miércoles, 22 de febrero de 2017

El Libro de los Secretos (Osho) CAPITULO IX SEGUNDO ESCRITO


Capítulo 9 (SEGUNDO ESCRITO)
Técnicas para Centrarte. (SEGUNDO ESCRITO)

Con el segundo sutra, el mecanismo es el mismo, la base científica es la misma, la estructura operativa es la misma: 
14 Pon tu conciencia en tu columna vertebral. 
Pon toda tu atención en el nervio, delicado como el estambre del loto, del centro de tu columna vertebral. Así, sé transformado. Para este sutra, para esta técnica de meditación, uno tiene que cerrar los ojos y visualizar su columna vertebral, su espinazo. 

Es bueno mirar en algún libro de fisiología la estructura del cuerpo, o ir a alguna facultad médica u hospital y mirar la estructura del cuerpo. Entonces cierra los ojos y visualiza tu columna vertebral. Deja que la columna esté recta, erguida. Visualízala, vela, y justo en medio de ella visualiza un nervio, delicado como el estambre del loto, que recorre el centro de tu columna vertebral. Así sé transformado. 
Si puedes, concéntrate en la columna vertebral, y luego en un hilo en el centro de ella; en un nervio muy delicado como un estambre de loto que lo atraviesa. Concéntrate en él, y esta concentración misma te arroja a tu centro. ¿Por qué? 
La columna vertebral es la base de toda tu estructura corporal.Todo está ligado a ella. 

En realidad, tu cerebro no es más que un polo de tu columna vertebral. Los fisiólogos dicen que no es más que un desarrollo de la columna vertebral; en realidad tu cerebro es un desarrollo de tu columna vertebral. 
Tu columna está conectada con todo tu cuerpo; todo está conectado con ella. Por eso se llama la columna, la base. 
En esta columna hay realmente algo como un hilo, pero los fisiólogos no dicen nada sobre ello porque no es material. 
En esta columna, justo en el centro, hay un cordón de plata: un nervio muy delicado. 
No es realmente un nervio en el sentido fisiológico. 
No puedes operar y encontrarlo; no lo encontrarás ahí. 
Pero en meditación profunda se ve. Está ahí; es inmaterial. 
Es energía, no materia. 
Y en realidad, ese cordón de energía en tu columna vertebral es tu vida. Mediante eso estás relacionado con la existencia invisible, y mediante eso estás relacionado también con lo visible. Eso es el puente entre lo invisible y lo visible. 
Mediante ese hilo estás relacionado con tu cuerpo, y mediante ese hilo estás relacionado también con tu alma. 
Primero, visualiza la columna. 
Al principio te sentirás muy raro, serás capaz de visualizarla, pero a modo de ilusión. Y si persistes en el empeño, dejará de ser sólo tu imaginación. Te volverás capaz de ver tu columna vertebral. Estuve trabajando con un buscador con esta técnica. 
Le di una ilustración de la estructura corporal para que se concentrara en ella, de manera que pudiera empezar a sentir cómo puede ser visualizada la columna vertebral por dentro. Luego comenzó. En una semana vino y dijo: «Esto es muy extraño. Intenté ver la ilustración que me diste, pero muchas veces esa imagen desaparecía y veía una columna diferente. 
No es exactamente como la imagen que me diste.» Así que le dije: «Ahora vas por buen camino. 
Olvídate por completo de esa imagen, y sigue viendo la columna que se ha vuelto visible para ti.» El hombre puede ver su propia estructura corporal desde dentro. No lo hemos intentado porque es muy, muy aterrador, tremendo; porque cuando ves tus huesos, tu sangre, tus venas, te asustas. 
Así que, en realidad, hemos bloqueado completamente la capacidad de nuestras mentes de ver por dentro. 
Vemos el cuerpo desde fuera, como si otra persona estuviera mirando el cuerpo. 
Es como si sales de esta habitación y la miras: entonces conoces las paredes externas. 
Entra y mira la casa: entonces puedes mirar las paredes internas. Ves tu cuerpo desde fuera como si fueras otra persona que ve tu cuerpo. No has visto tu cuerpo desde dentro. Eres capaz de ello, pero debido a este miedo se ha vuelto algo extraño. 
Los libros de yoga indios dicen muchas cosas sobre el cuerpo que la nueva investigación científica ha descubierto que son exactamente ciertas, y la ciencia es incapaz de explicar esto. ¿Cómo podían saberlo? La cirugía y el conocimiento del interior del cuerpo humano son avances muy recientes. 
¿Cómo podían saber de todos los nervios, de todos los centros, de todas las estructuras internas? Conocían incluso los últimos descubrimientos; han hablado acerca de ellos, han trabajado con ellos. 
El yoga siempre ha sido consciente de todas las cosas básicas, significativas del cuerpo. Pero no diseccionaban cuerpos, así que ¿cómo podían saber? En realidad, hay otra manera de mirar tu propio cuerpo: desde dentro. Si te puedes concentrar dentro, de pronto comienzas a ver el cuerpo, el revestimiento interno del cuerpo. 
Esto es bueno para los que tienen una tendencia profundamente corporal. 
Si sientes que eres materialista, si sientes que no eres más que el cuerpo, esta técnica será muy útil para ti. 
Si sientes que eres un cuerpo, si crees en Charvaka o en Marx, si crees que el hombre no es más que un cuerpo, esta técnica será muy útil para ti. 
Entonces ponte a ver la estructura ósea del hombre. 
En las antiguas escuelas de tantra y de yoga usaban muchos huesos. Incluso ahora, siempre se encontrará a un tántrico con algunos huesos, con la calavera de un hombre. 
En realidad, eso es para ayudar a la concentración desde dentro. Primero se concentra en esa calavera, luego cierra los ojos y trata de visualizar su propia calavera. 
Sigue intentando ver la calavera externa dentro, y poco a poco comienza a sentir su propia calavera. 
Su consciencia comienza a estar enfocada. 
Esa calavera externa, la concentración en ella y la visualización son sólo ayudas. Una vez que estás enfocado dentro, puedes ir de los dedos de tus pies a tu cabeza. Te puedes mover por dentro…, y es un gran universo. Tu pequeño cuerpo es un gran universo. Este sutra usa la columna vertebral porque dentro de la columna vertebral está el hilo de la vida. 
Por eso se insiste tanto en mantener la columna recta, porque si la columna no está recta no podrás ver el hilo interno. 
Es muy delicado, es muy sutil; es diminuto. 
Es un flujo de energía. 
De modo que sólo si la columna está recta, absolutamente recta, puedes tener vislumbres de ese hilo. 
Pero nuestras columnas vertebrales no están rectas. 
Los hindúes han tratado de poner recta la columna de toda persona desde la misma infancia. 
Sus maneras de sentarse, sus maneras de dormir, sus maneras de caminar se basaban todas ellas, básicamente, en mantener la columna recta. 
Si la columna vertebral no está recta, es muy difícil ver el núcleo interno. Es delicado; y, en realidad, no es material. 
Es inmaterial; es una fuerza. Cuando la columna vertebral está absolutamente recta, esa especie de hilo de fuerza se ve fácilmente. … Así, sé transformado. Una vez que puedas sentir, concentrarte y percibir este hilo, te llenarás de una nueva luz. 
La luz vendrá de tu columna vertebral. Se expandirá por todo tu cuerpo; puede que incluso vaya más allá de tu cuerpo. 
Cuando va más allá, se ven las auras. 
Toda persona tiene un aura, pero normalmente tu aura no es más que sombras sin luz; tan sólo sombras oscuras en torno a ti. 
Y esa aura refleja todos tus estados de ánimo. 
Cuando estás enfadado, tu aura parece que está llena de sangre; se llena de una expresión roja, enfurecida. 
Cuando estás triste, bajo de moral, deprimido, entonces tu aura está llena de hilos oscuros, como si estuvieras próximo a la muerte: todo muerto, pesado. 
Cuando percibes este hilo de la columna vertebral, tu aura se vuelve iluminada. De modo que un Buda, un Mahavira, un Krishna, un Cristo, no son representados con auras sólo como decoración; esas auras existen. 
Tu columna vertebral comienza a emitir luz. 
Por dentro, te iluminas -todo tu cuerpo se vuelve un cuerpo de luz-, entonces penetra en lo externo. 
Así que, en realidad, para un buda, para cualquiera que esté iluminado, no hay necesidad de preguntar a nadie lo que es. 
El aura lo muestra todo. Y cuando alguien se ilumina, el maestro lo sabe, porque el aura lo revela todo. 
Os contaré una historia… Eno, un maestro chino, estuvo trabajando bajo la tutela de su maestro. Cuando Eno acudió a su maestro, el maestro dijo: «¿Para qué has venido aquí? No hay necesidad de venir a mí.» El no podía entenderlo. Eno pensó que todavía no estaba listo para ser aceptado, pero el maestro estaba viendo otra cosa. Estaba viendo su aura en expansión. 
Estaba diciendo esto: «Incluso si no vienes a mí, la cosa está destinada a suceder tarde o temprano, en cualquier parte. 
Ya estás en ello, así que no hay necesidad de venir a mí.» Pero Eno dijo: «No me rechaces.» Así que el maestro lo aceptó y le dijo que fuera justo detrás del monasterio, a la cocina del monasterio. Era un gran monasterio de quinientos monjes. 
El maestro le dijo a Eno: «Simplemente ve detrás del monasterio y ayuda en la cocina, y no vuelvas a venir a mí. Cuando sea necesario, yo iré a ti.» A Eno no se le dio ninguna meditación, ninguna Escritura que leer, estudiar o sobre la que meditar. 
No se le enseñó nada, simplemente fue mandado a la cocina. Todo el monasterio trabajaba. Había pandits, eruditos, y había meditadores, y había yoguis, y el monasterio entero se quedó pasmado. Todo el mundo estaba trabajando y este Eno estaba simplemente limpiando arroz y haciendo el trabajo de la cocina. Pasaron doce años. Eno no volvió al maestro porque eso no estaba permitido. Esperó, esperó, esperó…, simplemente esperó. No era considerado más que un sirviente. Los eruditos venían, los meditadores venían, y nadie le prestaba siquiera ninguna atención. Y había grandes eruditos en el monasterio. 
Entonces el maestro anunció que su muerte estaba próxima, y ahora quería designar a alguien para que tomara su lugar, así que dijo: «Los que piensen que están iluminados deberán componer un pequeño poema de cuatro líneas. 
En esas cuatro líneas deberéis poner todo lo que habéis ganado.
Y si apruebo algunos poemas y veo que las líneas muestran que ha sucedido la iluminación, elegiré a alguien como mi sucesor.» Había un gran erudito en el monasterio, y nadie intentó hacer el poema porque todos sabían que iba a ganar él. 
Era un gran conocedor de las escrituras, así que redactó cuatro líneas. Esas cuatro líneas eran así…, su significado era éste: «La mente es como un espejo, y el polvo se acumula sobre él. Limpia el polvo, y estás iluminado.» 
Pero incluso este gran erudito tenía miedo, porque el maestro lo sabría. Él ya sabe quién está iluminado y quién no. Aunque todo lo que ha escrito es hermoso, es la esencia misma de todas las escrituras -la mente es como un espejo, y el polvo se acumula sobre él. Limpia el polvo, y estás iluminado-, éste era el fondo de todos los Vedas, pero sabía que eso era todo lo que era. 
Él no había sabido nada, así que tenía miedo. 
No fue directamente al maestro, pero por la noche fue a la cabaña, a la cabaña de su maestro, y escribió las cuatro líneas en la pared sin firmarlas, sin ninguna firma. De esta manera, si el maestro les daba el visto bueno y decía: «Muy bien, esto está en lo cierto», entonces él diría: «Las he escrito yo.» Si decía: «¡No! ¿Quién ha escrito estas líneas?», entonces permanecería en silencio, pensó. Pero el maestro las aprobó. 
Por la mañana, el maestro dijo: «¡Muy bien!» Se rió y dijo: «¡Muy bien! Quien haya escrito esto es un iluminado.» De modo que todo el monasterio empezó a hablar de ello. 
Todos sabían quién lo había escrito. Estaban debatiendo y valorando, y las líneas eran hermosas, realmente hermosas. Entonces algunos monjes fueron a la cocina. 
Estaban bebiendo té y charlando, y Eno les estaba sirviendo.
Oyó lo que había sucedido. En cuanto oyó esas cuatro líneas, se rió. Así que alguien preguntó: «¿Por qué te ríes, tonto? Tú no sabes nada; durante doce años has estado sirviendo en la cocina. ¿Por qué te ríes?» Nadie le había oído reírse antes. 
Lo consideraban un idiota que ni siquiera podía hablar. 
Así que dijo: «No sé escribir, y tampoco soy un iluminado, pero estas líneas están equivocadas. Así que si alguien viene conmigo, dictaré cuatro líneas. Si alguien viene conmigo, las puede escribir en la pared. Yo no sé escribir; no conozco la escritura.» 
De modo que alguien lo siguió, en plan de broma. 
Acudió un tropel de gente y Eno dijo: «Escribe: No hay mente y no hay espejo, así que ¿dónde se puede acumular el polvo? Quien sabe esto está iluminado.» Pero salió el maestro y le dijo: «Estás equivocado», a Eno. Eno le tocó los pies y volvió a su cocina. 
Por la noche, cuando todos dormían, el maestro vino a Eno y dijo: «Estás en lo cierto, pero no podía decirlo delante de esos idiotas; y eso es lo que son, idiotas instruidos. 
Si hubiera dicho que tú eres designado como mi sucesor, te habrían matado. ¡Así que escápate de aquí! Tú eres mi sucesor, pero no se lo digas a nadie. Y supe esto el día que llegaste. 
Tu aura estaba creciendo; ésa es la razón por la que no se te dio ninguna meditación. No era necesario. Ya estabas en meditación. Y estos doce años de silencio -sin hacer nada, ni siquiera meditación- han vaciado completamente tu mente, y el aura se ha vuelto completa. 
Te has vuelto una luna llena. ¡Pero escapa de aquí! Si no, te matarán. «Has estado aquí durante doce años, y la luz ha estado emanando constantemente de ti, pero nadie lo ha observado. 
Y han estado viniendo a la cocina, todos han venido a la cocina todos los días, tres o cuatro veces. 
Todos pasan por aquí; por eso te puse en la cocina. Pero ninguno ha reconocido tu aura. Así que escápate de aquí.» Cuando se toca, se ve, se percibe el hilo de la columna vertebral, comienza a crecer un aura a tu alrededor. … Así, sé transformado. 
Llénate de esa luz y sé transformado. 
Esto también es una manera de centrarse, centrarse en la columna vertebral. Si tienes tendencia al cuerpo, esta técnica te ayudará. Si no tiendes al cuerpo, es muy difícil, resultará muy difícil visualizar desde dentro. Entonces mirar tu cuerpo desde dentro será difícil. Este sutra será más útil para las mujeres que para los hombres. Ellas tienen más tendencia al cuerpo. 
Ellas viven más en el cuerpo; sienten más. 
Pueden visualizar más el cuerpo. 
Las mujeres tienen más tendencia al cuerpo que los hombres, pero a cualquiera que pueda sentir el cuerpo, que sienta el cuerpo, que pueda visualizar, que pueda cerrar los ojos y sentir su cuerpo desde dentro, esta técnica le resultará muy provechosa. Entonces visualiza tu columna vertebral, y en el medio un cordón de plata que la recorre. Primero puede que parezca imaginación, pero poco a poco notarás que esa imaginación ha desaparecido y que tu mente se ha enfocado en esa columna vertebral. 
Y entonces verás tu propia columna. 
En el momento en que veas el núcleo interno, sentirás una explosión de la luz dentro de ti. 
A veces esto puede suceder también sin ningún esfuerzo. 
Sucede a veces. De nuevo, a veces sucede en un profundo acto sexual. El tantra lo sabe: en un profundo acto de sexo toda tu energía se concentra cerca de la columna. 
En realidad, en un profundo acto sexual la columna empieza a emitir electricidad. 
Y a veces, incluso, si tocas la columna recibirás una descarga. 
Si el coito es muy profundo y muy amoroso y prolongado -en realidad, si los dos amantes están simplemente en un profundo abrazo, en silencio, inmóviles, llenándose el uno del otro, permaneciendo en un profundo abrazo- , sucede. 
Ha sucedido muchas veces que una habitación oscura se llena de pronto de luz, y ambos cuerpos quedan rodeados de un aura azul. Se han dado muchísimos casos semejantes. 
Incluso en algunas de tus experiencias puede que haya sucedido, pero puede que no te hayas dado cuenta de que en una habitación oscura, en profundo amor, de pronto sientes una luz en torno a vuestros dos cuerpos, y esa luz se expande y llena toda la habitación. 
Ha sucedido muchas veces que de pronto las cosas se caen de la mesa en la habitación sin ninguna causa visible. 
Y ahora los psicólogos dicen que en un acto profundo de sexo se emite electricidad. Esa electricidad puede tener muchos efectos e impactos. Puede que las cosas de pronto se caigan, se muevan o se rompan, e incluso se han tomado fotografías en las que se ve luz. Pero esa luz siempre está concentrada en torno a la columna vertebral. Así que, a veces, también en un acto profundo de sexo -y el tantra sabe esto muy bien y ha trabajado con ello- puede que tomes conciencia, si puedes mirar por dentro el hilo que recorre el centro de la columna vertebral. 
Y el tantra ha usado el acto sexual para esta realización, pero entonces el acto sexual tiene que ser totalmente diferente, su cualidad tiene que ser diferente. No es algo que tenga que ser zanjado; no es algo que se haga para desahogarse; entonces no es un acto corporal. Entonces es una profunda comunión espiritual. En realidad, a través de dos cuerpos es un encuentro profundo de dos interioridades, de dos subjetividades, que penetran la una en la otra. Así es que te sugeriré que pruebes esta técnica cuando estés en un profundo acto sexual: será más fácil. 
Olvídate del sexo. Cuando estés en un abrazo profundo, permanece dentro. Olvídate también de la otra persona; simplemente entra en ti y visualiza tu columna vertebral. 
Será más fácil, por que entonces está fluyendo más energía cerca de la columna vertebral, y el hilo es más visible porque estás en silencio, porque tu cuerpo está en reposo. 
El amor es la relajación más profunda, pero hemos convertido el amor en una gran tensión. Lo hemos convertido en ansiedad, en una carga. En la calidez del amor, lleno, relajado, cierra los ojos. Pero normalmente los hombres no cierran los ojos. Normalmente, las mujeres sí cierran los ojos. 
Por eso dije que las mujeres tienen más tendencia al cuerpo, y los hombres, no. En un abrazo profundo en el acto del sexo, las mujeres suelen cerrar los ojos. 
En realidad, no pueden amar con los ojos abiertos. 
Con los ojos cerrados, sienten más el cuerpo desde dentro. 
Cierra los ojos y siente tu cuerpo. Relájate. 
Concéntrate en la columna vertebral. 
Y este sutra dice muy sencillamente: Así, sé transformado. 
Y serás transformado con ello. Suficiente por hoy.

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