viernes, 24 de febrero de 2017

El Libro de los Secretos (Osho) CAPITULO XVI (Más Allá del Pecado de la Inconsciencia) ULTIMO DEL TOMO 1


P D. EN ESTE ULTIMO CAPITULO 16 YA ES EL ULTIMO, NO SE ENCUENTRAN EL RESTO HASTA EL CAPITULO 31 QUE CORRESPONDE AL TOMO-2 DEL LIBRO.
Capítulo 16 
Más Allá del Pecado de la Inconsciencia 
PREGUNTAS ¿Cómo practicar no poner nuestros estados de ánimo en los demás sin reprimirnos? ¿Porqué los psicólogos occidentales no tienen mucho éxito con esta técnica de «desenmarañamiento»? ¿No es cierto que ningún método es poderoso a menos que uno sea iniciado en él? 
Si la identificación es el único pecado, ¿por qué la usan muchas técnicas y dicen que te hagas uno con una cosa? 

La primera pregunta: La última técnica que explicaste ayer decía que cuando surja un estado de ánimo contra alguien o por alguien, no lo pongas en la persona en cuestión, sino permanece centrado. Pero cuando experimentamos con esta técnica con nuestra ira, odio, etc., sentimos que estamos reprimiendo nuestra emoción y se convierte en un complejo reprimido. Así que, por favor, clarifica cómo librarse de estos complejos reprimidos mientras practicamos dicha técnica. 
La expresión y la represión son dos caras de una misma moneda. Son contradictorias, pero básicamente no son diferentes. En la expresión y en la represión, en ambas, el otro es el centro. 

Estoy enfadado: reprimo la ira. Iba a expresar la ira contra ti; ahora reprimo la ira contra ti. 
Pero la ira sigue siendo proyectada sobre ti tanto si la expreso como si la reprimo. Esta técnica no aboga por la represión. 
Esta técnica cambia la base misma tanto de la expresión como de la represión. Esta técnica dice: no lo proyectes sobre otro, tú eres la fuente. Lo expreses o lo reprimas, tú eres la fuente. 
El énfasis no recae ni en la expresión ni en la represión. 
El énfasis está en saber de dónde surge esta ira. 
Tienes que ir al centro, la fuente de la que surgen la ira, el odio y el amor. Cuando reprimes no estás yendo al centro, sino luchando con la expresión. La ira ha surgido en mí. 
De ordinario, puedo hacer dos cosas: expresarla sobre alguien o reprimirla. Pero en ambos casos pongo mi atención en el otro y pongo mi atención en la energía de ira que ha salido a la superficie: no la pongo en la fuente. 
Esta técnica es para olvidar al otro completamente. Simplemente mira tu energía de ira surgiendo y entra en lo más hondo para descubrir dentro de ti la fuente desde la que sale. 
Y en el momento en que encuentres la fuente, permanece centrado en ella. No hagas nada con la ira, recuerda. 
En la expresión estás haciendo algo con la ira; en la represión también estás haciendo algo con la ira. 
No hagas nada con la ira; no la toques, simplemente úsala como un sendero. Simplemente entra en lo más profundo de ella para saber de dónde ha surgido. Y en el momento en que encuentres la fuente, será muy fácil estar centrado allí. 
En realidad, hay que usar la ira como un sendero para encontrar la fuente. Se puede usar cualquier emoción. 
Cuando reprimes no estás yendo a encontrar la fuente; simplemente estás luchando con la energía que ha surgido y quiere ser expresada. 
Puedes reprimirla, pero tarde o temprano será expresada, porque no puedes luchar para siempre con la energía que ha surgido. Tiene que ser expresada. Así que puede que no se la expreses a A, pero entonces se la expresarás a B o a C. 
En cuanto encuentres a alguien más débil que tú, expresarás la energía. Y a menos que la expreses, te sentirás agobiado, tenso, pesado e intranquilo. De modo que será expresada. 
No puedes reprimirla continuamente. Saldrá por alguna parte, porque si no sale, estarás preocupado constantemente por ella. De manera que la represión en realidad no es otra cosa que posponer la expresión. Simplemente pospondrás. 
Estás enfadado con tu jefe y no puedes expresarlo; no es prudente. Tendrás que empujarlo hacia abajo, de modo que simplemente esperas hasta que puedas exteriorizarlo sobre tu mujer o sobre tu hijo o sobre alguien: sobre tu sirviente… Y en cuanto llegues a casa lo expresarás. 
Encontrarás motivos, por supuesto, porque el hombre es un animal racionalizador. Lo racionalizará; encontrará algo: algo muy trivial, pero que ahora se volverá muy significativo porque tienes algo que expresar. 
La represión no es otra cosa que posponer. 
Puedes posponer durante meses, durante años. 
Y los que saben dicen que puedes posponer también durante vidas, pero tendrá que ser expresado. 
Esta técnica no se ocupa en absoluto de la represión o de la expresión: ¡no! Esta técnica usa tu estado de ánimo, tu energía, como un sendero por el que puedes profundizar en ti mismo. Gurdjieff solía crear situaciones en las que forzaba en ti la ira, o el odio, o cualquier otro estado de ánimo, y era un fenómeno creado. No te dabas cuenta de lo que iba a suceder. 
Gurdjieff está sentado con sus discípulos y, cuando entras, no te das cuenta de lo que va a suceder, pero ellos están listos para crear ira en ti. Se comportarán de una cierta manera… 
Alguien dirá algo, y todo el grupo se comportará de una manera tan insultante que te pondrás furioso. De pronto surgirá la ira; estás que ardes. 
Y cuando Gurdjieff haya visto que ha llegado un punto desde el que puedes ir a lo más hondo o puedes ir hacia fuera, cuando ha llegado un clímax dentro de ti y estás a punto de explotar, entonces dirá: «Cierra los ojos. Ahora sé consciente de tu ira y da marcha atrás.» Sólo entonces te darías cuenta de que la situación estaba creada. A nadie le interesaba insultarte -eso era sólo teatro, un psicodrama-, pero la ira ha surgido. 
E incluso si llegas a saber que era simplemente teatro, la energía no hubiera podido bajar de repente, le hubiera llevado su tiempo. Ahora puedes entrar con la energía descendente hasta la fuente. Esta energía te ayudará a bajar hasta el punto del que ha salido; ahora puedes entrar en contacto con la fuente original. Y éste es uno de los métodos de meditación con más éxito. 
Crea cualquier estado de ánimo…, pero no es necesario, porque los estados de ánimo surgen durante todo el día. 
Usa cualquier estado de ánimo para meditar. 
Entonces te habrás olvidado del otro completamente, y no estarás reprimiendo nada. Simplemente estás entrando con alguna energía que ha surgido. Toda energía viene de la fuente, de modo que ahora mismo el camino está caliente y puedes usar ese camino para volver. Y en el momento en que llegues a la fuente original, la energía se asentará en la fuente original. 
No es represión: la energía ha vuelto a la fuente original. 
Y cuando te vuelves capaz de reunificar tu energía con tu fuente original, te has hecho el maestro de tu cuerpo, tu mente; tu energía. Te has vuelto el maestro. Ahora ya no disiparás tu energía. Una vez que sabes cómo la energía vuelve hacia atrás contigo hasta el centro, no hay necesidad de ninguna represión y no hay necesidad de ninguna expresión. 
Ahora mismo no estás enfadado. Digo algo… y te enfadas. ¿De dónde viene esta energía? Hace un momento no estabas enfadado, pero la energía estaba en ti. 
Si esta energía puede volver hacia atrás hasta la fuente, volverás a ser el mismo que eras hace un momento. 
Recuerda esto: la energía no es ni ira ni amor ni odio. 
La energía es simplemente energía: neutral. 
La misma energía se vuelve ira; la misma energía se vuelve sexo; la misma energía se vuelve amor; la misma energía se vuelve odio. Todas ellas son formas de la misma energía. 
Tú das la forma, tu mente da la forma, y la energía va hacia ella. Así que, recuerda, si amas profundamente no te quedará mucha energía para enfadarte. Si no amas en absoluto, tendrás mucha energía para enfadarte, e irás encontrando situaciones en las que enfadarte. Si expresas tu energía a través del sexo, serás menos violento. Si no expresas tu energía a través del sexo, serás más violento. 
Por eso los militares nunca permitirán las relaciones sexuales a los soldados. Si se permiten, los militares se volverán absolutamente impotentes para combatir. 
Por eso, siempre que una civilización llega a un apogeo, no puede combatir. De modo que, siempre, sociedades más cultas y más civilizadas son invadidas y derrotadas por civilizaciones inferiores: siempre, porque una sociedad más desarrollada se preocupa de todas las necesidades de sus individuos, incluido el sexo. De manera que cuando una sociedad está realmente establecida y es opulenta, se satisfacen las necesidades sexuales de todos; pero cuando las necesidades sexuales están satisfechas no puedes combatir. 
Puedes combatir muy fácilmente si las necesidades sexuales no están satisfechas. Así que si quieres un mundo de paz, será necesaria más libertad sexual. Si quieres un mundo de guerras, luchas, entonces no aceptes el sexo, reprime el sexo, crea actitudes antisexo. Esto es algo muy paradójico: los supuestos santos y sabios siguen hablando de la paz y también siguen hablando contra el sexo. 
Siguen creando una atmósfera antisexo y, al mismo tiempo, siguen diciendo que el mundo necesita paz, no guerra. 
Esto es absurdo. Los hippies son más acertados; su eslogan es correcto: «Haz el amor, no la guerra.» Eso es correcto. 
Si puedes hacer más el amor, en realidad no puedes hacer la guerra. Es por eso que los supuestos sannyasins que han reprimido el sexo siempre serán violentos, enfadándose por nada: simplemente enfadados, violentos, hirviendo, a punto de explotar. Toda su energía está sin expresar. 
A no ser que la energía vuelva hacia atrás hasta la fuente, no es posible ningún brahmacharya, ningún celibato auténtico. Puedes reprimir el sexo: entonces se convertirá en violencia. 
Si la energía sexual vuelve hacia atrás hasta el centro, serás como un niño. Un niño tiene más energía sexual que tú, pero todavía está en la fuente; aún no ha pasado al cuerpo. Pasará. Cuando el cuerpo esté listo y las glándulas estén listas y el cuerpo esté maduro, la energía pasará. ¿Por qué parece tan inocente un niño? La energía está en la fuente; no ha salido. 
Lo mismo sucede de nuevo cuando alguien se ilumina. 
Toda la energía va a la fuente, y la persona se vuelve como un niño. A eso se refiere Jesús cuando dice: «Sólo los que son como niños podrán entrar en el reino de Dios.» ¿Qué quiere decir eso? Científicamente quiere decir que toda tu energía ha vuelto a la fuente. Si la expresas, ha salido. Y cuando es expresada, estás creando un hábito de salir, de escurrirse, para la energía. Si la reprimes, la energía no ha vuelto a la fuente y no ha salido; está bloqueada. Y una energía bloqueada es una carga. Por eso, si realmente expresas la ira; sientes alivio. 
Si practicas el sexo, sientes alivio. Si rompes algo, sueltas tu odio y sientes alivio. ¿Por qué sientes este alivio? Porque la energía bloqueada es opresiva, pesada. Con ella, tu mente está borrosa. Tienes que sacarla o dejarla que vuelva a la fuente original; ésas son las dos únicas posibilidades. 
Si vuelve a la fuente, se vuelve sin forma. 
En la fuente, la energía no tiene forma. 
Por ejemplo, la electricidad no tiene forma. Cuando entra en un ventilador, toma un tipo de forma. Cuando entra en una bombilla, toma una forma diferente. Puedes utilizarla de mil maneras: la energía es la misma. 
La forma se la da el mecanismo por el que pasa. 
La ira es un mecanismo, el sexo es un mecanismo, el amor es un mecanismo, el odio es un mecanismo. Cuando la energía pasa por el canal del odio, se vuelve odio. Si la misma energía entra en el amor, se vuelve amor. Y cuando entra en la fuente, es energía sin forma: pura energía. 
No es ni odio ni amor ni ira ni sexo; simplemente energía. Entonces es inocente, porque la informidad es inocencia absoluta. 
Por eso Buda parece tan inocente, como un niño. 
La energía ha vuelto a la fuente. No expreses, porque estás malgastando tu energía y contribuyendo a que el otro malgaste también la suya. No reprimas, porque entonces estás creando un fenómeno bloqueado al que habrá que dar suelta.
¿Qué hacer entonces?. Esta técnica dice: no hagas nada con el estado de ánimo mismo, simplemente vuelve a la fuente de la que viene el estado de ánimo. Y mientras el estado de ánimo está caliente, el camino está libre, visible dentro de ti; puedes ir por él. Usa los estados de ánimo para meditar. 
El resultado es milagroso, increíble. Y una vez que encuentres la clave que te muestra cómo verter la energía de vuelta a la fuente, tendrás una cualidad diferente de personalidad. 
Ya no estarás disipando nada; eso te parecerá estúpido. 
Buda ha dicho que siempre que estás enfadado con alguien te estás castigando a ti mismo por la mala acción del otro. 
Él te ha insultado -ésa es su acción- y tú te estás castigando a ti mismo estando enfadado; estás disipando tu energía. 
Eso es estúpido. Pero entonces, escuchando a Buda, Mahavira, Jesús, empezamos a reprimir; empezamos a reprimir nuestra energía. Pensamos que eso no está bien, que es estúpido estar enfadado. Así que ¿qué hacer? Reprime la ira, no te enfades, contrólate, ciérrate. Lucha con la ira y reprímela. 
Pero entonces estarás sentado sobre algo que explotará en cualquier momento. 
Estás sentado sobre un Vesubio: explotará en cualquier momento. Sigues acumulando. Está acumulada la ira de todo el día; está acumulada la ira de todo el mes; está acumulada la ira de todo el año, y la ira de toda tu vida, y luego la ira de muchas vidas. Está ahí; puede explotar en cualquier momento. Entonces te asustas mucho incluso de estar vivo, porque en cualquier momento algo puede entrar en ti y explotarás. 
Te asustas; cada momento es una lucha interna. 
Los psicólogos dicen que es mejor expresar que reprimir, pero la religión no puede decir eso. 
La religión dice que ambas cosas son estúpidas. 
En la expresión estás haciéndole daño al otro y también a ti mismo. En la represión te estás haciendo daño a ti mismo, y algún día harás daño a alguna otra persona. 
Vete a la fuente para que la energía vuelva hacia atrás hasta la fuente y se vuelva sin forma. Entonces te sentirás muy poderoso sin estar enfadado. Entonces sentirás la energía: la energía vital. Estarás vivo, tendrás una vida intensa sin formas. Cualquiera estará impresionado simplemente por tu presencia. No necesitas dominar a nadie; simplemente con tu presencia sentirán que ha llegado alguna fuente poderosa. 
Siempre que alguien va a un buda o a un krishna, de pronto su energía experimenta un cambio de situación debido a semejante fuente poderosa. En el momento en que te acercas, estás magnetizado. Nadie te está magnetizando, nadie está intentando nada; sólo hay la presencia. 
Puede que sientas que alguien te ha hipnotizado, pero nadie está hipnotizando. La presencia de un buda -cuya energía se ha vuelto sin forma, cuya energía ha ido a la fuente, que está centrado en su fuente-, la presencia misma es hipnotizante. 
Se vuelve carismática. Buda se iluminó. 
Antes de su iluminación tenía cinco discípulos. 
Eran ascetas, y cuando el mismo Buda era un gran asceta, torturando su cuerpo de muchísimas maneras, inventando técnicas nuevas y más sádicas para torturarse a sí mismo, esos cinco discípulos eran sus seguidores ardientes. 
Entonces Buda se dio cuenta de que esto era totalmente, absolutamente absurdo. Simplemente por torturar su cuerpo uno no va a realizarse. 
Cuando tomó conciencia de esto, abandonó los modos ascéticos. Esos seguidores lo abandonaron inmediatamente. 
Dijeron: «Has caído. Ya no eres ascético.» 
Lo abandonaron. I Cuando Buda se iluminó, la primera idea que le llegó a la mente fue sobre esos cinco seguidores. 
Una vez habían sido sus seguidores, así que debía ir a ellos. Sintió una obligación: debía encontrarlos y decirles lo que había encontrado. De modo que los buscó, y viajó por Bihar, desde Bodhgaya a Benarés, sólo para encontrarlos. 
Estaban en Sarnath. Buda nunca volvió a Benarés, nunca volvió a Sarnath, porque vino sólo por esos cinco discípulos. Fue a Sarnath. Era por la tarde, el Sol se estaba poniendo, y esos cinco ascetas, estaban sentados en una loma. 
Vieron que llegaba Buda, así que dijeron: «Viene ese Gautama Buda caído, ese Gautama Siddhartha que se ha salido del camino. No debemos presentarle nuestros respetos. 
Ni siquiera deberíamos tenerle el respeto normal.» Así es que cerraron los ojos. Buda se acercó más y más, y esos cinco ascetas empezaron a notar un cambio: un cambio de parecer. Se turbaron. Cuando Buda llegó cerca, de pronto los cinco abrieron los ojos y cayeron a los pies de Buda. 
Buda dijo: «Pero ¿por qué hacéis esto? Habíais decidido no presentarme ningún respeto, así que ¿por qué hacéis esto?». Ellos dijeron: «No lo estamos haciendo nosotros, está sucediendo. ¿Qué has logrado? Te has convertido en una fuerza magnética. Estamos siendo atraídos. ¿Qué nos estás haciendo? ¿Nos has hipnotizando?» 
Buda dijo: «¡No! Yo no os he hecho nada, pero algo ha sucedido en mí. Todas las energías han vuelto a la fuente, así que dondequiera que voy, de pronto se siente una fuerza magnética.» 
Es por eso que los que están en contra de Buda o Mahavira siguen diciendo durante siglos: «Ese hombre no era bueno; hipnotizaba a la gente.» Nadie está hipnotizando. 
Tú te quedas hipnotizado: eso es otra cosa. 
Cuando tu energía vuelve a la fuente original, te conviertes en un centro magnético. Esta técnica es para crear este centro magnético en ti. 
Segunda pregunta: Ayer dijiste que la técnica de meditación de desenmarañar la mente es muy significativa. 
Pero en Occidente cientos de psicoanalistas y psicólogos freudianos y jungianos están practicando esta técnica, pero no están consiguiendo resultados muy significativos tratando de transformar el ser. ¿Cuáles son las razones de que no estén teniendo éxito? Hay muchas razones que hay que observar. Una: la psicología occidental todavía no cree en el ser del hombre, sólo cree en la mente. 
Para la psicología occidental aún no hay nada más allá de la mente. Si no hay nada más allá de la mente, cualquier cosa que hagas no va a ayudar realmente al hombre. 
Como mucho le puede ayudar a ser normal; ¡como mucho!. ¿Y qué es normal? ¿Qué es la normalidad? Tan sólo el promedio. Si el mismo hombre medio no es normal, entonces ser normal no significa nada. Simplemente significa que estás amoldado a la masa. 
De modo que la psicología occidental sólo está haciendo una cosa: cuando alguien está inadaptado, los métodos occidentales vuelven a amoldar a ese hombre a la masa. 
La masa no es cuestionada en absoluto; la cuestión no radica en si la masa misma está bien o no. Para la psicología oriental, la masa no es el criterio. 
Recuerda esta distinción: para la psicología oriental la masa no es el criterio, la sociedad no es el criterio. 
La sociedad misma está enferma. Entonces ¿cuál es el criterio? Para nosotros el criterio es un buda. A menos que te vuelvas como un buda, estás enfermo. Para la psicología occidental, la sociedad es el criterio, porque un buda no puede ser un criterio. No creen que haya semejante cosa como el ser interno.
Si no hay tal cosa como el ser interno, entonces no puede haber iluminación. 
Pero cuando el ser interno se ilumina, hay iluminación. 
De modo que la psicología occidental en realidad es sólo terapéutica, es sólo una parte de la medicina. Intenta, te ayuda a readaptarte, pero no es una transcendencia. 
El propósito oriental es transcender la mente, porque para nosotros no hay enfermedades mentales, recuerda. 
Para nosotros no hay enfermedades mentales; más bien, la mente es la enfermedad. Para la psicología occidental la mente no es la enfermedad: la mente es tú, no es la enfermedad; la mente puede estar sana, y la mente puede estar enferma. 
Para nosotros la mente es la enfermedad, la mente nunca puede estar sana. A no ser que vayas más allá de la mente, nunca puedes estar sano. Puedes estar enfermo y adaptado o puedes estar enfermo e inadaptado, pero nunca puedes estar sano. 
De modo que el hombre normal no está realmente sano. Simplemente está dentro de los límites, está enfermo dentro de los límites. La persona no normal es la que ha ido más allá de los límites; y la diferencia entre ambos es sólo de grado: de cantidad, no de cualidad. 
Un loco en un hospital psiquiátrico y tú: no hay una diferencia cualitativa, sólo de grado. Él está un poco más loco que tú; tú estás dentro de los límites. Funcionalmente te puedes poner en marcha. Él ahora no se puede poner en marcha; ha ido más lejos que tú. Tú estás en camino y él ha llegado. 
La psicología occidental trata de traerlo de vuelta al redil, al rebaño, a la masa. Lo normaliza. Eso está bien; así, como va, está bien. Pero para nosotros, a no ser que un hombre vaya más allá de la mente, está loco, porque para nosotros la mente es locura. De modo que estamos tratando de desenmarañar la mente para saber qué hay más allá de ella. 
Ellos también están probando métodos de desenmarañamiento, pero sólo para adaptar la mente: no hay un más allá. 
Y recuerda esto: a no ser que puedas ir más allá de ti mismo, no sucede nada que valga la pena. A no ser que alcances algo que está más allá de ti, la vida no tiene sentido. Ciertas otras cosas también… Para Freud y los freudianos, el hombre, en realidad, es un ser que no puede ser feliz. Para ellos, el ser mismo es tal que el hombre no puede ser feliz. 
Si no eres desgraciado, eso es todo. Recuerda, si no-eres desgraciado, estate satisfecho: es suficiente. No puedes ser feliz. ¿Por qué?, Porque la psicología freudiana dice que la felicidad estriba en ser instintivo, la felicidad estriba en ser como un animal, y que el hombre no puede serlo. 
La razón interfiere continuamente. Puedes perder la razón y volverte como un animal; así puedes ser feliz. 
Pero entonces no serás consciente de la felicidad. 
Ésta es la paradoja para ellos. 
Si caes hacia abajo y te vuelves como un animal, serás feliz, pero no serás consciente. Si tratas de ser consciente, no puedes ser feliz, porque no te puedes volver como un animal. 
Y la razón sigue interfiriendo en todo. 
El hombre no puede perder la razón y tampoco puede vivir con la razón: ése es el problema. Así que, según Freud, no puedes ser feliz. Como mucho, si eres sabio, puedes disponer tu vida de tal manera que no seas desgraciado. Esto es algo muy negativo. Para la psicología oriental o la metafísica o la religión, existe un objetivo positivo. Puedes ser feliz. No sólo feliz; puedes ser dichoso. Y la psicología oriental dice que si sientes que eres desgraciado, eso muestra tu potencialidad, la posibilidad de que puedes ser feliz; de otro modo tampoco serías capaz de sentir que eres desgraciado. Si un hombre puede ver la oscuridad, tiene ojos, y alguien que puede ver la oscuridad puede ver la luz. Recuerda, los ciegos no pueden ver la oscuridad. 
Puede que pensaras que los ciegos viven en la oscuridad: olvídalo por completo. No pueden ver la oscuridad, porque incluso para ver oscuridad se necesitan ojos. 
Si puedes sentir desdicha, tienes ojos, y si puedes sentir desdicha, puedes sentir felicidad. 
Verdaderamente, si no puedes sentir felicidad, no hay ninguna posibilidad de sentir desdicha. Son polos opuestos. Eres capaz de ser totalmente feliz, pero entonces no puede estar la mente. Considéralo de esta manera: si desciendes y te vuelves sólo un cuerpo, serás feliz. 
Freud también estaba de acuerdo con esto. Si desciendes y olvidas tu razón completamente, si te vuelves como un animal, sólo un cuerpo, serás feliz, pero no lo sabrás. 
Con la mente puedes saberlo, pero entonces no puedes ser feliz porque la mente sigue perturbando. El cuerpo puede ser feliz, pero la mente sigue perturbando. 
Existe otra posibilidad que Oriente ha llevado a cabo: vete más allá. Freud dice que si desciendes y te vuelves un animal, serás feliz, pero no lo sabrás; si estás en la mente lo puedes saber, pero no puedes ser feliz. 
La indagación oriental dice que si vas más allá de la mente serás feliz y también consciente. 
Ese es un punto tercero: del más allá. De manera que hay tres puntos. El hombre está en el medio; debajo está la existencia animal. Vete a un bosque y observa a los animales. Puede que no sean conscientes de que son felices, pero tú sentirás que son felices. Vete a la playa por la mañana, o vete a un jardín por la mañana y escucha el canto de los pájaros. Puede que ellos no lo sepan, pero tú sentirás que son felices. 
Tú nunca has cantado así. Mírales bien a los ojos: los tienen tan claros e inocentes. Son felices, pero tú no eres feliz. 
Desciende y vuélvete sólo un cuerpo: entonces serás feliz. 
O ve más allá y vuélvete el espíritu o vuélvete el ser, y serás feliz. Pero en el medio siempre estarás tenso, porque la mente no es realmente el fin. Es sólo una cuerda tendida entre dos realidades: el cuerpo y el alma. 
De manera que estás en la cuerda como un nata, un funámbulo. Un funámbulo no puede estar en calma. Tiene que ir para atrás o tiene que ir para delante, pero no puede permanecer sobre la cuerda floja. 
Tiene que bajarse de la cuerda y hay dos posibilidades: puede retroceder, o puede ir hacia delante y más allá. 
La mente es una cuerda floja, y vivir con la mente es hacer funambulismo. 
Estás abocado a estar desequilibrado, intranquilo; en todo momento hay ansiedad, angustia. La vida de la mente es tensión. Por eso la psicología occidental consigue hacerte normal, pero no logra hacerte una persona autorrealizada. Pero hay nuevas tendencias, y la gente está pensando, y ahora Oriente está entrando muy profundamente en Occidente. Verdaderamente, ésa es la manera de conquistar de Oriente. Occidente conquistó Oriente: su manera fue muy burda. Oriente tiene sus propias maneras de conquistar: maneras muy sutiles, maneras silenciosas. 
Ahora Oriente está entrando profundamente en la mente occidental. Sin ninguna violencia, sin ningún conflicto visible, Oriente está penetrando muy profundamente en Occidente. 
Y tarde o temprano la psicología occidental tendrá que desarrollar conceptos acerca de trascender, acerca de cómo trascender la mente. Desenmarañar puede ser útil en ambos caminos. Si simplemente estás intentando crear una mente normal, desenmarañar será útil. Pero entonces tu objetivo no es la trascendencia. Si tu objetivo es la trascendencia, también entonces será útil desenmarañar. Todas estas técnicas pueden usarse para la paz mental corriente, y todas estas técnicas se pueden usar también para un silencio auténtico que no es de la mente. Hay dos tipos de silencio: uno de la mente, en el que la mente está silenciosa, y otro silencio en el que la mente ya no existe. El silencio en el que la mente ya no existe es enteramente diferente a la paz mental. En la paz mental la mente está ahí, sólo que no muy loca. La locura está frenada; eso es todo. 
La psicología occidental debe convertirse en una metafísica; sólo entonces puede el hombre trascender. 
Debe convertirse también en una filosofía y, a la postre, debe convertirse en una religión. Sólo entonces se puede ayudar al hombre a trascender. 
Tercera pregunta: Nos has estado explicando muchos métodos de meditación. Sin embargo, ¿no es cierto que ningún método puede ser muy potente a menos que uno esté iniciado en él? 
Un método se vuelve cualitativamente diferente cuando estás iniciado en él. Yo estoy hablando sobre los métodos: vosotros podéis usarlos. Una vez que conoces el trasfondo científico y la manera, la pericia, puedes usarlo, pero la iniciación lo hace cualitativamente diferente. 
Si te inicio en un método particular, será algo diferente, porque la iniciación conlleva muchas cosas. 
Cuando hablo sobre un método y te lo explico, puedes usarlo por tu propia cuenta. El método te ha sido explicado, pero si será apropiado para ti o no, cómo funcionará contigo, qué tipo de personas eres, eso no se plantea. No es posible. 
En la iniciación, tú eres más importante que la técnica. 
Cuando el maestro te inicia, te observa. 
El maestro averigua cuál es tu tipo, averigua cuánto has trabajado en vidas pasadas, dónde estás en este momento, en qué centro estás funcionando ahora mismo, y luego decide el método, elige el método. Es un enfoque individual. 
El método no es importante, tú eres importante; tú estás siendo estudiado y observado y analizado. 
Tus vidas pasadas, tu consciencia, tu mente, tu cuerpo, son examinados cuidadosamente. Se percibe profundamente dónde estás, porque el viaje comienza en ese punto: el punto en que estás ahora mismo. No servirá cualquier método. 
Entonces el maestro elige un método concreto para ti, y si siente que este método concreto hay que cambiarlo para ti, que son necesarias pequeñas alteraciones o algunos añadidos, él añade, quita, ajusta el método a ti. 
Y entonces da la iniciación; entonces te da el método. 
Por eso se insiste en que cuando seas iniciado en un método no debes hablar de él. Tiene que ser secreto porque es individual. Si se lo dices a otro, puede que no sea provechoso, e incluso puede que sea dañino. Tiene que ser mantenido en secreto. 
A no ser que lo consigas y el maestro diga que ahora puedes iniciar a otros, no deberías hablar de ello en absoluto: ni pronunciarlo, ni siquiera a tu marido o a tu mujer o a tu amigo. No, es absolutamente secreto, porque es peligroso, es muy potente. Ha sido elegido y hecho para ti. Funcionará para ti, pero no para cualquier otro individuo en el mundo. Verdaderamente, cada individuo es tan único que necesita un método diferente, y con una ligera diferencia un método se puede volver apropiado para él. 
Los métodos de los que estoy hablando -estos ciento doce métodos- son métodos generalizados. 
Son ciento doce métodos generalizados, todos los métodos que se han usado. Es una forma general para que te familiarices. Puedes probar; si algo va contigo, puedes continuar. 
Pero eso no es una iniciación en un método. 
La iniciación es un asunto personal, individual entre el maestro y el discípulo. Es una transmisión secreta. 
Y la iniciación conlleva muchas otras cosas. 
Entonces el maestro elige un momento adecuado en el que te dará el método; para que entre en lo profundo del inconsciente. Mientras hablo, tu mente consciente está escuchando. 
Te olvidarás. Cuando haya hablado de ciento doce métodos, ni siquiera serás capaz de volver a enumerarlos, los ciento doce. Te olvidarás completamente de muchos. 
Serás capaz de recordar unos pocos y, además, los mezclarás y confundirás. No sabrás cuál es cuál. El maestro tiene que elegir un momento adecuado en el que tu inconsciente esté abierto, y entonces te da el método. 
Entonces entra en lo más hondo del inconsciente. 
De manera que muchas veces la iniciación se da mientras duermes, no cuando estás consciente. 
Muchas veces se te da la iniciación en un trance de hipnosis profunda, cuando tu mente consciente está completamente dormida y tu mente inconsciente está abierta. 
Por eso la entrega es tan necesaria en la iniciación. 
A no ser que te entregues, la iniciación no puede darse, porque a menos que te entregues, tu mente consciente siempre está alerta y en guardia. Cuando te entregas, tu mente consciente puede ser eximida de su quehacer y tu mente inconsciente puede entrar directamente en contacto con el maestro. 
Hay que elegir un momento adecuado y, además, tienes que estar preparado para la iniciación. 
Puede que lleve meses prepararte. Tiene que haber la comida apropiada, el dormir apropiado, y todo tiene que llegar a un punto tranquilo; sólo entonces puedes ser iniciado, de modo que la iniciación es un proceso largo, un proceso individual. 
A no ser que alguien esté dispuesto a entregarse totalmente, la iniciación no es posible. Así que no os estoy iniciando en estos métodos; simplemente os estoy familiarizando con estos métodos. 
Si alguien siente que algún método le complace profundamente y cree que debería ser iniciado en ese método, puedo iniciarle en ese método. Pero entonces va a ser un largo proceso. Entonces hay que conocer completamente tu individualidad. Tienes que desnudarte completamente para que no quede nada oculto. Y entonces las cosas se vuelven muy fáciles; porque cuando se da un método adecuado a una persona adecuada en el momento adecuado, funciona inmediatamente. 
A veces sucede que mientras se está iniciando al discípulo, el discípulo se ilumina, la iniciación misma se convierte en la iluminación. Entonces el método toma vida: cuando es dado por un maestro privadamente, individualmente. 
Lo que estoy haciendo ahora no es iniciar, recuerda esto. 
Es un enfoque científico para reavivar los ciento doce métodos, para darlos a conocer. Si alguien está interesado, puede ser iniciado. Y cuando estés realmente interesado buscarás la iniciación, porque trabajar solo con el método es un asunto muy largo. Puede que lleve años, puede que lleve vidas, y puede que no seas capaz de soportarlo durante tanto tiempo. Mediante la iniciación se vuelve muy fácil, y entonces el método se convierte en una transmisión. Entonces, mediante el método el maestro empieza a trabajar en ti. 
La iniciación es una relación viva con el maestro, y, por supuesto, una relación larga va muy dentro. Te cambia y te transforma. 
Siguiente pregunta: Citaste a George Gurdjieff diciendo que la identificación es el único pecado, pero en muchas técnicas se usa el proceso de identificación. Dicen, por ejemplo, que te hagas uno con la persona amada, que te hagas uno con la rosa, que te hagas uno con el maestro. Y, además, se supone que la empatía es una cualidad meditativa y espiritual, así que el citado proverbio de Gurdjieff parece ser sólo parcialmente cierto, y útil sólo para ciertas técnicas. iNo! 
No es parcialmente cierto, sino totalmente cierto. Pero tendrás que comprender. La identificación es inconsciente, pero cuando usas la identificación en una técnica meditativa es consciente. Por ejemplo, te llamas Ram. Alguien insulta a «Ram»: inmediatamente tú te sientes insultado porque estás identificado con el nombre Ram. 
Pero esto no es algo consciente para ti, es inconsciente. 
Tu mente no funciona de esta manera: «Me llamo Ram. 
Por supuesto, yo no soy Ram; esto es sólo mi nombre, y todo el mundo nace sin nombre. Este nombre me lo han dado, y es arbitrario. Este hombre sólo está insultando a mi nombre arbitrario, así que ¿debo enfadarme o no?» Tú nunca lo analizas lógicamente de esta manera. 
Si lo analizases lógicamente de esta manera, no te enfadarías en absoluto. De pronto alguien insulta a «Ram» y tú te sientes insultado, pero es sólo un nombre arbitrario. 
Esta identificación es inconsciente; no es consciente. 
Cuando te estás identificando con una rosa, es un esfuerzo consciente. No estás identificado con la rosa. 
Estás intentando identificarte con la rosa, y estás tratando de olvidarte de ti mismo. Estás intentando ser uno con la rosa, y eres profundamente consciente, perceptivo de todo el proceso. Tú lo estás haciendo. 
Si la identificación se hace conscientemente, se convierte en meditación. Y si haces una cierta técnica de meditación inconscientemente, no es meditación; recuerda. 
Sigues haciendo tu oración cada mañana o cada noche inconscientemente; es sólo un asunto rutinario. 
Mientras lo haces no eres consciente en absoluto de lo que estás haciendo. No eres consciente en absoluto de qué palabras estás diciendo en la oración. Simplemente las repites como un loro. Eso no es meditación. Y si tomas tu baño conscientemente, es una meditación. Así que recuerda esto: cualquier cosa que hagas conscientemente, alerta, completamente despierto, se convierte en meditación. 
Incluso si matas a alguien conscientemente, estando completamente consciente, es meditativo. 
Eso es lo que Krishna le decía a Arjuna: «No tengas miedo. Mata, asesina, completamente consciente, sabiendo totalmente que nadie es asesinado y nadie es matado.» Arjuna podía matar fácilmente a sus enemigos inconscientemente. Podía volverse loco en un arrebato de furia y matar: eso es fácil. 
Pero Krishna está diciendo: «Estate alerta, sé totalmente consciente. Simplemente vuélvete el instrumento de las manos divinas, y ten muy claro que nadie es matado, nadie puede ser matado. El ser interno es eterno, inmortal. De modo que sólo estás destruyendo formas, no lo que está detrás de las formas. Así que destruye las formas.» Si Arjuna puede estar tan meditativamente consciente, entonces no hay violencia, nadie es matado, no se comete ningún pecado. 
Te contaré una anécdota de la vida de Nagarjuna. Nagarjuna fue uno de los grandes maestros que ha generado India: del calibre de Buda y Mahavira y Krishna. Y Nagarjuna fue un genio excepcional. Verdaderamente, en el ámbito intelectual no hay parangón en todo el mundo; un intelecto tan agudo y penetrante raramente sucede. 
Nagarjuna pasaba por una ciudad, una capital, y siempre se mantuvo desnudo. La reina de ese reino era una creyente y una seguidora de Nagarjuna, al que amaba; una devota. 
Así es que Nagarjuna fue al palacio a pedir comida. 
Tenía un cuenco de madera para mendigar. La reina dijo: «Dame ese cuenco. Lo apreciaré como un regalo, y he hecho que hagan otro para ti. Puedes cogerlo.» 
Nagarjuna dijo: «¡De acuerdo!» El otro era de oro, con muchas piedras preciosas engarzadas; era muy valioso. Nagarjuna no dijo nada. Normalmente ningún sannyasin lo tomaría, sino que diría: «No puedo tocar el oro.» Pero Nagarjuna lo tomó. 
Si en realidad el oro es simplemente barro, ¿por qué hacer ninguna distinción? Lo tomó. Ni siquiera a la reina le pareció bien. Ella pensó: «¿Por qué? Debería haber dicho que no. ¡Un santo semejante! ¿Por qué ha tomado algo tan valioso en tanto que vive desnudo, sin ropa, sin ninguna posesión? ¿Por qué no lo habrá rechazado?» Si Nagarjuna lo hubiera rechazado, la reina habría insistido, rogado, pero ella se habría sentido mejor. Nagarjuna lo cogió y se fue. Un ladrón lo vio pasar por la ciudad y pensó: «Este hombre no puede conservar ese cuenco; por fuerza alguien se lo robará o se lo quitará. Desnudo… ¿cómo lo va a proteger?» Así que lo siguió…, el ladrón siguió a Nagarjuna. Nagarjuna se estaba hospedando fuera de la ciudad, en un viejo monasterio, solo; el monasterio estaba en ruinas. Entró, oyó el ruido de los pasos del hombre, pero no miró hacia atrás, porque pensó: «Debe de venir por el cuenco, no por mí, porque ¿quién iba a venir? Nadie viene nunca siguiéndome a estas ruinas.» Entró. El ladrón se quedó detrás de un muro y esperó. Nagarjuna, viendo que estaba esperando fuera, tiró el cuenco por la puerta. 
El ladrón no lograba entenderlo: «¿Qué tipo de hombre es éste? Desnudo, con una cosa tan preciada, y la ha tirado a la calle.» Así que le preguntó a Nagarjuna: «¿Puedo entrar señor? Tengo que hacerle una pregunta.» Nagarjuna dijo: «He tirado el cuenco simplemente para que pudieras entrar: para ayudarte a entrar, porque voy a echar la siesta. Habrías entrado a por el cuenco, pero entonces no habría habido un encuentro conmigo. Así que entra.» El ladrón entró. Dijo: «¿Una, cosa tan preciada y la has tirado? Y eres un sabio tal que no puedo mentir ante ti: soy un ladrón.» Nagarjuna dijo: «No te preocupes, todo el mundo es un ladrón. Prosigue, no pierdas el tiempo con cosas tan innecesarias.» El ladrón dijo: «A veces, al mirar a personas como tú, mi mente también anhela saber cómo se puede lograr este estado. Soy un ladrón, parece ser imposible para mí. 
Pero confío y rezo por que algún día yo también sea capaz de tirar una cosa tan valiosa. Enséñame algo. Voy a muchos sabios, y soy un conocido ladrón, así que todo el mundo me conoce. Dicen: “Primero deja tus asuntos, tu profesión; sólo entonces puedes ponerte a meditar. Eso es imposible, no puedo dejarlo, así que no puedo ponerme a meditar.» Nagarjuna dijo: «Si alguien dice que primero dejes de robar y luego te pongas a meditar, es que no sabe nada en absoluto sobre la meditación; porque ¿en qué se relaciona la meditación con el robo? No hay ninguna relación. Así que sigue haciendo lo que sea que haces. Te daré una técnica; practícala.» El ladrón dijo: «Ahora parece que podemos seguir juntos. ¿Así que puedo seguir con mi profesión? ¿Cuál es la técnica? ¡Dímela inmediatamente!» Nagarjuna dijo: «Simplemente permanece consciente. Cuando vayas a robar algo, simplemente estate plenamente consciente y alerta. Cuando estés forzando la entrada en alguna casa, sé plenamente consciente. 
Cuando estés asaltando alguna tesorería, sé plenamente consciente. Cuando estés cogiendo algo de la tesorería, sé plenamente consciente. 
Hazlo conscientemente. Lo que hagas no me concierne. 
Y vuelve en quince días, pero no vuelvas si no lo has practicado. Practícalo durante quince días; sigue haciendo lo que sea que hagas, pero hazlo plenamente consciente.» El ladrón volvió a los tres días y dijo: «Quince días es demasiado tiempo, y tú eres un tipo muy astuto. Me has dado una técnica tal que si soy plenamente consciente, no puedo robar. He ido al palacio las tres últimas noches. He llegado a la tesorería, la he abierto, había cosas preciosas ante mí, pero entonces me hice plenamente consciente. Y en el momento en que me hice plenamente consciente, me volví como una estatua de Buda. 
No pude seguir adelante; mis manos no se movían, y toda la tesorería me pareció inútil. Así es que he estado volviendo allí una y otra vez. ¿Qué voy a hacer? Y tú dijiste que abandonar mi profesión no era una condición, pero tu método parece tener un proceso inherente.». Nagarjuna dijo: «No vuelvas a venir a mí. Ahora puedes elegir. Si quieres seguir robando, olvídate de la meditación. Si quieres la meditación, entonces olvídate de robar. Puedes elegir.» El ladrón dijo: «Me has puesto en un dilema. Estos tres días he sabido que estoy vivo. Y cuando volví sin coger nada del palacio, sentí por vez primera que era un soberano, no un ladrón. Estos tres días han sido tan dichosos que ya no puedo dejar la meditación. 
Me has engatusado; ahora iníciame y hazme tu discípulo. 
No hay necesidad de seguir probando; tres días son suficientes.» Cualquiera que sea el objeto, si eres consciente se vuelve meditación. Prueba la identificación conscientemente: se vuelve meditación. Inconscientemente, es un gran pecado. Todos vosotros estáis identificados con muchas cosas: «Esto es mío, eso es mío…» ¡Estáis identificados! «Éste es mi país, ésta es mi nación, ésta es mi bandera nacional…» Si alguien tira tu bandera nacional te pones furioso: ¿qué está haciendo? 
No tienes ninguna nación y todas las banderas nacionales son mitos. Está bien jugar con ellas como hacen los niños; son juguetes. Pero podéis asesinar y ser asesinados por ellas, y se crean y se destruyen países por insultar a una bandera nacional. Y es sólo un trozo de tela. ¿Qué está sucediendo? Estáis identificados con ella. Esa identificación es inconsciente. La inconsciencia es pecado. Suficiente por hoy. FIN.

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