El Libro de los Secretos (Osho) CAPITULO XI SEGUNDO ESCRITO
El Libro de los Secretos 2
Capítulo 11 (SEGUNDO ESCRITO)
Técnicas para Penetrar en lo Interno Los Sutras
17 No elijas, permanece en el medio.
Quinta técnica para centrarse: Desatendiendo la mente, mantente en el medio: hasta que. El sutra es sólo esto.
Como cualquier sutra científico, es corto, pero incluso estas pocas palabras pueden transformar tu vida totalmente.
Desatendiendo la mente, mantente en el medio: hasta que. Mantente en el medio… Buda desarrolló toda su técnica de meditación sobre este sutra. Su camino se conoce como majjhim nikai: el camino medio.
Buda dice: «Permanece siempre en el medio: en todo.»
Un cierto Príncipe Shravan tomó la iniciación; Buda lo inició en sannyas. Ese príncipe era un hombre inusual, y cuando tomó sannyas, cuando fue iniciado, todo su reino quedó asombrado.
El reino no podía creerlo, la gente no podía creer que el príncipe Shravan se hiciera sannyasin.
Nadie lo había siquiera imaginado nunca, ya que era un hombre de este mundo: permitiéndose todos los gustos, permitiéndoselo todo al extremo.
El vino y las mujeres constituían todo su ambiente.
Entonces, de pronto llegó Buda a la ciudad, y el príncipe fue a verlo para un darshan: un encuentro espiritual.
Cayó a los pies de Buda y dijo: «Iníciame. Dejaré este mundo.» Los que habían venido con él ni siquiera se dieron cuenta…; era tan repentino. Así que le preguntaron a Buda: «¿Qué está pasando? Esto es un milagro.
Shravan no es ese tipo de hombre, y ha vivido con mucho lujo. Hasta ahora ni siquiera podíamos imaginar que Shravan fuera a tomar sannyas, así que ¿qué ha pasado?
Has hecho algo.» Buda dijo: «No he hecho nada. La mente puede ir fácilmente de un extremo al otro. Ésa es la disposición de la mente: ir de un extremo a otro. Así que Shravan no está haciendo nada nuevo. Era de esperar.
No conocéis la ley de la mente es por eso por lo que estáis tan asombrados.» La mente va de un extremo a otro; ésa es la disposición de la mente. Así que sucede a diario: una persona que estaba loca por la riqueza renuncia a todo, se vuelve un faquir desnudo.
Pensamos: «iQué milagro!» Pero no es nada: simplemente la ley ordinaria. De una persona que no haya estado loca por la riqueza no se puede esperar que renuncie, porque sólo de un extremo puedes ir a otro: igual que un péndulo, de un extremo al otro.
De manera que una persona que persiga la riqueza, que persiga locamente la riqueza, se volverá locamente contra ella, pero la locura continuará: eso es la mente.
Un hombre que vive sólo para el sexo puede que se vuelva célibe, puede que se aísle, pero la locura continuará. Antes vivía sólo para el sexo, ahora sólo vivirá contra el sexo: pero la actitud, el acercamiento, sigue siendo el mismo.
Así que un brahmachari, un célibe, no está realmente más allá del sexo; toda su mente está orientada al sexo. Está en contra, pero no más allá. El camino del más allá siempre está en el medio, nunca está en el extremo.
Así que Buda dice: «Esto era de esperar. No ha sucedido ningún milagro. Así es como funciona la mente.» Shravan se convirtió en un mendigo, un sannyasin.
Se convirtió en un bhikkhu, un monje, y pronto otros discípulos de Buda observaron que se estaba yendo al otro extremo.
Buda nunca había pedido a nadie que anduviese desnudo, pero Shravan iba desnudo. Buda no estaba a favor de la desnudez. Dijo: «Eso es sólo otro extremo.» Hay personas que viven para la ropa, como si la ropa fuera su vida, y hay otras personas que van siempre desnudas: pero ambos creen en lo mismo.
Buda nunca predicó la desnudez, pero Shravan iba siempre desnudo. Era el único discípulo de Buda que estaba desnudo. Empezó a torturarse mucho a sí mismo.
Buda permitía una comida al día para los sannyasins, pero Shravan sólo tomaba una comida en días alternos.
Se quedó delgado y demacrado.
Mientras que todos los demás discípulos se sentaban para meditar bajo los árboles, a la sombra, él nunca se sentaba bajo ningún árbol. Permanecía siempre al sol ardiente.
Era un hombre hermoso y tenía un cuerpo muy bello, pero en menos de seis meses nadie podía reconocer que fuera el mismo hombre. Se volvió feo, oscuro, negro, quemado.
Buda fue a ver a Shravan una noche y le preguntó: «Shravan, he oído que cuando eras un príncipe, antes de la iniciación, solías tocar una veena, un sitar, y que eras un gran músico.
Así que he venido a hacerte una pregunta. Si las cuerdas de la veena están muy flojas, ¿qué sucede?» Shravan dijo: «Si las cuerdas están muy flojas, no es posible hacer música.»
Y entonces Buda dijo: «y si las cuerdas están muy apretadas, demasiado apretadas, ¿qué pasa entonces?» Shravan dijo: «Entonces tampoco se puede producir música. Las cuerdas deben estar en el medio: ni flojas ni apretadas, sino justo en el medio.» Shravan dijo: «Es fácil tocar la veena, pero sólo un maestro puede ajustar estas cuerdas correctamente, en el medio.» Así que Buda dijo: «Esto es lo que tengo que decirte, después de observarte durante los últimos seis meses: que también en la vida sólo hay música cuando las cuerdas no están ni flojas ni prietas, sino justo en el medio.
De modo que renunciar es fácil, pero sólo un maestro sabe estar en el medio.
Así que, Shravan, sé un maestro, y deja que estas cuerdas de la vida estén justo en el medio: en todo. No te vayas a este extremo, no te vayas a ése. Todo tiene dos extremos, pero tú permanece justo en el medio.» Pero la mente es muy descuidada.
Por eso dice este sutra: Desatendiendo la mente… Oirás esto, lo comprenderás, pero la mente no tomará nota. La mente seguirá siempre eligiendo extremos.
El extremo le resulta fascinante a la mente. ¿Por qué? Porque en el medio, la mente muere. Observa un péndulo: si tienes algún reloj viejo, observa el péndulo.
El péndulo sigue moviéndose todo el día si va a los extremos. Cuando va a la izquierda está ganando impulso para ir a la derecha. Cuando va hacia la derecha, no pienses que está yendo hacia la derecha: está ganando impulso para ir hacia la izquierda. De modo que los extremos son derecha-izquierda, derecha-izquierda. Haz que el péndulo esté en el medio: entonces todo el impulso se pierde.
Entonces el péndulo no tiene energía, porque la energía viene de uno de los extremos. Entonces ese extremo lo lanza hacia el otro, y otra vez, y es un círculo… El péndulo sigue moviéndose.
Déjalo en el medio, y entonces se detendrá todo el movimiento.
La mente es igual que un péndulo y todos los días; si lo observas, llegarás a saberlo. Decides una cosa en un extremo, y luego vas al otro. Estás enfadado; luego te arrepientes.
Decides: «No, esto es suficiente.
Nunca volveré a enfadarme.» Pero no ves el extremo.
«Nunca» es un extremo. Cómo estás tan seguro de que nunca volverás al enfadarte? ¿Qué estás diciendo? Piénsalo de nuevo: ¿nunca? Luego vete al pasado y recuerda cuántas veces has decidido que «nunca volveré a enfadarme».
Cuando dices: «Nunca volveré a enfadarme», no sabes que estando enfadado has ganado impulso para ir al otro extremo. Ahora te sientes arrepentido, te sientes mal.
Tu auto imagen está perturbada, sacudida.
No puedes decir que eres bueno, no puedes decir que eres religioso. Has estado enfadado, y ¿cómo va a estar enfadado un hombre religioso? ¿Cómo va a estar enfadado un hombre bueno? De modo que te arrepientes para recuperar de nuevo tu bondad. Al menos ante ti mismo te puedes sentir a gusto: te has arrepentido y has decidido que no volverá a haber más ira.
La imagen sacudida ha vuelto al viejo statu quo.
Ahora te sientes a gusto, te has ido al otro extremo.
Pero la mente que dice: «nunca volveré a enfadarme», volverá a enfadarse. Y cuando estés enfadado de nuevo, olvidarás completamente tu arrepentimiento, tu decisión: todo.
Después de la ira, llegará otra vez la decisión y llegará el arrepentimiento, y nunca advertirás el engaño de todo ello.
Esto siempre ha sido así.
La mente va de la ira al arrepentimiento, del arrepentimiento a la ira. Permanece en el medio. No te enfades y no te arrepientas.
Si has estado enfadado, entonces, por favor, al menos haz esto: no te arrepientas. No te vayas al otro extremo.
Permanece en el medio. Di: «He estado enfadado y soy una persona mala, una persona violenta. He estado enfadado. Así es como soy.» Pero no te arrepientas; no te vayas al otro extremo. Permanece en el medio. Si puedes permanecer, no ganarás el impulso, la energía para enfadarte de nuevo. Así que este sutra dice: Desatendiendo la mente, mantente en el medio: hasta que. ¿Y qué quiere decir hasta que? ¡Hasta que explotes!
Mantente en el medio hasta que la mente muera.
Mantente en el medio hasta que no haya mente.
Así que Desatendiendo la mente, mantente en el medio: hasta que no haya mente.
Si la mente está en los extremos, entonces el medio será no-mente. Pero esto es lo más difícil del mundo de hacer.
Parece fácil, parece simple; puede que parezca que puedes hacerla. Y te sentirás bien si piensas que no hay necesidad de ningún arrepentimiento.
Pruébalo, y sabrás que si has estado enfadado, la mente insistirá en que te arrepientas.
Los maridos y las mujeres siguen peleándose, y durante siglos y siglos ha habido consejeros, asesores, grandes hombres que han estado enseñando a vivir y a amar: pero siguen peleándose. Freud, por vez primera, se dio cuenta del fenómeno de que cuando estás lleno de amor -lo que llaman amor- estás también lleno de odio. Por la mañana es amor, por la tarde es odio, y el péndulo sigue moviéndose.
Todo marido, toda esposa lo sabe, pero Freud tiene una percepción muy extraña.
Freud dice que si una pareja ha dejado de luchar, ten claro que el amor ha muerto.
Ese amor que existía con el odio y la lucha, no puede permanecer, así que si ves a una pareja que nunca se pelea, no pienses que es la pareja ideal.
Significa que no son pareja en absoluto.
Están viviendo paralelamente, pero no juntos.
Son líneas paralelas que no se juntan en ninguna parte, ni siquiera para pelearse. Ambos están viviendo solos: paralelamente.
La mente tiene que irse al opuesto, así que ahora la psicología ofrece mejor consejo. El consejo es mejor, más profundo, más penetrante. Dice que si realmente quieres amar -con la mente-, entonces no tengas miedo de pelearte.
En realidad, debes pelearte auténticamente para poder irte al otro extremo del amor auténtico.
Así que cuando estés peleándote con tu esposa, no lo evites; de lo contrario, también el amor será evitado.
Cuando llegue el momento de luchar, lucha hasta el final. Entonces, al llegar la noche podrás amar: la mente habrá ganado impulso. El amor corriente no puede existir sin la lucha, porque hay un movimiento de la mente. Sólo un amor que no sea de la mente puede existir sin lucha, pero entonces es algo enteramente diferente.
Un Buda amando…; eso es algo enteramente diferente.
Pero si Buda llega a amarte, no te sentirás bien, porque no habrá tacha en ello. Será simplemente dulce y dulce y dulce: y aburrido, porque la chispa sale de la pelea.
Un Buda no puede enfadarse, sólo puede amar. No sentirás su amor porque sólo puedes sentir los opuestos, sólo puedes sentirlo por contraste. Cuando Buda volvió a su ciudad natal después de doce años, su esposa no quiso ir a recibirlo. Toda la ciudad se reunió para recibirlo, excepto su esposa. Buda se rió, y le dijo a su discípulo principal, Ananda: «Yasryodhara no ha venido. La conozco bien. Eso significa que todavía me ama.
Es orgullosa, y se siente dolida. Yo estaba pensando que doce años es mucho tiempo y que ella podría no estar enamorada ya, pero parece que aún está enamorada: todavía está enfadada. No ha venido a recibirme.
Tendré que ir a su casa.» Así es que Buda fue. Ananda estaba con él; era una condición con Ananda. Cuando Ananda tomó la iniciación, le puso una condición a Buda, y éste aceptó: que siempre permanecería con él. Era un primo-hermano mayor, así que Buda tuvo que acceder. Ananda le siguió a la casa, al palacio, así que Buda dijo: «Al menos para esto mantente atrás y no vengas conmigo, porque ella estará furiosa.
Estoy volviendo después de doce años, y me marché sin ni siquiera decírselo a ella. Todavía está enfadada, así que no vengas conmigo; de lo contrario pensará que ni siquiera la he permitido decir nada. Debe estar queriendo decir muchas cosas, así que déjala estar enfadada, no vengas conmigo.» Buda entró. Por supuesto, Yashodhara estaba como un volcán.
Entró en erupción, explotó.
Empezó a gritar ya llorar y a decir cosas.
Buda permaneció allí, esperó allí, y poco a poco ella fue calmándose y se dio cuenta de que Buda no había dicho ni una sola palabra. Se enjugó los ojos y miró a Buda, y éste dijo: «He venido a decirte que he alcanzado algo, he sabido algo.
He caído en la cuenta de algo. Si te serenas te puedo dar el mensaje, la verdad a la que he despertado.
He esperado tanto para que pudieras tener una catarsis.
Doce años es mucho tiempo. Debes de haber acumulado muchas heridas, y tu ira es comprensible; la esperaba.
Eso muestra que todavía estás enamorada de mí. Pero hay un amor más allá de este amor, y sólo por ese amor he venido a decirte algo.» 188 Pero Yashodhara no podía sentir ese amor.
Es difícil sentirlo porque es muy silencioso. Es tan silencioso que parece ausente. Cuando la mente cesa, sucede un amor diferente. Pero ese amor no tiene un opuesto. En realidad, cuando la mente cesa, nada de lo que sucede tiene un opuesto.
Cuando está la mente, siempre hay un polo opuesto, y la mente se mueve como un péndulo.
Este sutra es portentoso y puede producir milagros: Desatendiendo la mente, mantente en el medio: hasta que.
Así que pruébalo. Y este sutra es para tu vida entera.
No puedes practicarlo a veces; tienes que ser consciente continuamente. Haciendo, andando, comiendo, en tu relación, en todas partes: permanece en el medio.
Prueba al menos, y sentirás que se desarrolla una cierta calma, que llega a ti una tranquilidad, que crece en ti un centro silencioso. Incluso si no logras estar exactamente en el medio, trata de estar en el medio. Poco a poco llegarás a sentir qué significa el medio.
Independientemente de lo que esté pasando -odio o amor, ira o arrepentimiento-, recuerda siempre los polos opuestos y permanece entremedias.
Y tarde o temprano tropezarás con el punto medio exacto.
Una vez que lo conoces, no puedes volver a olvidarlo, porque ese punto medio está más allá de la mente. Ese punto medio es el significado entero de la espiritualidad.
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