no se puede cambiar nada -que no puedo pronunciar ni una sola palabra nueva-, entonces de pronto no estoy relacionado en absoluto con todo ese proceso, porque no soy la fuente de la acción. 
Si todo está determinado y cada palabra la va a decir el universo mismo o lo divino o cualquier nombre que elijas, entonces yo ya no soy la fuente de ello. 
Entonces me puedo volver un observador: un simple observador. Si consideras que la vida está predeterminada, entonces la puedes observar, entonces no estás involucrado. 
Si fracasas, estaba predeterminado; si triunfas, estaba predeterminado. Si ambas cosas están predeterminadas, ambas se vuelven de igual valor: sinónimas. 
Entonces uno es Ravana, uno es Rama, y todo está predeterminado. Ravana no necesita sentirse culpable, Rama no necesita sentirse superior. 
Todo está predeterminado, y sois simplemente actores, estáis en un escenario representando un papel. Darte la sensación de que estás representando un papel, darte la sensación de que esto es sólo una pauta predeterminada que estás cumpliendo, darte esta sensación para que puedas transcenderlo, ésta es la estratagema. Es muy difícil, porque estamos acostumbrados a pensar en el destino como una teoría; no sólo como una teoría, sino como una ley. No podemos comprender esta actitud de tomar estas leyes y teorías como estratagemas. 
Te lo explicaré. 
Será útil un ejemplo. Estaba en una ciudad. Se me acercó un hombre; era mahometano, pero yo no lo sabía, no lo había advertido. Y él estaba vestido de forma que parecía hindú. 
No sólo tenía aspecto de hindú, sino que hablaba como si fuera del tipo hindú. No era del tipo mahometano. Me hizo una pregunta. Dijo: «Los mahometanos y los cristianos dicen que sólo hay una vida. 
Los hindúes, los budistas y los jainas dicen que hay muchas vidas: una larga secuencia de vidas, de modo que, a menos que uno se libere, sigue y sigue volviendo a nacer una y otra vez. ¿Y tú que dices? Si Jesús era un hombre iluminado, tiene que haberlo sabido. O Mahoma, o Moisés; ellos también debieron de haber sabido, si eran hombres iluminados, que hay muchas vidas y no sólo una. 
Y si dices que ellos tienen razón, entonces ¿qué pasa con Mahavira, Krishna, Buda y Shankara? Una cosa es segura, que todos ellos no pueden estar iluminados. »Si el cristianismo tiene razón, entonces Buda está equivocado, entonces Krishna está equivocado, entonces Mahavira está equivocado. Y si Mahavira, Krishna y Buda tienen razón, entonces Mahoma, Jesús y Moisés están equivocados. Así que, dime. 
Estoy muy perplejo; estoy hecho un lío, confuso. 
Y los dos no pueden tener razón. ¿Cómo van a tener razón los dos? O hay muchas vidas o hay una. ¿Cómo van a tener razón los dos?» Era un hombre muy inteligente, y había estudiado muchas cosas, así que dijo: «No te puedes escapar y decir que ambos tienen razón. Los dos no pueden tener razón. Es así lógicamente: los dos no pueden tener razón.» 
Pero yo le dije: «Esto no tiene que ser así; tu enfoque es absolutamente erróneo. Ambas posturas son estratagemas. Ninguna de las dos tiene razón, ninguna de las dos está equivocada: ambas son estratagemas.» 
Le resultó imposible comprender lo que quería decir con estratagema. Mahoma, Jesús y Moisés estaban hablando a un tipo de mente, y Buda, Mahavira, Krishna estaban hablando a un tipo de mente muy diferente. 
En realidad hay dos religiones básicas: la hindú y la judía. 
De modo que todas las religiones nacidas de India, todas las religiones nacidas del hinduismo, creen en la reencarnación, en muchos nacimientos; y todas las religiones nacidas del pensamiento judío -el mahometanismo, el cristianismo- creen en una vida. 
Éstas son dos estratagemas. Intenta comprenderlo. 
Como nuestras mentes están fijas, consideramos las cosas como teorías, no como estratagemas. De modo que muchas veces viene gente a mí y me dice: «Un día dijiste que esto está en lo cierto, y otro día dijiste que aquello está en lo cierto, y ambos no pueden estar en lo cierto.» Por supuesto que ambos no pueden estar en lo cierto, pero nadie está diciendo que ambos estén en lo cierto. 
No me interesa en absoluto cuál está en lo cierto y cuál está equivocado. Sólo me interesa qué estratagema funciona. 
En India usan esta estratagema de las muchas vidas. ¿Por qué? Hay muchas cuestiones. Todas las religiones nacidas en Occidente, en particular del pensamiento judío, eran religiones de los pobres. Sus profetas eran incultos. Jesús no era culto, Moisés tampoco. Eran todos ellos incultos, poco sofisticados, simples, y estaban hablando con masas que no eran sofisticadas en absoluto, que eran pobres; no eran ricas. 
Para un pobre, una vida es más que suficiente, ¡más que suficiente! Está  pasando hambre, muriéndose. 
Si le dices que hay tantas vidas que seguirá naciendo y volviendo a nacer, que se moverá en una rueda de mil y una vidas; el pobre se sentirá frustrado. «¿Qué estás diciendo?», preguntará un pobre. «Una vida es demasiado, así que no hables de mil y una vidas, de un millón de vidas. No digas eso. 
Danos el cielo inmediatamente después de esta vida.» 
Dios puede ser real sólo si se puede alcanzar después de esta vida, inmediatamente. Buda, Mahavira y Krishna estaban hablando a una sociedad muy rica. 
Hoy en día resulta difícil de comprender, porque toda la rueda ha girado. Ahora Occidente es rico y Oriente es pobre. 
Entonces Occidente era pobre y Oriente era rico. 
Todos los avataras hindúes, todos los tirthankaras -maestros mundiales- de los jainas, todos los budas -seres despiertos -, todos ellos eran príncipes. Pertenecían a familias reales. Eran cultos, instruidos, refinados en todos los aspectos. 
No puedes refinar más a Buda. Era absolutamente refinado, culto, instruido; no se puede añadir nada. Incluso si Buda viniera hoy, no se podría añadir nada. 
Así es que estaban hablando a una sociedad que era rica. Recuerda: para una sociedad rica los problemas son diferentes. Para una sociedad rica, el cielo no tiene significado. Para una sociedad pobre, el cielo es muy significativo. Si la sociedad está viviendo en el cielo, el cielo pierde sentido, así que no puedes proponerlo. Ni puedes crear un deseo ardiente de hacer algo para lograr el cielo; ya están en él…, y aburridos. Así es que Buda, Mahavira y Krishna no hablan del cielo, sino de la libertad. 
No hablan de un mundo placentero en el más allá; hablan de un mundo transcendental, en el que no hay ni dolor ni placer. El cielo de Jesús no los habría atraído: ya estaban en él. Y, en segundo lugar, para un rico, el verdadero problema es el aburrimiento. A un pobre, prométele placer en el futuro. 
Para un pobre, el sufrimiento es el problema. 
Para un rico, el sufrimiento no es el problema; para un rico, el aburrimiento es el problema. 
Está aburrido de todos los placeres. Mahavira, Buda y Krishna…, todos ellos usaron el aburrimiento, y dijeron: «Si no haces nada, vas a nacer una y otra vez. Esta rueda se moverá. 
Recuerda, se repetirá la misma vida. 
El mismo sexo, la misma riqueza, la misma comida, los mismos palacios una y otra vez: mil y una veces te moverás en círculo.» Para un hombre rico que ha conocido todos los placeres, esto no es una buena perspectiva, esta repetición. 
La repetición es el problema. Ése es el sufrimiento para él. 
Quiere algo nuevo, y Mahavira y Buda dicen: «No hay nada nuevo. Este mundo es viejo. No hay nada nuevo bajo el Sol, todo es viejo. Ya has probado todas estas cosas antes, y seguirás probándolas. Estás en una rueda que gira. 
Transciéndela, salta fuera de la rueda.» Para un rico, sólo si creas una estratagema que intensifique su sensación de aburrimiento puede ir hacia la meditación. Para un pobre, si hablas de aburrimiento estás diciendo cosas sin sentido. 
Un pobre nunca está aburrido, ¡nunca! Sólo un rico está aburrido. Un pobre nunca se aburre; siempre está pensando en el futuro. Algo sucederá y todo estará bien. 
El pobre necesita una promesa, pero si la promesa está lejísimos, pierde su sentido. Debe ser inmediata. Se cuenta que Jesús dijo que «en el transcurso de mi vida, en el transcurso de tu vida, verás el reino de Dios.» Esta afirmación ha obsesionado a toda la cristiandad durante veinte siglos, porque Jesús dijo: «En tu vida, inmediatamente, vas a ver el reino de Dios.» Y el reino de Dios ni siquiera ha llegado todavía, así que ¿qué quería decir? Y dijo: «El mundo se va a acabar pronto, ¡así que no pierdas el tiempo! Queda poco tiempo.» Jesús dijo: «Queda muy poco tiempo. 
Es de tontos perderlo. El mundo se va a acabar inmediatamente y tendrás que rendir cuenta de ti mismo, así que arrepiéntete.» Jesús creó una sensación de urgencia mediante el concepto de una vida. Él sabía, y Buda y Mahavira también sabían. 
No se dice lo que sabían. Se conoce lo que ingeniaron. Esto era una estratagema para crear inmediatez, urgencia, para que empezaras a actuar. India era un país viejo, rico.
No era cuestión de urgencia en promesas para el futuro. Sólo había una forma posible de crear urgencia, y era crear más aburrimiento. Si un hombre siente que va a nacer una y otra vez, una y otra vez, infinitamente, hasta lo infinito, viene inmediatamente y pregunta: «¿Cómo liberarse de esta rueda? Esto es demasiado. Ya no puedo seguir más, porque ya conozco todo lo que puede conocerse. Si esto se va a repetir, es una pesadilla. No quiero repetirlo, quiero algo nuevo.» De modo que Buda y Mahavira dicen: «No hay nada nuevo bajo el Sol. Todo es viejo y una repetición. Y has repetido durante muchísimas vidas, y seguirás repitiendo durante muchísimas 108 vidas. Guárdate de la repetición, guárdate del aburrimiento. Da un salto.» La estratagema es diferente, pero el propósito es el mismo. ¡Da un salto! ¡Muévete! ¡Transfórmate a ti mismo! Seas lo que seas, transfórmate a ti mismo de ello. Si consideramos las afirmaciones religiosas como estratagemas, entonces no hay contradicción. Entonces Jesús y Krishna, Mahoma y Mahavira, quieren decir lo mismo. Crean diferentes rutas para personas diferentes, diferentes técnicas para mentes diferentes, diferentes alicientes para actitudes diferentes. Pero no se trata de principios por los que luchar y discutir. Son estratagemas para ser usadas, transcendidas y tiradas. Esto es todo por hoy. 

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